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Mercedes Alaya, en la portada del Vanity Fair

La jueza entrando en los juzgados de Sevilla

Eldiario Andalucía

La jueza Mercedes Alaya, que instruye la macrocausa de los ERE irregulares de Andalucía, se ha convertido en la protagonista de la portada de la revista Vanity Fair. En un reportaje en el que no hay palabras directas de la jueza pero sí una evidente sesión fotográfica, se describe a Alaya como una “chica inteligente, de buena familia, hija perfecta a la que nadie regaló nada, y que no acepta que la subestimen”. De la jueza “decidida, vigorosa e independiente” a la Mercedes Alaya “pasiva, casi infantil, que necesita que le den seguridad y refugio”.

Sin declaraciones de la jueza, el texto incluye una descripción física y muy cercana de la jueza: “De cerca, Mercedes Alaya tiene el cutis transparente, casi irreal. Huele a flores. Con los desconocidos adopta una postura hierática, rígida. Las manos le traicionan; las aprieta. Sólo escucha a su marido con la sonrisa a punto de soltarse, temblándole en los labios”.

No habla Mercedes Alaya pero sí “sus amigos más íntimos” porque a ella, explica la autora del artículo, “le gustaría narrar su historia, como dice su entorno, todas las invenciones que se han escrito sobre ella. Pero cree que no debe”. Y sus amigos íntimos hablan de una persona “tímida”, “insobornable”, que “nunca tuvo afán de ser popular”, que “nunca le ha gustado el protagonismo”. La alumna “con la mejor memoria que he tenido en mi vida”, asegura su preparador, Antonio Ocaña.

El reportaje habla de la teoría de Alaya en su instrucción: “Casi 800 millones de euros que tenían que destinarse a empresas con problemas laborales pudieron malversarse” (aunque de momento, la instrucción cifre en unos 150 millones los defraudados). “La tesis de la jueza es que el fondo se creó exclusivamente para delinquir”.

En el texto también se menciona a los “enemigos” de Alaya. “Los dos fiscales del caso no se entienden con ella”, “un grupo de abogados del caso está en pie de guerra”. “Ella no investiga, sentencia”, explica a la autora del artículo uno de los letrados. Y ofrece las declaraciones del defensor de los hijos de Ruiz Mateos, Juan pedro Cosano: “La juez está sobredimensionando el caso. (…) Es despectiva y prepotente”. “Tiene un sentido de la instrucción preconstitucional e inquisitorial”, comenta otro de los letrados en el reportaje.

“Sus íntimos – como se mencionan en el texto de Vanity Fair- contraatacan: Mercedes ha votado a todo. (…) Pero ya no vota ¿No parece una muestra de su independencia que haya imputado a amigos y conocidos suyos y de su marido?”.

Con todo esto, “quien la conoce bien” asegura “que ha pensado varias veces en tirar la toalla. Quizás lo haga cuando termine este proceso”. Porque, y esta es la única frase de la jueza, “que tenga que aguantar yo esto por 3.500 dichosos euros...”.

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