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El final de la pesadilla de buscar un piso para refugiados en Jerez

Ahmed y Husam posan delante del restaurante Al Batool de Jerez.

Francisco J. Jiménez

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Una familia palestina ha encontrado en Jerez la paz que faltaba en su Jericó natal, pero han pasado un auténtico calvario porque nadie les alquilaba una casa. Han sido más de dos meses de búsqueda infructuosa, lo que les llevó a pensar que “no nos quieren alquilar la casa porque somos árabes”. Pero la pesadilla ha finalizado al fin gracias a la mediación de la ONG CEAin.

CEAin lleva 25 años trabajando por la inserción social del colectivo migrante y la convivencia ciudadana intercultural y ha logrado lo que parecía imposible. Husam, uno de los miembros de la familia, decía con dolor que “no nos alquilan ninguna casa por racismo”. Y eso que tenía claro que “la gente de Jerez es muy amable y estamos muy a gusto, pero algo pasa con nosotros”.

Ha sido un éxito el programa de apoyo al acceso a la vivienda e intervención social integral de CEAin, que ha permitido que esta familia encuentre una vivienda en el centro del Jerez para seguir adelante con su trabajo. En el mes de septiembre abrieron el restaurante Al Batool en la calle Ancha, en pleno centro de Jerez. Atrás quedaron tiempos de sufrimiento, como relata Husam: “En mi país nos dedicábamos con mi padre y mi hermano al turismo como guías y teníamos también allí tres restaurantes, pero lo perdimos todo con la guerra. Nos quedamos sin nada y tuvimos que marcharnos”.

Llevan en España algo más de un año y un mes. Tras una breve estancia en Madrid, se marcharon directamente para Jerez. Anteriormente habían ido de Jericó a Jordania, luego a Grecia y finalmente llegaron a Madrid, donde fueron atendidos por la ONG Accem y luego por Tharsis Betel en Jerez. 

De la desesperación al alivio

“Nuestro problema es que estábamos buscando una vivienda de alquiler desde hace más de dos meses y no la encontrábamos. Habíamos visto unos once pisos, pero los propietarios al final nos cerraban la puerta y nos decían que ya estaba ocupado, algo que era mentira porque los anuncios seguían en internet”, explica Ahmed, el padre de Husam.

Todo cambió cuando apareció CEAin y como explica Mamen Ramírez, la técnico que lleva el programa de vivienda, “en una entrevista vimos las circunstancias de la familia y sus necesidades. Encontramos un piso que les iba bien por la ubicación y el precio que querían. Nos pusimos en contacto con el propietario, hicimos la mediación, y consiguieron alquilar la vivienda. En este caso no, pero tristemente nos encontramos con muchos prejuicios cuando se trata de inmigrantes. Incluso nosotros mismos hemos estado buscando un piso para nuestra entidad y nos ha costado trabajo”.

Durante unos meses estuvieron viviendo en una casa, pero cuando se acabó el contrato ya todo fueron problemas para una familia compuesta por cinco personas. “De los cinco, cuatro tiene contrato de trabajo con sus nóminas. Pagamos nuestros impuestos y todo, pero no recibimos ninguna ayuda. No teníamos casa y estábamos viviendo con un amigo”, explica Husam.

Ya, por fin, han encontrado esa vivienda que tanto han buscado y Husam dice estar “muy feliz y mucho más tranquilo. Estamos cerca de nuestro trabajo y damos las gracias a CEAin y a todas las personas que ayudan a los inmigrantes”.

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