Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Sumar espera una respuesta firme del PSOE pese a su 'no' a una crisis de Gobierno
Burnet & Brown, la empresa del novio de Ayuso que remite a su identidad falsa
Opinión - 'El estigma de la corrupción española', por Rosa María Artal

Siete de cada diez andaluces esperan más de una semana para ver a su médico de cabecera: “Acabamos yendo a urgencias”

El consejero de Sanidad, Presidencia y Emergencias de la Junta, Antonio Sanz, este pasado lunes antes de reunirse en Sevilla con el Sindicato de Enfermería (Satse).

Álvaro López

Granada —
22 de octubre de 2025 06:01 h

5

Conseguir a tiempo una cita para el médico de familia en Andalucía es una misión difícil. Según una encuesta aleatoria realizada por UGT y otra recogida de datos y testimonios hecha por este periódico, la demora asistencial en la atención primaria supera ampliamente la semana y se mueve en rangos que llegan incluso a los 20 días, en todo caso lejos de las 72 horas de plazo máximo a las que se comprometió la Consejería de Salud a finales del año pasado. Mientras el presidente Moreno anunciaba esta martes la contratación de más de 4.000 profesionales sanitarios en 2026 y admitía que había que acometer una “reforma a fondo” del SAS, el día a día para la cuestiones cotidianas en los centros de salud no sabe de grandes números sino de dificultades de base.

En concreto, según las cifras del muestreo del sindicato UGT, siete de cada diez andaluces tienen que esperar más de 10 días para que su médico de familia les pueda atender, lo que representa al 40% del total de citas solicitadas. Mientras, el 30% de los usuarios esperan en una horquilla que se mueve entre los 18 y los 20 días e incluso un 20% se quedan sin cita disponible, pudiendo recurrir al plan de 72 horas que puso en marcha en enero la Junta a través del método “back office” por el que otro médico y no necesariamente el asignado le debe atender. Solo un 10% consiguen citas con una demora de entre 1 y 5 días.

Mientras Salud, que está ahora en manos del consejero de Presidencia, Antonio Sanz, tras la salida de Rocío Hernández por la crisis de los cribados del cáncer de mama, habla de que la demora media se sitúa en 4,74 días -según la última cifra oficial de enero-, la realidad que dibujan los muestreos aleatorios desmiente esa estadística porque los números no encajan con la media que establece la Junta de Andalucía. Las encuestas a pacientes señalan que la atención primaria, que sanitarios y mesa sectorial recuerdan que es la puerta de entrada al Servicio Andaluz de Salud (SAS), está colapsada.

La falta de médicos de familia, en muchos casos porque los que hay renuncian a aceptar contratos por los grandes cupos de pacientes que deben atender -superando los 1.500 usuarios que se recomiendan porque la población crece y han de responder a demandas fuera de sus propios cupos-, está taponando la atención en los ambulatorios. Ni siquiera el triaje que realizan las enfermeras para determinar la urgencia de los casos que impuso ya hace años la Consejería de Salud está aliviando la carga de los centros de salud.

“Antes de la pandemia podíamos ver a los pacientes en uno o dos días, ahora lo normal es que tarden entre diez y quince en conseguir una cita”, explica Carmen Dastis, médica de familia en Sevilla. La principal razón, apunta, es el envejecimiento de la población y la acumulación de enfermedades crónicas: cada paciente requiere más tiempo, más seguimiento y múltiples pruebas y tratamientos. La situación se complica porque los recursos no han aumentado al mismo ritmo que la demanda: los médicos trabajan con los mismos cupos y hay incluso menos personal que hace años, mientras el número de pacientes y la complejidad de sus patologías ha crecido de forma constante.

Una combinación de factores

Dastis apunta además a la pérdida de incentivos para dedicarse en exclusiva a la sanidad pública. Desde hace un par de años, todos los médicos perciben el complemento salarial de exclusividad con independencia de si trabajan en un centro público o privado, cuando antes solo lo percibían quienes trabajaban en el SAS, fomentando así la pertenencia al sistema público. No obstante, las presiones del Sindicato Médico Andaluz (SMA) para acabar con esa diferencia, hicieron que este complemento dejase de ser una herramienta para fidelizar a los sanitarios.

