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De Cádiz al infierno: la ruta al Holocausto de los gaditanos presos en campos nazis

Imagen N.º 51. José Fernández Sánchez con el traje rayado y su número de prisionero.

Juan Miguel Baquero

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Hay una ruta de Cádiz al infierno. Y es, o fue, un camino que conduce a las tinieblas de la humanidad y recorren forzadas 87 personas que pasaron de la lucha antifascista a la persecución y el aniquilamiento. Una historia tirada al “cajón del olvido” que desvela el libro Gaditanos deportados a campos de concentración nazis (Editorial Tréveris, 2024) del historiador Ángel Medina Linares.

Es el pasaporte al Holocausto que la Alemania de Adolf Hitler reserva a cada Rotspanier o rojo español. Una travesía que, antes de pasar por el exilio en Francia de los derrotados, arranca en el “activismo político” de la II República Española y atraviesa el combate a los golpistas de Francisco Franco. Un viaje al terror con reserva especial en escenarios del genocidio como Mauthausen, Gusen o Dachau.

Solo 27 gaditanos sobreviven a la “maquinaria nazi de exterminio”. Apenas un tercio de los 87 embridados en “un traje de rayas” y, presos del nazismo, “rapados y etiquetados con un número”, en palabras del autor. Víctimas cuyo perfil es “una persona joven”, pescador o jornalero de profesión, defensores de “la democracia y la libertad” que huyen de Cádiz al poco del golpe de Estado en una tierra sin guerra que sufre una represión sistemática con miles de asesinados y al menos 151 fosas comunes, según las nuevas cifras del mapa de fosas de Andalucía.

“Me centré primero en qué les ocurrió en los campos nazis pero también en el recorrido que hacen hasta el infierno”, explica Ángel Medina a elDiario.es Andalucía. Un repaso, también biográfico, en casi 400 páginas de un libro que publica la Asociación de la Memoria Histórica de Setenil de las Bodegas con apoyo de la secretaría de Estado de Memoria Democrática del Gobierno de España.

“Estamos jodidos”

“Raya, estamos jodidos”. El deportado Eduardo Escot, natural de Olvera, suelta la frase al ingresar en un campo nazi. El destinatario es su compañero Cristóbal Raya Medina. Raya “colabora con las Brigadas Internacionales en España y moría en el matadero de Gusen”, recuerda Ángel Medina. Escot “sale pesando 35 kilos” de su internamiento.

Más de 1.500 andaluces fueron apresados y encerrados en el “infierno” de Mauthausen, Auschwitz, Dachau, Buchenwald… y sólo un tercio salió libre, vivo. “Intento reconstruir la biografía de los 87 de Cádiz a través de la documentación que hay en archivos nacionales e internacionales y también de entrevistas a descendientes de las víctimas, como nietos o incluso hijos”, explica el historiador.

Como el linense José Fernández, “que estuvo en las oficinas de Mauthausen y formó parte de la banda de música que aparece en muchas películas”, indica. “Hablé con su hijo, Jacques, que es francés”, y todavía conserva dibujos y fotografías realizadas por presos de los nazis. O Ignacio Bernal, de Cádiz, de CNT y FAI, “que muere oficialmente de tuberculosis”, eufemismo habitual para “electrocutados en las vallas, reventados por palizas de los carceleros, por los perros, en experimentos…”.

En la conversación aparecen claves como la Línea Maginot –muralla defensiva en la frontera de Francia con Alemania e Italia– o el asedio nazi a las tropas aliadas en las playas de Dunkerque. Paisajes de la II Guerra Mundial que trasiegan los republicanos. Caso del trato francés a los refugiados españoles en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer y las Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE) que el Gobierno galo crea el 12 de abril de 1939 o pasan “a formar parte del Ejército francés para combatir a los nazis”.

