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El debate limpio todavía queda demasiado lejos

Imagen del pleno extraordinario de este miércoles / Parlamento de Andalucía.

Olga Granado

Susana Díaz había vinculado su comparecencia este miércoles en el Parlamento de Andalucía con el objetivo de “acercar a los ciudadanos a la política, cuyo desprestigio mina a las instituciones”. De hecho, el portavoz de IU en la cámara, José Antonio Castro, ha coincidido a la hora de alabar este “ejercicio de democracia” que la presidenta tiene previsto repetir cada seis meses, pese a que ha echado en falta que vayan propuestas de resolución en el orden del día. Sin embargo, si el debate ha comenzado con una intervención mesurada de Susana Díaz, ha ido derivando en los habituales golpes bajos entre el Gobierno de Andalucía y la oposición, para acabar con un cara a cara -quizá el último- de la presidenta con un cada vez más desganado Juan Ignacio Zoido, pero no tan “nervioso” y “airado” como querían hacer ver los socialistas.

“Venía convencida de que íbamos a salir del pim pam pum de los políticos”, ha dicho Susana Díaz, decepcionada con la primera intervención del líder de la oposición, que minutos antes la había acusado de “no haber hecho nada en estos casi cinco meses” y de seguir “alineada en la misma senda de la corrupción” que sus antecesores en el cargo, citando expresamente a José Antonio Griñán y Manuel Chaves. E incluso recordándole que el PSOE “es el único partido que ha sido condenado por financiación ilegal”, para anticiparse a cualquier posible referencia al caso Bárcenas.

Con su petición de un debate serio y centrado en los intereses de los ciudadanos, en lugar de en el “y tu más”, Susana Díaz parecía haber olvidado que la veda la había abierto antes el portavoz del grupo del PSOE-A, Mario Jiménez. Este ha empleado prácticamente todo el turno de palabra que correspondía a la formación para atacar al presidente del PP-A. “El juez de la lengua larga y la toga corta”, “está en su debate de desinvestidura”, “en estado de descomposición”... ha enumerado en una retahíla de descalificaciones. Con dureza ha criticado que siga siendo la voz del PP-A en el Parlamento de Andalucía “sin querer”. De hecho, ha pedido a los populares que “por la caridad cristiana que siempre predican, le dejen ya irse en paz y ocuparse de lo que le gusta: el corpus”, en referencia a la falta de un candidato en la formación para las próximas elecciones autonómicas.

No se ha detenido ahí, sino que ha insistido en que el portavoz de los populares ha acudido para “cortarse la coleta”. Eso, ha continuado, si la corrupción lo permite, haciendo alusión a que la sucesión es “una operación sucesoria contaminada”, por los casos abiertos en los tribunales en torno a familiares de la ministra Fátima Báñez y el propio José Luis Sanz, dos de los que han sonado para el relevo.

De hecho, las claves del debate han sido las habituales: el PSOE-A e IU atacando con los recortes del Gobierno de España y la falta de candidato en la oposición, y el PP-A contraatacando con la corrupción y el hecho de que los socialistas no ganaron las elecciones. En este sentido, Juan Ignacio Zoido, que ha acusado a Susana Díaz de auspiciar este pleno para “lucirse”, le ha reprochado que “los andaluces no la van a ver como presidenta mientras no vivan mejor gracias a su gestión” o, parafraseando “a Felipe González, hasta que gane unas elecciones”, dos cosas que tiene “poca confianza” que logre. “Si fuera coherente e hiciera lo que dice, vendría dispuesta a reconocer errores y a cambiar todo aquello que no funciona. Pero entonces, no sería usted”, ha zanjado.

La presidenta ha recogido el guante, reconociendo que le gustaría ganar unas elecciones, pero cuando toque, porque no va a adelantarlas. “Para su tranquilidad no voy a hacerlo todavía. Estarían ustedes todavía mirando el turrón”, le ha dicho al presidente del PP-A, en referencia a la interinidad de liderazgo en la que vive anclado esta formación y la famosa frase de Mariano Rajoy diciendo que tras las fiestas navideñas -y la ingestión del popular dulce- estaría elegido el candidato.

Y pese a que comenzó muy serena, los argumentos de la oposición han terminado por elevar su tono, a lo que ha respondido con contundencia a un PP-A que “miente”. Entre otras cosas, no ha querido tolerar que los populares le reclamaran la “misma contundencia” que la UE en el caso de UGT-A, en relación a que la Comisión Europea ha suspendido las ayudas al sindicato mientras se investiga una posible irregularidad. La presidenta le ha preguntado al jefe de la oposición si realmente ve “lícito” y “razonable” que a ella se le ocurriera en el Parlamento de Andalucía decir que se “revisaran todas las ayudas que está recibiendo el PP porque su financiación está siendo investigada en estos momentos”. Como le ha tocado cerrar la sesión, su palabra ha sido la última frente a los aspavientos de las filas de la oposición.

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