Cerca de 800 científicos lanzan un SOS: el Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada, sin convenio desde hace un año
El futuro del Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada (OBSNEV) corre peligro. Así lo denuncian cientos de investigadores y científicos vinculados a esta institución, creada hace 20 años para estudiar los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas, en un espacio tan singular como lo es la montaña granadina. Desde noviembre de 2024 no existe un convenio que regule su funcionamiento, dejando en el aire su continuidad y provocando preocupación en toda la comunidad científica.
Mientras la Junta de Andalucía asegura que trabaja en la creación de un nuevo marco de colaboración con la Universidad de Granada (UGR), la otra institución que compone el OBSNEV, los investigadores no ocultan su inquietud. Hace más de un año que el convenio expiró y, según ellos, esta parálisis institucional coloca al observatorio en una “situación crítica”, pese a que la Consejería de Sostenibilidad lo ha señalado públicamente como ejemplo de buena práctica y referente científico internacional.
Casi 800 científicos y académicos, liderados por Regino Zamora, coordinador del OBSNEV y catedrático de Ecología de la UGR, han firmado una carta de apoyo en la que alertan de que la falta de respaldo institucional y económico amenaza una infraestructura científica que no solo genera conocimiento, sino que conecta ciencia, gestión y ciudadanía. En ese sentido, el observatorio ha desarrollado herramientas de gestión adaptativa, sistemas de información ambiental como Biblionevada, Climanevada, Histonevada o MonitorEO, y ha promovido precisamente la participación de la ciudadanía en la conservación de ríos y lagunas de Sierra Nevada.
Un proyecto referente
El OBSNEV es también un referente internacional. Tanto que fue vital para el Diploma Europeo de Áreas Protegidas otorgado al Parque Nacional de Sierra Nevada. Según la Consejería de Sostenibilidad, la existencia del observatorio fue clave para alcanzar el galardón. Además, gracias a proyectos como Smart EcoMountains, PRESINMED, Life Adaptamed o EVEREST, ha desarrollado seguimientos a largo plazo sobre nieve, productividad de la vegetación, polvo sahariano y clima, generando información que permite anticipar impactos ambientales y diseñar respuestas adaptativas.
La importancia de estos seguimientos ecológicos a largo plazo es esencial: permiten distinguir tendencias reales de fluctuaciones temporales, evaluar eventos extremos como olas de calor, sequías o turismo masivo y ofrecer datos fiables para la toma de decisiones. Los investigadores recuerdan que la continuidad institucional y científica es imprescindible para que estos datos sigan siendo útiles, así como la colaboración entre científicos, técnicos y gestores. Sin ello, advierten, se corre el riesgo de perder décadas de conocimiento acumulado y de interrumpir la infraestructura de investigación más sólida de Andalucía sobre cambio climático en montañas mediterráneas.
Pese a ello, es paradójica también la situación actual del observatorio porque la propia Junta de Andalucía estaba siendo una de sus principales impulsoras. Sin ir más lejos, además del reconocimiento por el Diploma Europeo de Áreas Protegidas, la Consejería de Sostenibilidad pretendía llevar la experiencia y conocimientos del proyecto al recién creado Parque Nacional de la Sierra de las Nieves en Málaga. Además, desde que el Ejecutivo de Juan Manuel Moreno gestiona Andalucía, la inversión total en Sierra Nevada ha crecido año tras año. Sin embargo, en junio de este mismo año se le comunicó a los responsables del observatorio que el convenio que había regido hasta noviembre de 2024 no iba a poder continuar de la misma manera.
Sin acuerdo entre las partes
No obstante, desde la Universidad de Granada explican que se mantienen a la espera de los pasos que dé la Junta para la renovación del acuerdo que permite su funcionamiento. La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente, por su parte, afirma que está trabajando en la adaptación del convenio para adecuarlo a las nuevas necesidades del Parque Nacional y a los marcos financieros actuales. Según explican, el personal de campo (técnicos de AMAYA y agentes de medio ambiente) sigue colaborando con la UGR y no hay intención de que deje de hacerlo. Además, se están implementando otros mecanismos de financiación, como una orden de ayudas de I+D+i por 2,4 millones de euros, publicada en consultas públicas el 5 de noviembre, destinada a proyectos desarrollados por el observatorio.
Pese a la buena voluntad que dicen mostrar las instituciones, Regino Zamora alerta de que la situación sigue bloqueada. Según él, tanto la Consejería como el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), que ha emergido como mediador para asegurar la continuidad del proyecto, reconocen la importancia del OBSNEV y su carácter de referente internacional, pero ninguna de las dos instituciones ha encontrado una solución concreta para garantizar su continuidad. “Estamos pendientes de una conversación entre MITECO y la Consejera para ver si son capaces de desbloquear el tema. Ambos dicen que están muy preocupados, y a la vez, no son capaces de encontrar una solución”, explica Zamora.
El propio MITECO ha confirmado a elDiario.es Andalucía que está estudiando fórmulas para intervenir y evitar que el OBSNEV desaparezca ante “el abandono de la Junta”. Según el Ejecutivo nacional, el proceso está en marcha. No en vano, como deslizan los científicos firmantes de la carta: no se trata solo de preocupación académica, sino de un riesgo tangible de pérdida de una infraestructura científica clave para la gestión ambiental en España.
Los investigadores insisten en que la continuidad del OBSNEV requiere voluntad política real y financiación estable a largo plazo, tal y como señalan los principios fundamentales de los programas de seguimiento ecológico. Entre ellos destacan: definir objetivos claros, mantener protocolos comparables en el tiempo, asegurar la calidad y continuidad de los datos, adaptarse a nuevas preguntas y eventos extremos, garantizar la participación de científicos y ciudadanía, y mantener la financiación como base indispensable.
Si el OBSNEV desaparece, advierten los científicos, se perdería un instrumento clave para la gestión de los ecosistemas de montaña frente al cambio global, justo cuando la necesidad de información científica sólida y aplicada es más urgente que nunca. La ciencia que protege Sierra Nevada, dicen, no puede depender únicamente de la voluntad política del momento, sino de compromisos claros que aseguren su supervivencia en el futuro.
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