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Ana Crespo, catedrática en Geotécnica: “Se puede predecir dónde va a ocurrir un terremoto, pero no cuándo; eso es ciencia ficción”

Ana Crespo, investigadora de la UGR y miembro de la expedición granadina en misión científica a bordo del Hespérides

Javier Ramajo

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Ana Crespo nació en Suiza, desarrolló su tesis en Sevilla y desde principios de los 90 trabaja en la Universidad de Granada. Catedrática de Geodinámica, asegura haber vivido los terremotos de los últimos días “como una científica, con calma y tranquilidad”. Crespo trabaja en la tectónica de placas, en la formación de grandes cadenas de montaña. Los seísmos, asegura, son una parte de la construcción de los relieve de la tierra. Tanto el del sábado como el de la pasada noche han llenado de intranquilidad a la población de Granada y su área metropolitana. Acerca de si en próximas fechas es previsible que se produzcan más movimientos u otro de mayor calado, la experta asegura que no tiene bola de cristal pero que, mirando el visualizador de terremotos del Instituto Geográfico Nacional, “probablemente no” porque “creo que ya hemos pasaso el pico”.

¿Cuál ha sido la causa última de los terremotos registrados en Granada?

El movimiento de África con Europa. Se trata de un movimiento que es muy lento, de apenas cinco milímetros por año pero donde las masas son tan grandes que se acumula una energía absolutamente enorme. Esa energía se acumula donde justamente está el límite de placas, en la Cordillera Bético-Rifeña, y los terremotos de estos días se han generado por esa colisión de placas.

¿Qué es lo que ocurre en Granada de particular para que se haya notado tanto ese choque de placas?

Hay una serie de fallas activas, dentro de esa mayor deformación a nivel de placas, en la zona de la Vega de Granada. Tienen una longitud relativamente pequeña, del orden de 20 ó 25 kilómetros, y eso es una “ventaja” porque, como son pequeñas, no se va a generar un terremoto mucho más grande que el que hemos tenido el sábado pasado, al menos con el conocimiento que tenemos ahora mismo. El problema es que han sido terremotos muy superficiales y se sienten mucho las ondas.

¿Ha habido precedentes similares en cuanto a magnitud?

Por ejemplo, hace cuatro o cinco años hubo un terremoto de magnitud 6,2 pero como tuvo lugar a una profundidad demás de 600 kilómetros, en el sur de Granada, pues yo creo que nadie lo sintió aunque sí lo recogieron todos los sismógrafos. En la zona de Granada hay fallas todavía activas, como bien se ha visto.

¿Por qué se han sentido tanto en una zonas y no tanto en otras?

Hay una diferencia fundamental entre un terremoto que se siente cuando vives en un lugar construido sobre una roca, o si está construido sobre una zona que tiene sedimentos no consolidados, que es el caso de la Vega de Granada. La Vega realmente todavía no es una roca, sino más bien sedimentos sin consolidar. El problema que tenemos cuando es así es que hay una amplificación de la onda sísmica en esos terrenos no consolidados. Con lo cual, un terremoto con la misma magnitud va a tener mucho más efecto en la Vega que, por ejemplo, en el Albaicín o la Alhambra. No hay que olvidar que la Alhambra ha sufrido muchos terremotos y todavía está ahí.

Estos terremotos han sido muy, muy superficiales. Igual que el de Lorca, que tampoco tuvo una magnitud muy alta, pero con profundidades del orden de cinco kilómetros y con ondas muy largas. El primero, el del sábado, fue de casi 23 segundos, que es una eternidad. Realmente da susto y es muy difícil pensar racionalmente en ese momento, porque sientes que toda la casa cruje.

¿Qué le parece la reacción de muchos ciudadanos de salir a la calle cuando sintieron los movimientos?

Es obvio que todo el mundo ha pasado miedo, pero lo que no hay que hacer es salir a la calle durante el terremoto. Por ejemplo, en el último terremoto que ha habido víctimas, el de Lorca, todos los muertos o heridos que hubo fue por cascotes que se cayeron de las cornisas justo en el momento en que salió la gente a la calle. Lo que hay que hacer es meterse debajo de la mesa o debajo de una cama, o pegarse a una pared. Lo que mata no es el terremoto, lo que matan son los edificios que se caen sobre la gente. Hay toda una serie de cosas que hay que hacer antes, durante y después, pero, sobre todo, durante un terremoto hay que tener muy claro que hay que protegerse la cabeza.

¿No hay que preocuparse entonces de que se produzca un gran seísmo en esta zona?

A día de hoy, con el conocimiento que tenemos, no. Pero claro, hay que pensar que sólo llevamos 50 años midiendo terremotos a nivel mundial y nuestro conocimiento es limitado. Se puede predecir dónde va a ocurrir un terremoto, pero no cuándo; eso es ciencia ficción. A día de hoy sólo hay dos sitios donde se está trabajando para medir directamente los parámetros de las fallas que generan un terremoto, uno en San Francisco (EEUU) y otro en Japón, justamente en un proyecto en el que estuve participando para intentar hacer no solamente predicción de dónde sino de cuándo no. Pero eso en un futuro, puede que dentro de un par de décadas o más.

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