Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
¿Qué quiere España ser de mayor?
El paro bajó en octubre por primera vez en medio siglo, desde 1975, y el número de afiliados a la Seguridad Social está en máximos históricos. El gobierno de PSOE y UP parece ir a aprobar los presupuestos y que, al fin, derogará la reforma laboral con la que el PP facilitó los despidos y precarizó los empleos. Están por llover los fondos europeos de recuperación Next Generation. Y, a pesar de ello y aunque la Audiencia Nacional declara probado, ¡por tercera vez! que el PP ha estado funcionando con dinero negro, flota en el ambiente la idea de que, en las próximas generales, la izquierda se estrellará y gobernará quien sobreviva en el combate Casado-Ayuso.
Para esas generales quedan dos años. Las encuestas de hoy se las lleva el primer viento, cierto. Pero en septiembre como muy tarde y quizá antes habrá autonómicas en Andalucía y ya se sabe que serán un paseo triunfal para el PP+Vox por el hundimiento de Cs y porque el PSOE y las 1001 izquierdas desunidas no se dan la menor prisa por ofrecer una alternativa convincente. De hecho, corre el secreto a voces de que el aspirante socialista a presidir la Junta, Juan Espadas, da por bueno quedarse cuatro años en la oposición a la espera de que luego, sin más, le llegue su turno. Como si tener a Macarena Olona, de Vox, de vicepresidenta de una Andalucía con más habitantes que 13 países de la UE fuera insignificante.
En medio del ruido político, en el fragor de la bochornosa propuesta de los magistrados Arnaldo y Espejel para el Constitucional frente a la injusta retirada del acta de diputado a Alberto Rodríguez, a la vez que se afrontan retos presentes clave como la urgente reducción de las listas de espera médicas, o la bajada de la luz, en algún momento el país deberá alzar la vista al contexto donde estamos y decidir qué somos y qué queremos ser en el futuro inmediato. Porque no hacerlo nos lleva a la imagen del pollo a la carrera, sin cabeza.
A ver, mientras el presidente francés Emmanuel Macron condecora a la canciller en retirada Angela Merkel con la Gran Cruz de la Legión de Honor y la agasaja en una cena de parejas en castillo medieval entre viñedos de Borgoña porque se trata de reforzar la alianza fraco-alemana, España (las instituciones y nosotros, los ciudadanos) vivimos de espaldas a nuestra realidad: que somos mediterráneos.
Un enclave geoestratégico brutal, de hecho. Por una casualidad que jamás desaprovecharían una Alemania que desde la caída del muro de Berlín en 1989 es ariete de su área de influencia, la Europa del Este, y una Francia que, estando donde está, tiene una red de conexiones con África que incluso pasa de la sana cooperación a la intolerable injerencia política, empresarial y cultural.
El choque Argelia-Marruecos nos afecta
Nosotros, en cambio, a fuerza de menospreciar a los vecinos más cercanos (algo que, en nuestro cateto ombliguismo nos lleva a ignorar incluso al siamés Portugal), hacemos como que lo que pase al otro lado del Estrecho de Gibraltar nos da igual. Tan es lo mismo si Marruecos y Argelia chocan por el Sáhara Occidental que nos cierran la tubería de gas Magreb-Europa y nos dejan tiritando, ¿verdad? Ahora venga viajes relámpago a Argel de la vicepresidenta de Transición ecológica Teresa Ribera y del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, venga movilizar flota para traer el 7% del gas ¡por barco, con la dificultad y coste!
Todo esto sin que las escaramuzas en la frontera entre Argelia, Sáhara Occidental, Marruecos y Mauritania que ya esta semana han costado la vida de tres civiles, camioneros argelinos, hayan llegado todavía a conflicto bélico abierto. ¿Queremos seguir engañándonos con que lo que pase en la ribera sur mediterránea no es para nosotros esencial y prioritario? Pues ojo que mientras las sociedades civiles marroquí y argelina demandan bienestar y democracia, sus estados están volcados en apuntarse el uno al otro como enemigo externo para no afrontar reformas de verdad. Eso se sabe cómo empieza, pero tiene un final incierto… y rara vez bueno.
Mediterráneo, foco del cambio climático
Estos días de Conferencia de la ONU sobre el cambio climático en Glasgow hay que quitarse la venda y afrontar que los pueblos de la cuenca mediterránea somos la zona cero del cataclismo medioambiental que ya está en marcha. Estudios de Naciones Unidas revelan que en los países mediterráneos, que habitamos quinientos millones de personas, hasta un 15% de las muertes están ligadas a factores ambientales como la contaminación o las olas de calor. Nuestro mar, el Mare Nostrum, se recalienta un 20% más que la media del planeta. A final de siglo su nivel habrá subido un metro y hasta cinco grados (el agua alcanza ya casas en zonas como la Manga del Mar Menor). Sufrimos fenómenos atmosféricos más y más extremos (danas, temporales, sequías), las tierras se desertizan, falta agua para el cultivo. Se apunta una caída del 5 al 20% del PIB.
¿No pensaremos que en el Mediterráneo sur donde ya falta el empleo, dinero y alimentos para subsistir, donde merma la pesca (tan esquilmada por los europeos) la tragedia climática no impulsará más a migrar?
Necesidad de democracia y bienestar
Por este camino seguiremos leyendo horrores como la muerte en una patera de cuatro bebés, un hombre y mujeres indeterminadas este 24 de octubre en su ruta a Canarias, después de que ocho niños murieran en otra patera este agosto a 500 km del Hierro. Cadena infinita de espantos, en la que el relato de los pequeños supervivientes huérfanos es un aldabonazo para no acostumbrarnos.
La precariedad y el desempleo con que el sistema económico hegemónico ahoga pero bien a la clase trabajadora del sur de Europa, se ceba hasta el sadismo con los hermanos y hermanas africanos. Sin democracia, libertad y bienestar para ellos, los nuestras serán enclenques, de baja intensidad, cartón piedra.
Ojalá el ilusionante encuentro de Yolanda Díaz, Mónica Oltra, Ada Colau y Mónica García que se prepara para el próximo sábado 13 en esa Valencia tan mediterránea tenga luces largas. Pinta bien ya el contar en la cita con la política ceutí Fatima Hamed Hossain, líder del partido Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía y valiente resistente frente a Vox. Ahora bien, seguro que me faltan datos porque no entiendo por qué en la lista falta Ione Belarra.
7