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Andalucía, puntos calientes (I)
Cuando observamos de cerca el estado actual de Andalucía resaltan un buen número de cuestiones inquietantes, en tanto que comprometen gravemente nuestro futuro, cuya gestión se hallan en gran medida en manos de la Comunidad Autónoma y sobre las que llama la atención la falta de atención efectiva (acciones directas, iniciativas experimentales…) que esos asuntos reciben. Como si no nos jugáramos nada en ello, como si los retos que expresan puedan resolverse por el mero paso del tiempo, o como si nuestras instituciones autonómicas fueran ajenas a esas cuestiones, en un marco donde otras regiones tratan, con más o menos fortuna, de actuar de manera destacada.
Desde el pequeño laboratorio de nuestra Asociación Nuevo Diagnóstico de Andalucía, destacamos hoy nueve puntos calientes de nuestra región, asuntos que se merecen una atención pública más activa y efectiva. En sucesivos artículos entraremos en el detalle de cada uno, una lista que iremos ampliando a futuro.
La educación
El más relevante de todos ellos, por sus efectos actuales y futuros se refiere al ámbito educativo. Andalucía está en el pelotón de cola de España en prácticamente todos los indicadores con que se miden los resultados del sistema educativo (de todos los ciclos que lo componen), a pesar de que se le destinan notables recursos públicos y privados. Abundan los diagnósticos sobre su estado, abundan los tratamientos propuestos, y hay muchas reformas pospuestas, pero seguimos a la cola de España y de Europa.
Probablemente los retos son muy complejos: la cualificación y selección del profesorado, la organización de las propias actividades educativas, los rasgos de las instalaciones, la financiación de sus actividades… Pero en algún momento deberán ser atendidos, con algo más que con dinero y con el apoyo desinhibido a la enseñanza concertada, que, con su carácter por lo general religioso, interpreta al límite nuestra Constitución sobre el papel del Estado en lo referente a la cooperación con la Iglesia Católica y al derecho a la educación, abriendo frentes conflictivos para un futuro, además de contribuir a la segregación social de los alumnos.
La vivienda de alquiler
Acceder a la vivienda mediante alquiler, la vía normal para los jóvenes, y una opción razonable para la salud de las economías familiares en tiempos inestables, se ha convertido para la mayoría de los andaluces en algo inalcanzable. El mercado de la vivienda de alquiler sigue derivando hacia la marginalidad, con la excepción del segmento orientado a uso turístico, que ya se extiende por zonas urbanas hasta ahora inimaginables para tal uso Sus consecuencias a corto plazo para los jóvenes es obvia: dependencia del hogar familiar, dificultades para su movilidad laboral, limitación de su autonomía económica… una palanca más para alentarles a salir de la región…
Medidas efectivas de control de los alquileres, clarificación del entorno fiscal en el que se mueven esas rentas, fomento efectivo de un parque de vivienda pública en alquiler…como se prueban en otras CCAA, están por llegar.
El turismo
El turismo sostiene en buena medida la economía andaluza, si bien buena parte de su empleo es de baja calidad (eventualidad, salarios bajos…), de que las zonas especializadas en turismo son las de menor renta, y de tratarse de un ámbito un tanto refractario a su transparencia fiscal.
La oleada de protestas que están apareciendo en distintos lugares de España y Europa para modificar la presión del turismo halla ciertas respuestas públicas (tasas, moratorias…), que aquí no están arbitrándose. Y la presión crece
Pero además su actividad –temida en el pasado por su impacto sobre el medio ambiente- lleva ya años mostrando otros rasgos preocupantes: la masificación del uso turístico de los centros de buena parte de las ciudades andaluzas, la destrucción del tejido comercial urbano tradicional, la “banalización” de parte de los espacios urbanos empleados por esa actividad, el trastorno de la vida ordinaria de los residentes (y trabajadores), la asunción por los vecinos de costes de servicios destinados en buena medida a personas ajenas a las ciudades, la elevación del coste de la vivienda…Las ciudades, a medida que se “turistizan”, dejan de ser de sus vecinos, aunque ellos sean los que las paguen.
La oleada de protestas que están apareciendo en distintos lugares de España y Europa para modificar la presión del turismo halla ciertas respuestas públicas (tasas, moratorias…), que aquí no están arbitrándose. Y la presión crece.
