Aprender a emprender

Cualquier carrera en la actualidad tiene una tasa de desempleo elevada. Nada garantiza un empleo al término del ciclo universitario. Frente a este problema, el emprendimiento empieza a convertirse en una opción razonable (o incluso obligada) para muchos estudiantes. Pero el emprendimiento no es una tarea fácil. Incluso las grandes empresas fracasan con cierta frecuencia en sus proyectos. Casos como Kin (Microsoft), Google Wave (Google), New Coke (Coca-Cola), Pippin (consola de videojuegos de Apple), A2 (Audi), etc, ponen de manifiesto esta afirmación. Incluso en los casos donde se realizaron grandes inversiones para obtener productos y/o servicios innovadores.

El nuevo emprendedor suele contar con pocos recursos, así que la necesidad de aprovecharlos al máximo hace necesario que conozca bien las formas de poner en marcha nuevas empresas y que encuentre cierta motivación y seguridad durante el proceso. Sin embargo, uno de los grandes problemas de la universidad española es su falta de capacidad para sensibilizar a los estudiantes con respecto al emprendimiento. Aunque años atrás esta carencia era suplida en gran medida por la facilidad que tenían los estudiantes para enrolarse en empresas o acceder a diferentes tipos de oposiciones, esta situación ha cambiado dramáticamente en los últimos años. Por todo esto, el nuevo programa Emprendedor Universitario, que organizan dos ministerios y la Escuela de Organización Industrial, es una gran idea.

Mediante este programa, 2.000 alumnos de 47 universidades españolas conocerán la atractiva alternativa que puede suponer la creación de una empresa frente al empleo por cuenta ajena, donde pueden apostar por sus sueños y desarrollar su potencial creativo e innovador, a la vez que aprenden a utilizar las herramientas que permitan verificar la viabilidad de sus ideas de negocio. En Andalucía, este primer año el programa será impartido en las universidades de Almería, Córdoba, Granada, Huelva, Internacional de Andalucía, Jaén, Málaga, Pablo de Olavide y Sevilla.

Hay varias novedades en este Programa que creo que son realmente destacables. La primera es que se lleva la emprendiduría de forma explícita al ámbito universitario. Aunque la universidad debe ser uno de los caldos de cultivo habituales de emprendedores, el caso de la española no se ha caracterizado precisamente por esta circunstancia.

En segundo lugar, se expone un método y se imparten unos conocimientos básicos que van más allá del objetivo del propio emprendimiento en sí. Es decir, normalmente cualquier emprendedor tiene más o menos claro lo que quiere hacer. Pero es frecuente que no tenga ni idea del enredo burocrático que le espera (España es el país número 147 de 183 en dificultad burocrática para crear una empresa), o de las necesidades sobre gestión financiera, de operaciones, o de recursos humanos que necesitará para el desarrollo de su proyecto.

Y en tercer lugar, creo que es destacable la importancia que se le da a la gestión sobre la generación de ideas para emprendimiento. Muchas veces, una ligera modificación a una buena idea puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso en un proyecto. En un mundo tan competitivo, el nuevo emprendedor tiene que pensar y tiene que saber también cómo hacerlo.

Emprender siempre estará unido a fracasar. Las cifras hablan de un 15% de tasa de éxito para nuevos proyectos, pero cuanto más y mejor preparemos a nuestros emprendedores, mejor sabremos amortiguar los golpes y generar proyectos de éxito, que al final implican empleo, progreso y sostenibilidad para una sociedad que sólo tiene la opción de renovarse.