“La mayoría eran pescadores, campesinos… y pasan al grueso de los deportados”. Cuando caen en manos de Hitler, “la España franquista rechaza a los presos, que son rojos, y la maquinaria nazi los trata como apátridas, como Rotspanier, en la misma escala que los judíos, los homosexuales, minusválidos… y así forman parte de la maquinaria de exterminio”.

De La Línea a Mauthausen

Las víctimas proceden de “casi todos los pueblos de la provincia”. Cádiz lanza nueve expatriados, cinco parten de Jerez de la Frontera y otros tantos de San Roque… Con un caso curioso: 19 son de La Línea de la Concepción. “No encuentro una causa clara” para este origen repetido, confiesa Medina, “salvo que muchos salieran antes por el estrecho de Gibraltar o formaran parte de la Armada republicana”.

Por Mauthausen, conocido como el campo de los españoles, pasan 79 de los gaditanos desterrados. “Un número alto, el 90 por ciento”, confiesa, “y aparte muchos son trasladados a Gusen y seis terminan en Dachau o uno en Buchenwald, por ejemplo”, recita el historiador. “Muchos tienen relación con la resistencia francesa, están ocultos, acaban presos y 59, el 67 por ciento, son asesinados por los nazis”, según Medina Linares.

El periodo con más deportados gaditanos es 1941 con 50 personas. Un año antes llegan 29 y el ritmo decrece a uno más en el 42 y 43 o los seis últimos en 1944. “Estas personas salen en el año 36 de Cádiz, combaten a Franco, luego a Hitler… y llegan a los campos nazis arrastrando el desgaste de varios años de guerra, con lo que llevan puesto, medio consumidos, y los ponen a trabajar y muchos no sobreviven”, sintetiza el autor.

“Los que son más mayores mueren primero y muchos de los supervivientes arrastran problemas mentales, con pesadillas, traumas… lo cuentan los familiares, y que a pesar del horror siempre reivindican su condición de antifranquistas y que no dudaron en formar una nueva vida, muchos en Francia, pese al rechazo de España, de su país, por el que dieron todo”, enlaza Ángel Medina.

“La heroicidad de sus vidas”

“Vi que había una laguna o un vacío en lo que había pasado sobre los deportados de Cádiz y empecé a tirar de la manta”, sostiene Ángel Medina Linares. La investigación parte con un proyecto para Diputación de Cádiz que bucea en los Archivos Arolsen, una “enorme” base de datos situada en Alemania, o de trabajos como Deportados del periodista colaborador de elDiario.es Carlos Hernández.

Y de ahí, “una vez cotejada toda la documentación”, suma “87 deportados gaditanos en total”. Una lista cerrada “hasta el momento y me extrañaría que saliera alguno más porque en principio no hay prueba documental que sugiera lo contrario”, apunta. El estudio, además de los papeles y expedientes, “se nutre de relatos familiares y de las fotos, que sirven para ponerles cara” a aquellos gaditanos.

De ahí la “motivación principal” del libro: reivindicar “la heroicidad de las vidas de los deportados y la influencia de estas en el desarrollo de nuestra sociedad, bajo los valores de la lucha antifascista, la democracia y la libertad”. Porque Gaditanos deportados a campos de concentración nazis viene a “recuperar del cajón del olvido la historia de cada uno de los gaditanos, cuyas vidas y muertes formaron parte de los acontecimientos más importantes del siglo XX, tanto a nivel nacional como internacional”.

“Vivencias olvidadas y desconocidas por los pueblos y ciudades de la provincia de Cádiz que vieron nacer a nuestros protagonistas y que a partir de hoy contarán con una aproximación del pasado vivido por sus paisanos en los terribles campos de concentración nazis”, describe el historiador. Un reconocimiento al exilio y la deportación de republicanos españoles. A quienes pasan del “activismo político de las organizaciones obreras” a combatir en la guerra civil, sufren los centros de internamiento franceses, forma parte de La Resistencia y “encajaron otra derrota que provocó su captura por el ejército alemán y el paso por los stalags; fueron deportados y víctimas de los campos de exterminio”.

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