El narcotráfico
Buena parte de Andalucía (Costa del Sol, Campo de Gibraltar, desembocadura del Guadalquivir) es campo donde el narcotráfico, asociado a veces con el tráfico de personas, es parte del paisaje cotidiano, proporciona el sustento económico y tiene un papel destacado en la imagen externa de la región. Ese narcotráfico no es solo un asunto de “logística delictiva”, ni nace como consecuencia de la baja calidad de la actividad económica ordinaria de algunas comarcas y barrios. Es un asunto que se sustenta en la posición de frontera de Andalucía, pero también en un activo mercado interior de consumo, no sólo en los jóvenes, del que no nos gusta hablar en público, y que erosiona severamente a no pocas economías domésticas, junto a la salud y a las expectativas personales de muchos andaluces.
Fortalecer y acertar en la lucha contra los grandes operadores y circuitos es uno de los ejes al que la Comunidad autónoma no puede ser ajena. Actuar procurando corregir (asistencia social, formación, programas para la empleabilidad en determinados espacios…) cuanto favorece el consumo de las drogas es un frente que se pasa a menudo por alto, negando la evidencia de esa realidad.
El cambio climático
El cambio climático no hace falta esperar a verlo en los telediarios. Está ya aquí, con incidencia creciente: en nuestras casas, ciudades y espacios; en nuestras cuentas corrientes; en nuestra salud, en nuestra actividad económica (véase el campo sin ir más lejos) y en el valor de nuestras propiedades, por cortas que sean. Basta el ejemplo de las 80.000 personas de los Pedroches que han estado sin agua potable algo más de un año.
Atender el cambio climático del lado de la reducción de nuestras emisiones, como viene ya haciéndose, es estupendo y tranquiliza nuestras conciencias. Pero atenderlo mediante el despliegue de medidas de adaptación se hace inevitable, si bien no nos gusta hablar de ellas, y apenas se ven más que a título testimonial. Y la peor de las opciones en materia de políticas adaptativas es “no-hacer”, máxime cuando, llegados los episodios de crisis, los agentes públicos suelen sentir un prurito por “actuar”, que, como ya vienen advirtiendo las autoridades “fiscales” de otras zonas, suele traducirse en “malas medidas”, costosas, inadecuadas, incluso perniciosas.
Algo habrá que ir haciendo, y en ese capítulo no basta consolarse con multiplicar textos en el BOJA o hacer greenwashing institucional a base de malabarismos sobre el gasto público. Probablemente llevar a la práctica todo o parte de lo que ya se ha escrito al respecto sería buena idea. Y, dentro de esa práctica, convendría afrontar de manera decidida y clara cuanto en particular tiene que ver con la gestión del agua, un recurso, actualmente sobreexplotado, y cuya disponibilidad efectiva será cada vez más escasa e incierta.
¿En cuántos barrios y pequeñas poblaciones van quedando aparcadas cada vez más personas mayores que viven solas? Los cuidados, sobre los que tanto se ha escrito también, van extendiéndose a cuentagotas, dejando fuera a amplios colectivos de bajas rentas o de necesidades específicas
Las protestas de los agricultores
Los agricultores andaluces, como los de toda España y Europa han expresado reiteradamente, en los últimos meses, con mayor o menor fundamento, la situación en la que se desenvuelve su actividad. La Junta de Andalucía no se ha considerado interpelada por los manifestantes a pesar de tener amplias competencias sobre la agricultura y la ganadería.
La nueva expansión de la minería
La Junta de Andalucía promueve un nuevo auge de la actividad minera en la Faja Pirítica y en el Marquesado granadino. Tratándose de una actividad necesaria, en la que tenemos ventajas competitivas, es sin embargo muy contaminante y con importantes y prolongados impactos ambientales. El apoyo a las propuestas concretas de intervención se hace aceptando acríticamente los planteamientos ambientales de las empresas mineras, sin incorporar salvaguardias avaladas por los desastres de etapas anteriores y solicitadas por sectores científicos y ambientalistas.
La salud
No es tampoco nuestro mejor escaparate. Mucho se ha escrito sobre las carencias de este tema: listas de espera, falta de personal, ausencia de atención a campos básicos como la salud mental… ¿Para cuándo actuaciones efectivas?
Los cuidados
Andalucía va envejeciendo y el entorno de las personas va diluyéndose y haciéndose cada día más solitario. ¿En cuántos barrios y pequeñas poblaciones van quedando aparcadas cada vez más personas mayores que viven solas? Los cuidados, sobre los que tanto se ha escrito también, van extendiéndose a cuentagotas, dejando fuera a amplios colectivos de bajas rentas o de necesidades específicas, ¿dónde están las residencias para personas con Alzheimer por ejemplo?, y prestándose en modalidades que con frecuencia erosionan la dignidad y la salud mental de quienes los reciben. ¿Para cuándo actuaciones efectivas?
Sobre este blog
En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.
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