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Patente de Corso es “la historia del ciudadano honrado harto de estar harto”

Patente de Corso

José A. Cano

Granada —

Patente de Corso es la historia de dos personajes, Mariano y Luciano. Mariano es “el típico español harto de estar harto, que siempre cumple la ley y paga sus impuestos… y decide que ya basta”. No se trata tanto “que quiera dejar de ser bueno como que quiere dejar de ser una víctima”. Por eso, recurre a Luciano, un canalla de manual con ‘patente de corso’ para serlo: “y entre ambos se crea una relación como la del señor Miyagi y Karate Kid, en la que el viejo maestro enseña, más que artes marciales, los valores de la vida a su discípulo”. Y es “la tragedia que ocurre cada vez que se pierde a un hombre bueno, pero nada es lo que parece y siempre queda lugar para la esperanza”.

Las palabras son las de los creadores e intérpretes de Mariano y Luciano, Alberto López y Alfonso Sánchez, conocidos por sus personajes de ‘los compadres’, pero que en estos días recorren España con la adaptación teatral de 20 años de columnas de Arturo Pérez-Reverte, que han convertido en el manual de cómo ser “un auténtico hijoputa” en la España actual.

El proceso de adaptación lo describe López como “peliagudo”. Desde 1993, Arturo Pérez-Reverte ha publicado unos 1250 artículos, y contando. “Nosotros nos hemos leído, Alfonso, Ana Graciani y yo, unos 900 ó 950, de los que hicimos una selección de 20, y luego de esos 20 elegimos 14. No se trataba de los mejores, sino de los que tenían más posibilidades de ser dramatizados como un conjunto. Ana escribió el guión, del que ha habido unas cinco versiones, la última de las cuáles se le envió a Arturo, al que le encantó”.

Artículos de los 90 que siguen vigentes

La obra arranca con la ‘Carta del padre parado’ que escribiese Pérez-Reverte en 1998. “La mayoría de los artículos seleccionados son los 90”, comenta Alberto López, “pero no ha sido a propósito, es que sorprendentemente siguen de actualidad”. Alfonso Sánchez entiende que si muchos artículos de la primera época –Reverte empezó su columna en 1993– son tan ácidos es “porque en aquél momento no había referentes periodísticos tan comprometidos como quiso ser Arturo. Creo que se debe a que acababa de volver de Bosnia y se encontró una España en unas circunstancias muy determinadas, parecidas a las actuales, y decide tomar el compromiso de denunciarlo”.

Así, Mariano y Luciano son dos personajes “testigo de nuestro tiempo”, ya que las palabras que utilizan “son las de Arturo, siempre”. La estructura, apunta López, “es de musical: en lugar de canción-diálogo-canción, es artículo-diálogo-artículo”. Y Mariano es ese hombre honrado que “cada que pone la tele quiere tirarse por la ventana. Así que decide que si no puedes con el enemigo, únete a él”. “No todo es tan negativo”, apunta Sánchez, “porque si no tuviésemos un poco de esperanza, ni siquiera haríamos teatro ni nada de nada”.

Contar una tragedia en forma de comedia

Para López y Sánchez “ha sido una experiencia diferente en nuestro trabajo juntos, en el que hemos descubierto cosas nuevas como actores. Es la primera vez que hacemos de dos personajes antagónicos, muy diferentes y con objetivos enfrentados. Normalmente nuestros personajes son complementarios y viven su desarrollo juntos, pero el arco de Mariano y el de Luciano son muy diferentes. Al final, se necesitan el uno al otro y son dos solitarios”.

López apunta también que “la historia es teatral y tiene planteamiento, nudo y desenlace, muy marcados. Si ves los cortos de los compadres, no tiene esa estructura. Eso y el ver a Alberto López y Alfonso Sánchez haciendo de personajes enfrentados, para el que nos conozca y quiera ver algo nuevo, está ahí también”.

En cuanto al fondo de denuncia social, para López “la temática es la misma en el sentido de denunciar la situación del país en clave de comedia. Si piensas en el primer corto de Rafi y Fali, los Compadres, lo que les pasa es que no tienen ni para pagar dos cañas y una tapa aunque quieren ir de señoritos sevillanos. Eso, aunque lo contemos en clave de comedia, en realidad es un drama terrible”.

Para Sánchez “se puede decir que esto está cerca de El mundo es nuestro o de los Compadres, pero porque es la tradición del humor trágico español, reírse de las desgracias con socarronería. Está en La Codorniz, en Berlanga o en Valle-Inclán. Forma parte de la cultura española, y no lo hemos inventado nosotros ni lo ha hecho Pérez-Reverte, y después de nosotros vendrán otros.

El mundo es suyo

Sánchez también tiene tiempo para contestar a las preguntas de eldiario.es por la futura secuela de El mundo es nuestro, El mundo es suyo, protagonizada en esta ocasión por los Compadres, Rafi y Fali. “La tenemos pensada como la segunda parte de una trilogía, que acabaría con El mundo es vuestro, pero hemos reescrito el guión desde cero tras cambiar las circunstancias de producción”.

Estuvo sobre la mesa “una comedia más tradicional, con más dinero y el apoyo de alguna cadena de televisión, pero nos iba a restar independencia y hemos decidido volver a los orígenes. Será una historia más modesta pero más libre y más ácida, mucho más comprometida que la que habría sido de otra manera”.

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