“Decir que vamos contra los irsaelíes es intentar desprestigiar la fórmula más eficaz contra la ocupación de Palestina”
Un centenar de consistorios -en su mayoría de Andalucía y Cataluña- se enfrentan a las demandas que están presentando desde hace un par de meses españoles de origen judío y la organización sionista ACOM por haberse sumado a la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel mientras persista su ocupación de Palestina y el régimen del apartheid. Mahmoud Nawajaa es el coordinador nacional del comité del BDS, actualmente la fórmula más exitosa de resistencia de los palestinos contra la ocupación, hasta el punto de que el Estado de Israel quiso dar una lección a este movimiento con la detención de su fundador, Omar Baghouti.
¿Por qué el BDS?
Hay una ocupación respaldada a su vez por más de 50 leyes que discriminan a los palestinos y por una política de fomento de colonialismo que ha llevado a un régimen de apartheid. Hay una complicidad global del resto de países y por eso hace falta este tipo de respuesta. Son tres exigencias las que planteamos: fin de la ocupación, fin del apartheid y fin de la discriminación. Se está intentando aislar a este régimen para que colapse, dado que la aprobación de sanciones que luego no se hacen efectivas no sirven para nada.
Sin embargo, la respuesta de Israel está siendo acusarles de ir contra su pueblo…
No atacamos a individuos, sino a instituciones. Lo que ocurre es que para el Gobierno de Israel somos una amenaza estratégica. Esto se debe a que el BDS tiene éxito. No es una cuestión ya de moral o imagen, sino que las empresas están perdiendo dinero con ello. Decir que vamos contra los israelíes es intentar desprestigiar la fórmula más eficaz contra la ocupación de Palestina. Ya nos estamos encontrando con que impiden la entrada en Palestina de personas que han apoyado nuestra campaña.
Ha habido polémica por los boicots a determinados artistas en los que sí van contra una persona en concreto…
No animamos a boicotear el espectáculo de todos los artistas israelíes. Lo hacemos si esa persona ha apoyado abiertamente el régimen de apartheid, por ejemplo, o si recibe para esa ocasión el patrocinio del Gobierno de Israel.
Tras 12 años de este movimiento, ¿qué éxitos destacaría?
En 2014, por ejemplo, nuestra presión sobre Soda Stream (compañía de refrescos de Israel) llevó a que tiendas de América y Europa retiraran el producto, igual que la empresa tuvo que trasladar su fábrica en Mishor Adumim, justo al lado de una colonia. En 2015, culminó la retirada de corporación francesa Veolia del Tren Ligero de Jerusalén, sistema construido para facilitar la expansión de las colonias en territorio ocupado. En 2016, Orange renunció a Israel. Pero además hay más de más de 2.000 académicos que han firmado el boicot en este ámbito.
¿Tienen intención de publicar algún tipo de lista que sirva para conocer cuáles son esas instituciones y empresas que serían cómplices del sufrimiento de Palestina?
No hacemos listas, sino que tenemos un método de selección y las campañas son por regiones y/o por áreas. No se puede pedir en Alemania, por las razones obvias de su historia reciente, lo mismo que en Reino Unido. Por eso es importante lo de las regiones. Por ejemplo, en España se puso el foco en la aprobación de las mociones en los consistorios, que es lo que ha llevado a las demandas. El el país donde más instituciones han apoyado la campaña.
Las demandas están basadas en que se está promoviendo una discriminación contra los israelíes y que se vulneran los principios de la contratación pública. Rocío Ruiz, concejal de Casares (Málaga), uno de los primeros municipios en adherirse a la campaña, le plantea las dificultades de estas administraciones locales para hacer frente a estas demandas por la falta de medios.
Somos conscientes de ello. De hecho, debemos intentar apostar en nuestra organización por contar con aparato jurídico fuerte que pueda servir para estas situaciones.
¿Qué otras dificultades legales están encontrando?
El Gobierno de Israel quiere impulsar un par de leyes que supondrían ilegalizar el derecho al boicot en general. Si eso sale adelante...
Su campaña más reciente es contra la compañía HP, ¿por qué?
Porque vende software para los checkpoints y lo desarrolla para el armamento de Israel. Juega, por tanto, un papel en la opresión contra los palestinos.
Cómo seleccionan sus objetivos?
Seleccionamos cada objetivo cuidadosamente, teniendo en cuenta nuestros principios y las posibilidades de éxito. Insisto: no es contra los israelíes, sino contra un régimen. Primero se tiene que encontrar la razón para decidir el boicot en cada caso. Lo importante es la justificación.
Hablan de pasividad de la Autoridad Nacional Palestina. ¿Qué piensa de la posibilidad de su implicación real en este movimiento?
Es una pérdida de tiempo intentar persuadir a nuestros gobiernos.
¿Tienen socios en Israel?
Sí, pero están siendo muy amenazados. De momento se trata de estrategias de resistencia contra este brutal régimen y luego tocará la cuestión política.
¿Puede el BDS perjudicar a los propios palestinos?
Sí que afecta a los palestinos porque, por ejemplo, no dejan que sus productos puedan entrar en Israel. Pero en realidad Israel ya ha destrozado la economía de Palestina, que vive de las donaciones internacionales. Nos venden nuestra propia agua cinco veces más cara que lo que paga un israelí por ella. Otras veces les afecta directamente como a los 500 palestinos que trabajaban en la fábrica de Soda Stream que fue cerrada, pero decidieron pagar ese precio por la libertad.
¿Pero existe economía en Palestina para hacer frente a este boicot a Israel?
Es muy difícil reconstruir nuestra economía bajo la ocupación. Las autoridades internacionales prefieren darles dinero a los palestinos en lugar de libertad y las locales en ocasiones se benefician de esta situación.