GIVIT, la cooperativa que está cambiando las reglas del reparto digital

Hace unas fechas, el Pabellón de las Tres Culturas fue escenario de la “IV Edición de los Premios Andalucía Economía Social”, una cita que reconoce a los proyectos de la Economía Social comprometidos con la sostenibilidad y la justicia social en nuestra comunidad. GIVIT fue una de las galardonadas, una cooperativa granadina que está revolucionando el sector de las plataformas digitales de reparto. Su modelo rompe con las reglas del juego impuestas por gigantes como Glovo, Uber Eats o Deliveroo, repartiendo el valor generado por la tecnología de una forma distinta. La diferencia con respecto a las plataformas capitalistas de reparto son dos, la primera de ellas es cómo tratan a los trabajadores, y la segunda es el reparto del valor de los datos.

Empezaré contando quiénes son y qué hacen. GIVIT nació en 2019, en Granada, en uno de los momentos más difíciles para la economía: la pandemia. Lo que comenzó como una idea para ofrecer servicios de mensajería y reparto se ha convertido en la mayor cooperativa de su sector en Europa, con más de 800 socios. En 2024, la empresa alcanzó una facturación superior a 9 millones de euros, con más de 200.000 repartos mensuales y presencia en 15 provincias y más de 100 localidades. Entre sus clientes figuran grandes marcas como Burger King y Popeyes, lo que demuestra que la competitividad no está reñida con la ética empresarial.

Las plataformas digitales de reparto han estado en el centro del debate laboral en los últimos años. Antes de la entrada en vigor de la Ley Rider en 2021, la mayoría de repartidores eran considerados autónomos, lo que implicaba ausencia de un salario fijo, de vacaciones pagadas o cotización a la Seguridad Social. Además, ellos debían asumir los costes como combustible, mantenimiento y seguros, lo que generaba ingresos variables y jornadas de más de 10 horas para alcanzar el salario mínimo. La Ley Rider modificó estas condiciones, y ante esa situación Deliveroo abandonó España, Just Eat adoptó el modelo asalariado, Glovo resistió acumulando multas millonarias antes de empezar a contratar en 2024, y Uber Eats sigue utilizando autónomos parcialmente.

Givit, en cambio, desde su nacimiento, y sin necesidad de una ley, ofrece un marco legal seguro y digno para sus trabajadores. Todas las personas socias están dadas de alta en el régimen general de la Seguridad Social, con planes de carrera, formación continua y posibilidad de promoción interna, desde el primer día. El motivo es que esta empresa no se crea para que la persona que pone el capital gane dinero por encima de todo, sino que trae de “serie”, y como misión, generar empleo de calidad, de forma que el dinero es el medio y no el fin. Todo ello se traduce en una apuesta por la profesionalización, la sostenibilidad medioambiental y las condiciones laborales justas, demostrando que es posible competir sin precarizar.

Quien tiene muchos datos, tiene “petróleo”, y las grandes plataformas capitalistas, ya sea de música como Spotify, de relaciones como Facebook, de compras como Amazon, o de mensajería, monetizan estos datos, convirtiéndose en muchos casos en su principal fuente de ingresos

La segunda gran diferencia es la gestión de los datos obtenidos de las personas trabajadoras y clientes, por medio de la plataforma. Los datos son considerados el “petróleo” del siglo XXI. Cada vez que hacemos click en alguna página de internet, en un “me gusta” o “no me gusta”, damos una opinión… generamos unos datos que son la materia prima para crear una información con diversos usos. Entre ellos está la publicidad dirigida o segmentada, según nuestros patrones revelados, o nuestros datos demográficos como edad, ubicación o lo que nos interesa. También se puede utilizar para el establecimiento de precios o investigación de tendencias. Por tanto, quien tiene muchos datos, tiene “petróleo”, y las grandes plataformas capitalistas, ya sea de música como Spotify, de relaciones como Facebook, de compras como Amazon, o de mensajería, monetizan estos datos, convirtiéndose en muchos casos en su principal fuente de ingresos.

Pues bien, Givit no vende los datos, ni de sus clientes ni de sus trabajadores, y los utiliza dentro de la empresa para que los trabajadores tengan una información transparente que les sirva para mejorar su desempeño, y por supuesto no emplea tecnologías invasivas como el rastreo emocional. ¿Es rentable un modelo así? La respuesta es sí. A pesar de competir en desventaja frente a gigantes tecnológicos —por no vender datos y ofrecer mejores condiciones laborales—, GIVIT ha demostrado que otro modelo es posible: rentable, sostenible y justo. Su crecimiento y su capacidad para atraer grandes clientes son prueba de ello.

El caso de GIVIT plantea una reflexión importante: ¿es hora de impulsar más cooperativas en el sector digital? Este modelo no solo genera empleo de calidad, sino que también protege derechos fundamentales en un contexto donde la explotación laboral y la invasión de la privacidad se han normalizado. El fomento de cooperativas como GIVIT no es solo una cuestión ética, sino también una inversión rentable para la sociedad. Estas empresas demuestran que la tecnología puede estar al servicio de las personas y no al revés.

GIVIT no compite únicamente por ofrecer un servicio de reparto eficiente; compite por cambiar las reglas del juego. Su apuesta por la economía social, la transparencia y la dignidad laboral la convierte en un referente en un sector dominado por plataformas que priorizan el beneficio sobre todo lo demás. En un mundo donde los datos son el nuevo petróleo y la precariedad laboral parece inevitable, GIVIT demuestra que hay alternativas. Y quizá, el futuro del reparto digital pase por seguir su ejemplo.