Por otro lado, recuerda la doctora, “hay una gran rotación de profesionales”, que afecta sobre todo a la atención especializada y repercute en primaria. Los retrasos para ver a un especialista pueden superar un año, “lo que obliga a los pacientes a regresar al médico de cabecera varias veces, generando un efecto dominó que aumenta la saturación”. Tampoco hay sustituciones suficientes para cubrir bajas o vacaciones, “por lo que los compañeros deben asumir turnos extras y agendas cada vez más sobrecargadas”. La médica explica que, aunque su cupo de 1.400 pacientes pueda parecer razonable, “la combinación de enfermedades crónicas, programas adicionales, consultas administrativas y seguimiento hace que la carga diaria sea extrema”.

Esa realidad la viven los pacientes. Víctor, de Málaga, relata cómo la tecnología no siempre ayuda: “En mi centro de salud son de media entre 15 y 20 días de espera y la mayoría de las veces tengo que bajar a pedirla al mostrador porque por la app no hay citas. Las funcionarias incluso te dan el truco de entrar a las 00:00 a la app para pillar cancelaciones”. La rotación de personal también complica la continuidad: “Entre 2023 y 2024 tuve cuatro médicos distintos con contratos cortísimos”.

“Acabamos yendo a urgencias”

En la provincia de Sevilla, Isabel, de La Puebla del Río, describe una situación similar: “Por la app me dicen que no hay citas y que me llamarán en 72 horas. Eso nunca lo hacen. A veces, me dicen que la agenda del mes siguiente no está abierta y que espere. Mi madre pidió cita hace tres semanas y la tiene para el día 29. Su médico se jubiló hace meses y todavía no han enviado sustituto”. Isabel, que tiene una enfermedad crónica, se ve obligada a recurrir directamente a especialistas para pruebas y medicación porque es más fácil que pasar por primaria. “Muy triste todo”, añade.

En Granada, Rafa narra cómo su madre, de 84 años, sufrió un retraso de cinco semanas para ser atendida: “Acabamos yendo a urgencias dos veces. Allí le tratan lo inmediato y le dicen que la vea su médico de cabecera. La pescadilla que se muerde la cola”. En su caso, además, su madre tiene diversas patologías asociadas a su edad, que se suman a una demencia que no facilita ni el cuidado ni la atención que merece por su situación sanitaria.

Así, el muestreo de UGT confirma estos relatos: solo un 3,7 % de las personas consigue cita antes de cinco días, mientras que 7 de cada 10 esperan más de 10 días y 1 de cada 5 ni siquiera obtiene fecha asignada inmediata. La percepción de saturación que describen pacientes y médicos coincide con los datos del sindicato: el sistema está colapsado y mal gestionado, y los planes de choque implementados por la Junta son, según UGT, meros “lavados de cara”.

Mientras la Consejería de Salud no actualiza los datos de demora pese a las solicitudes de este periódico y la última cifra oficial es de 4,74 días, la estadística de la Junta no refleja la experiencia diaria de los usuarios ni la carga real de trabajo de los profesionales. “El plan de las 72 horas suena bien sobre el papel, pero en la práctica es una ficción”, señalan desde UGT.

Para Carmen Dastis es fácil resumir esta saturación: “Hay pacientes que llegan con cuadros que podríamos haber resuelto en primaria si hubieran podido vernos a tiempo. Y eso acaba saturando también los hospitales. Es el pez que se muerde la cola”. Por todo ello, sindicatos y profesionales llevan años reclamando soluciones estructurales: más plantilla estable, cupos razonables y planificación real, en lugar de parchear un sistema que la ciudadanía ya ha normalizado como lento e ineficiente. “Esperar diez o quince días para ver a tu médica de cabecera no debería ser la norma en un sistema público”, sentencian desde UGT.

Etiquetas
stats