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“No estoy de acuerdo con mi destitución, pero toca mirar al frente”

El diputado por Sevilla y ex secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual.

Olga Granado

Tras más de dos semanas desde su destitución, el que fuera secretario de Organización de Podemos, el diputado por Sevilla Sergio Pascual, ha comenzado a conceder entrevistas. Como esta, que tiene lugar en una cafetería del barrio Tiro de Línea, donde vive cuando está en la capital hispalense. Horas antes de participar en el consejo ciudadano estatal de su partido, insiste en no mirar atrás, convencido de que lo que tiene que hacer Podemos es lanzar un mensaje de unidad en un momento tan determinante para todas las formaciones por la gestión que hagan de la negociación del futuro Gobierno de España. 

Han pasado ya más de dos semanas desde su inesperada -como usted mismo ha dicho- destitución, ¿cómo está?usted mismo ha dicho- destitución,

Estoy ilusionado con esta nueva etapa para seguir construyendo una herramienta que pueda cambiar la vida de la gente.

¿Su relevo ha sido una manera de frenar a los 'errejonistas'? Es decir, que el secretario general, Pablo Iglesias, ha mandado un aviso a su secretario Político, Íñigo Errejón, a través de usted.

No lo creo porque no hay dos almas en Podemos. No estamos en ese punto, sino en el de fortalecer a Podemos en este proceso de negociación.

Pero sí ha manifestado, igual que Íñigo Errejón, la necesidad de una mayor descentralización en la futura reorganización de Podemos. Usted defendió en su día la estructura jerarquizada que le ha costado el puesto sin discusión. ¿Ha cambiado de idea por lo que le ha pasado o porque está convencido de esa necesidad?

Cuando uno escribe, las palabras no se las lleva el viento. El 22 de diciembre de 2015, precisamente en su periódico, ya escribía yo sobre la necesidad de repensar el modelo de organización a la luz del nuevo momento político. Creo que la nave que nos trajo hasta aquí, la que disputa en las urnas, no es la misma que gestiona luego los resultados. Fundamentalmente, porque la del momento electoral tiene que tomar decisiones con muy poco tiempo y reaccionar a veces con mucha celeridad por situaciones muy cambiantes. En cambio, en el momento de gestión de los resultados, caben posibilidades de reconfigurar el partido en un formato más descentralizado y en el que el debate tenga mucha más cabida.

Pero cuando se montó la estructura no lo tenía tan claro, ¿no?

Insisto: lo decía cuando todavía era secretario de Organización. Hubo una herramienta que demostró clarísimamente su eficacia, con esos cinco millones de votos, y también en la construcción del partido, con 700 consejos ciudadanos, un millar de círculos... Pero esa herramienta hay que pensarla cuando llegue el nuevo periodo, que esperemos que sea cuando afortunadamente podamos decir que tenemos Gobierno de cambio en unas semanas.

Precisamente, de su etapa en esta construcción del partido, y tras la crisis en la Comunidad de Madrid, que es una de las razones de su destitución, ¿ha notado en los últimos tiempos que desde los territorios se haya reclamado más autonomía?

Claro que sí. El lugar del secretario de Organización es el de un amortiguador en un coche. Los territorios demandan a la dirección y esta trata de trasladarles lineamientos, por lo que es la persona que tiene que acompasar esas dos voluntades. Eso desgasta a los secretarios de Organización a todos los niveles, tanto hacia la dirección, como se ha demostrado estos últimos días, como hacia los territorios. Hay demandas de mayor autonomía de los territorios y era difícil satisfacerlas en el momento de maquinaria en guerra electoral. Pero insisto, desde el día siguiente de las elecciones generales, estoy diciendo que ahora toca satisfacerlas, para echar raíces en cada territorio.

Tensiones internas y su destitución en un momento tan crítico. Parece que les están pasando a ustedes las mismas cosas que le reprochaban a otros partidos, pese a que apostaban por un modelo “diferente”.

Cuando un partido crece tan rápido le acaban doliendo los huesos, y ese amortiguador se acaba desgastando y toca sustituirlo. Es lo que ha sucedido. Yo no estoy de acuerdo, evidentemente, con mi propia destitución, pero toca mirar al frente y seguir trabajando por el proyecto.

¿Le propuso Pablo Iglesias que dimitiera antes de destituirlo?

