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La falta de camas libres de salud mental para jóvenes en Andalucía obliga a ingresar a una adolescente en Ciudad Real

Imagen cedida por Unicef

Javier Ramajo

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Es el primer verano 'normal' tras el mazazo de la Covid-19, pero para muchos adolescentes y jóvenes ya nada será igual. Numerosos informes han detallado que el estado actual de la sociedad está dejando por el camino muchos problemas de salud mental entre las personas que deben conformar el futuro. Save the Children, Unicef o las fundaciones FAD Juventud y Mutua Madrileña han alertado de que la pandemia, entre otras cuestiones, ha hecho mella en las mentes de los menores de edad. Las organizaciones vienen reclamando a todos los responsables políticos una mayor atención a la salud mental de la infancia y adolescencia, especialmente tras las crisis que se vienen concatenando. Muchos de esos menores se han dado cuenta a tiempo de sus males y han buscado ayuda gracias a familiares o amigos. Una de ellas, una chica de 13 años de Córdoba, ha tenido que buscar el cuidado lejos de su tierra, de Andalucía, y lleva unos días ingresada en la Unidad de Hospitalización de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital General Universitario de Ciudad Real. En su comunidad autónoma no había una cama para ella.

No hay camas suficientes en Andalucía para un problema que crece sin remedio. Lo sabe bien la madre de la joven, que ha vivido junto a ella el difícil tránsito por la sanidad pública para quienes confiaban en que el dinero de los impuestos de todos sirviera para tratar a su hija como era debido, con un ingreso hospitalario por indicación clínica, como decidieron los psiquiatras que la trataban. Bien hubiera querido que uno de los anuncios del reelegido presidente en su investidura llegara a tiempo para su familia y su ingreso voluntario. Ese “aumento de plazas para adolescentes con trastornos mentales graves que precisan ingresos y tratamientos de mayor duración” prometido por Juan Manuel Moreno tratará de paliar la realidad en la comunidad autónoma: una veintena de plazas en solamente dos unidades de hospitalización específicas para niños y adolescentes, en Jaén y en Almería. En Granada, Málaga y Sevilla se están “adaptando” espacios, dicen fuentes de la Consejería de Salud y Familias. “En total, se contará con 33 camas”, añaden sin especificar cuándo estarán operativas.

La madre, R.B., relata a elDiario.es Andalucía el periplo al que se ha visto sometida esta familia y que tuvo su primer desahogo en una carta al director del Diario Córdoba. “Desde hace algo más de un año todos los días oigo la frase 'no quiero vivir'”, aseguraba acerca de las “ideas suicidas y continuas amputaciones y autolesiones” de su hija. A finales de mayo, a las puertas de las elecciones autonómicas, denunciaba así que no hay una unidad de hospitalización específica para niños y adolescentes en Córdoba, y pedía que la clase política tomara cartas en el asunto al ser una cuestión extensible a cualquier familia, de su ciudad o de otras capitales, que requiera de esa atención completa para un menor de edad.

Atención ambulatoria

La mujer explica a este periódico que, al principio, mucho antes de alzar la voz públicamente en su escrito 'El dolor de una madre', había acudido a un psicólogo privado, a 70 euros por cada una de las consultas que, además, iban en aumento tras los intentos autolíticos (“hasta tres veces al día”) de su hija. Persianas bajadas y llaves de casa echadas para evitar saltos o huidas era el panorama diario mientras destinaban “un dineral” a buscar una solución y acudían frecuentemente a las urgencias del Hospital Reina Sofía, el gran centro sanitario público de Córdoba, donde no hay una unidad de hospitalización específica para niños y adolescentes. UCI o pediatría, según la gravedad, eran sus destinos tras esos episodios. Desde el centro sanitario les informaron de que había una unidad en régimen de hospitalización completa, pero estaba en Jaén. “Me lo dijeron el 30 de marzo, no se me olvidará esa fecha, porque se nos abría una esperanza”, recuerda.

Mientras tanto, con ideación y tentativa suicida, bajo vigilancia continua, la adolescente estaba recibiendo asistencia ambulatoria en la Unidad de Salud Mental Infanto Juvenil del Hospital Los Morales, ubicado en la Sierra de Córdoba, que desarrolla programas especializados para la atención en ese sentido a población infantil y adolescente. También les ayudaron a través de Nayfa, un programa de la Junta para adolescentes en situaciones de dificultad. Sin grandes cambios, llegó el punto en que la niña fue ingresada el 10 de mayo en la Unidad de Psiquiatría para adultos del Reina Sofía. Algo parecido ocurrió en Torremolinos en esos mismos días. “Fue terrible. Salió peor de lo que estaba. Había gente gritando. Ese día no se me olvida. Ahora está mejor, parece ser, con niños que les pasa lo que a ella. Pero hay problemas que desbordan a las familias. y nosotros lo hemos pasado muy mal”, indica la madre.

