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Buñuel y el laberinto de la animación española

Buñuel en el laberinto de las tortugas

Alejandro Ávila

Berlín (Alemania) —

Lucy es una hipotética señora de Wisconsin (Estados Unidos) que no conoce al maestro del cine español Luis Buñuel. Lucy siempre estaba en mente para el equipo capitaneado por Salvador Simó, cada vez que daba cualquier paso en Buñuel en el laberinto de las tortugas. Y quizás ella haya sido una de las claves del éxito de esta historia de amistad que acaba de ganar el premio a mejor película de animación europea.

Simó nos atiende horas antes de la gala de los premios EFA del cine europeo. Reconoce que, tras un año de promoción y trabajando desde agosto en su segunda película, está agotado, pero que “uno no puede estar cansado de esto, porque es un subidón increíble. Es un reconocimiento al trabajo de un equipo que se ha dejado la piel”. En ese momento, sábado por la mañana, el cineasta no sabía aún que su Buñuel en el laberinto de las tortugas triunfaría como mejor película de animación.

Su película narra uno de los momentos cruciales en la vida y la carrera del director de cine aragonés: el rodaje de Las Hurdes, tierra sin pan, en uno de los lugares más miserables de España en los años 30. Fermín Solís se había encargado de llevar la historia a las páginas de una novela gráfica, con unos trazos marcados por una plasticidad que dotan a Buñuel y sus compañeros de aventura de una enorme expresividad.

“Como cineasta, él se hizo de verdad Las Hurdes. En México pasó unos años trabajando de encargo, hasta dominar la técnica de manera brutal. De manera que llega a Los olvidados y explota, tiene todas las herramientas. Sin embargo, algo ocurrió en Las Hurdes que cambio su manera de hacer cine. No hay apenas documentación de lo que ocurrió allí, así que hablamos con su hijo y con Ian Gibson, para deconstruir ese rodaje y explicar esa transformación de Buñuel a través de esa relación de amistad con Ramón Acín”, desentraña el director de cine.

Ramón Acín, la bondad que no vemos

Para trabajar en el protagonista y el guion, el equipo de Simó estudió la juventud de Buñuel, la parte menos documentada de la biografía del artista. “Introdujimos el personaje de Ramón Acín y esa amistad fue creciendo por sí sola. Cuando me enteré de que le prometió que si le tocaba la lotería, le financiaba la película, me pregunté si la gente cumpliría su palabra”.

Para Simó, “Acín representa esa bondad que a veces no vemos. Quería incluir esa positividad y no quería contar una película que terminara mal. Por eso, el final de la película es Buñuel editando la película en la cocina de su casa y no cuento que a Acín lo fusilaron”.

Para trasladar el cómic a la gran pantalla, Simó ha contado con un ilustrador de la talla del sevillano José Luis Ágreda, director artístico de la película. “Es un director de arte espectacular. Necesitaba a alguien capaz de usar el arte para explicar la historia, el contraste entre los personajes estilizados y la dureza de Las Hurdes”.

Ágreda se iniciaba por primera vez en el cine, un terreno en el que Simó cuenta con una larga carrera en diferentes departamentos de animación y efectos visuales de producciones de Disney, como El libro de la selva. “Le expliqué que dibujar animación no es lo mismo que para cómic. Estuvimos trabajando, hasta que él empezó a hacerse con el personaje y nos terminamos apartando bastante del cómic. Las líneas no son limpias, sino rotas, porque la historia es dura y necesita contraste. El script de color estaba estudiadísimo: el color rosa es de Ramón y el amarillo, de Luis”.

Animación con material cinematográfico

La película combina la animación con material cinematográfico rodado por el propio Buñuel. “Fue una decisión muy temprana. Cada vez que miramos a través de la cámara, vemos lo que ellos filmaron”.

Es el segundo año consecutivo que una película española gana el premio a mejor película de animación europea. El año anterior, durante la gala celebrada en Sevilla, el galardón fue para Un día más con vida, Un día más con vidasobre la vida de Ryszard Kapuscinski, dirigida por Raúl de la Fuente y Damian Nenow. ¿Casualidad? “La animación está empezando a brotar de una manera salvaje en España. Es difícil competir con Francia, Irlanda, Holanda, porque tenemos que canalizar mejor los recursos a nivel gubernamental”.

Simó se encuentra trabajando en estos momentos en Dragonkeeper, una producción familiar china sobre la relación de una niña de la dinastía Hang y su relación con dragones chinos. “No es del estilo de Buñuel, es una película familiar que terminaremos en 2021. Estoy preparando otra película en dos dimensiones del estilo de Buñuel y el laberinto de las tortugas”, avanza.

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