No.

¿Habría sido más elegante?

[Se encoge de hombros] Cada cual tiene su forma de hacer las cosas. No creo que sea constructivo para nuestro proyecto volver atrás y de hecho para eso me tomé más de una semana de silencio, para que a partir de ahora lo que toque sea hablar de futuro y no de pasado.

Pablo Iglesias parece haber cambiado de estrategia en las negociones de la investidura, dejando de lado su exigencia de un referéndum para Cataluña o la vicepresidencia. ¿Supone eso que está más cerca la posibilidad de pacto o es una pose para culpar a otros si hay repetición de elecciones generales?

En primer lugar, si ha habido un partido claro y firme en sus posiciones ha sido Podemos, desde el día en que le manifestamos al rey que creíamos que era posible y que había que trabajar en un Gobierno del cambio. Siempre hemos dicho lo mismo. Lo que no significa que desde el primer momento también hayamos sido flexibles y propositivos. Esto es una demostración de eso, pero no un cambio de estrategia, sino de que estamos dispuestos a hacer todo lo que esté en nuestras manos.

¿Ve una posibilidad de un tripartito o la única manera que aceptan los suyos es un Gobierno PSOE-Podemos con la abstención de Ciudadanos?

La clave está en lo programático, donde el PSOE y Podemos tienen coincidencias importantes y lineamientos homologables, por lo que lo razonable sería que nos sentáramos los a dos dibujar una línea de trabajo y luego incorporar aportaciones de terceros. No por nada, sino porque los ciudadanos son los que han dicho que nosotros tenemos cinco millones de votos y el PSOE 300.000 más. Lo que no parece razonable es que se escoja una línea de trabajo para ese Gobierno que va en una dirección más parecida al programa de Ciudadanos y homologable a las políticas del PP, y que se le pretendan hacer enmiendas o parches. Es más bien lo contrario.

Pero lo cierto es que ustedes rechazaron esa posibilidad y salió antes el acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos, que ya está firmado...

No es una cuestión de antes o después. El Congreso de los Diputados ya rechazó contundentemente esa propuesta y a partir de ahí hay que trabajar en una nueva. Tenemos un mes para hacerlo y creo que el camino que puede dar mejor resultado, el más sensato y con posibilidades de éxito, es que nos sentemos el PSOE y Podemos. Los programas son homologables. Y luego que incorporemos a cuantas fuerzas sea posible. Ciudadanos, también, por supuesto.

¿Qué espera del Consejo Ciudadano Estatal de este sábado?

Bueno, en el orden del día está que lo primero es que elegiremos al nuevo secretario de Organización [Pablo Echenique] y habrá que discutir la situación política de estos momentos. El órgano marcará los lineamientos para el mes que queda de discusión de investidura o lo que pueda venir después.

¿Y puede salir algún mandato que dificulte todavía más las negociaciones para la investidura?

Por lo que he hablado con otros dirigentes del partido, lo que va a salir es un refuerzo del equipo negociador, que creo que está demostrando mucha eficacia.

Un equipo negociador, por cierto, con Íñigo Errejón relegado a un segundo plano, ¿es esto otra prueba de que las heridas están lejos de cicatrizar en el partido?

No lo creo. El paso a un costado de nuestro secretario general en su posición como posible vicepresidente reconfigura el escenario en los equipos negociadores y es una consecuencia natural de eso.

¿Está en juego la supervivencia de Podemos con la gestión de estas negociaciones?

En absoluto. Podemos ha llegado para quedarse y es una herramienta saludada ampliamente por la ciudadanía. Ha demostrado que no sólo refrescaba, sino que cambiaba el escenario político de nuestro país para siempre. Va a ser muy difícil que se hable de política en nuestro país sin contar con Podemos durante las próximas generaciones. No creo que esté en absoluto en riesgo la continuidad del partido.

Habla de su entera dedicación ahora como diputado, pero no sabe lo que le va a durar. Si hubiera nuevas elecciones generales, ¿volvería a presentarse a las primarias (si es que diera tiempo también de montarlas) para ser candidato?

No lo he pensado porque, como todos los miembros de Podemos, estoy centrado en que haya Gobierno y la legislatura sea larga, para que la gente pueda empezar a beneficiarse de los cambios sobre esas políticas tan nefastas a las que nos ha traído el PP.

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