“Nos decían en Los Molares que el traslado a Jaén estaba próximo, pero nunca llegaba y era desesperante”, recuerda R.B.. Los días y las semanas fueron pasando hasta esa denuncia pública, justo dos meses después, el 29 de mayo. Siendo conscientes de la “verdadera situación de riesgo”, fueron en busca de contactos viendo que era “imposible” el ingreso hospitalario en algunas de las 15 camas de Jaén. No sin pocas vueltas y llamadas, el asunto llegó a oídos de la Consejería de Salud, que derivó el caso al adjunto a la Coordinación del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, Luis Pizarro, quien favoreció que, finalmente, se le diera a la chica una plaza en Ciudad Real. “Era algo perentorio. Los casos de jóvenes se han disparatado en los últimos tiempos. La ley obliga a un aumento en Andalucía de plazas de hospitalización, como requería esta chica”, comenta Pizarro a este periódico, quien detalla que la plaza para la joven fue facilitada finalmente por la responsable del servicio de Salud Mental del Hospital Reina Sofía, Carmen Prada.

Según datos aportados por la Consejería de Salud y Familias a consultas de este periódico, Andalucía cuenta con 26 Unidades de Gestión Clínica de Salud Mental, con diferentes dispositivos de atención. En total 156 centros en lo que prestan atención sanitaria en torno a 2.800 profesionales. La puerta de entrada a la salud mental en Andalucía se hace a través de las denominadas Unidades de Salud Mental Comunitaria (USMC). Actualmente, existen 78 dispositivos de este tipo repartidos por la geografía andaluza, a los cuales los usuarios suelen llegar derivados desde Atención Primaria.

Para casos de una atención más especializada a menores, se derivan una de las 14 Unidades de Salud Mental Infanto Juvenil que hay en Andalucía En casos más graves, en los que se requieran hospitalización, explican desde la Consejería, los niños y adolescentes son derivados a Unidades de Hospitalización, bien con unidades específicas para menores, bien en espacios diferenciados y adaptados para menores de 14 a 18 años en las Unidades de Hospitalización generales o bien en camas reservadas en Unidades de Pediatría.

Intensidad terapéutica

La hija de R.B. está “mejorcita”, pero está fuera de Andalucía. Más de dos horas de coche separan su ciudad de la unidad donde está ingresada su hija, con quien habla todos los días en la hora que le dan para ello, cada tarde, que compagina con alguna que otra visita terapéutica. “Nuestro sistema adolece de algo, no sé. Si una adolescente como ella no puede ser tratada o recibir una terapia como la que está recibiendo, es que algo falla. Los propios psiquiatras lo dicen”, comenta esta madre, a quien, entre comillas, le da igual que a su hija la hayan tenido que trasladar pero que no entiende que eso pase a estas alturas en una comunidad autónoma como Andalucía. “Quizá el régimen ambulatorio soluciones algunos casos pero aquí no se cortaba el ciclo de autolesiones. Eso es como una droga, necesitas hacerte daño para calmarte”, explica R.B. “Ahora, le han quitado todos los estímulos, el móvil, etc. y me dice que se está abriendo y contando más cosas”.

Javier Romero, psiquiatra director de la Unidad de Gestión Clínica del Hospital Universitario Virgen de la Victoria y codirector del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA), considera que las camas que se habilitan para estos casos suponen “un elemento más” de los equipos de intervención en crisis y “una herramienta” del abordaje terapéutico a desarrollar en ese tipo de casos de tendencias suicidas entre menores de edad que, también reconoce, ha sufrido un “preocupante” aumento.

Para el experto, que argumenta que “hasta hora no se requerían tanto ese tipo de ingresos”, el objetivo es “tener recursos más accesibles y de intervención terapéutica”, con más camas, sí, pero “acompañadas de un hospital de día” y otros recursos, incide a este periódico el codirector del plan andaluz, que profundiza en la idea de “aumentar la intensidad de los recursos terapéuticos para evitar los ingresos”. A su juicio, se trata de una cuestión “muy reciente” el hecho de que “familias que puedan estar desbordadas por la situación busquen camas”. Según indica, está “previsto” abrir unidades de hospitalización en los grandes hospitales de Málaga (Hospital Regional Universitario) y Sevilla (Hospital Universitario Virgen del Rocío).

Algunos datos

La segunda edición del Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia elaborado por Unicef, fruto de la investigación realizada por un equipo de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla entre septiembre de 2020 y abril de 2021, recogió las opiniones de 8.648 niños, niñas y adolescentes de 109 centros educativos de toda España. El número de niños y niñas que manifestaron sentirse solos ha aumentado en 8 puntos porcentuales (se sitúa en el 39,4%, frente al 31% de la anterior edición) y los que sienten bastante, mucha o muchísima, tristeza se han incrementado en 10 puntos (del 50,8% en 2019 al 61% en 2021).

Un total de 4.682 escolares andaluces entre 11 y 18 años participaron. Preguntados por cuánto de satisfechos están con su vida, los niños y adolescentes andaluces muestran un nivel medio-alto de satisfacción con un 7 sobre 10. Sin embargo, hasta un 21,1% declara sentirse triste siempre o casi siempre o sentirse solo (14,7%). “El agravamiento del bienestar emocional de nuestro niños y niñas pone de manifiesto la urgencia de una estrategia de salud mental infantil y adolescente que atienda de manera específica sus necesidades”, reclama Unicef Comité Andalucía.

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