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El Festival BFoto ofrece una mirada del mundo rural alejada de los estereotipos

"Los que hacen el paisaje", de Jonás Revilla

Miguel Barluenga

Huesca —

El mundo rural puede reivindicarse desde varios prismas. También, desde el de una cámara. BFoto, el Festival de Fotografía Emergente de Barbastro, celebra su quinta edición hasta el 30 de junio y apuesta por una mirada original al campo, sus habitantes, los problemas y las soluciones que pueden plantearse alejada de estereotipos y costumbrismos. Aspira a ser una muestra para todos, desde los profesionales a los niños pasando por los que se inician. Para ello ofrece una amplia gama de actividades al margen de los cursos que organiza todo el año la Asociación Fotográfica y de la Imagen de la localidad.

BFoto reivindica con este certamen una ruralidad “llena siempre de connotaciones negativas que, además, han sido aceptadas de manera acrítica por sus propios miembros. Desde el aldeanismo, la incapacidad de supervivencia sin ayuda exterior o la escasa alfabetización, los prejuicios han definido una forma de ver el mundo negativa”, destaca Antonio Lachós, de la organización. La muestra supera cada edición los 3.000 visitantes.

La asociación barbastrense apuesta por la formación y por la fotografía emergente; da cabida a “autores de trabajos de gran calidad que todavía no habían encontrado los cauces adecuados para su distribución. Por otra parte, el acercamiento de la ciudadanía a la fotografía es otra de las piedras angulares, buscando la reflexión en torno a la actividad fotográfica y el conocimiento de los procesos creativos que acompañan a cualquier fotografía”, añade Lachós.

La formación a través de talleres y las visitas guiadas se refuerzan con los visionados, donde fotógrafos con trayectoria y alumnos de escuelas de fotografía compartirán un espacio de diálogo y debate. Asimismo, en “Diálogos” se premiarán los dos mejores trabajos presentados con dos becas, una por cada categoría. Todos estos podrán verse también en las proyecciones nocturnas que se realizan en el centro de Barbastro.

Un festival “de todos”

Se trata ”de hacer un festival que todo el mundo pueda considerar propio, en el que se desacralice la fotografía. Los tiempos de las paredes en las que se colgaban fotos enmarcadas han dado lugar a otros en los que la imagen está hecha para ser compartida desde el conocimiento y el puro disfrute, donde la fotografía viva en las calles y cualquiera pueda ser un autor más del festival“, apunta la organización.

BFoto cuenta con 24 exposiciones en el apartado Open y 65 fotógrafos exponen su obra con ocho escuelas invitadas. Se brindará el acceso a 107 proyectos emergentes de 14 nacionalidades. En las cuatro ediciones anteriores del apartado “Emergentes” se superaron los 500 proyectos. Esta vez, las 13 muestras trascenderán las fronteras de Barbastro y algunas tendrán lugar en Huesca y Zaragoza.

“Emergentes” se consolida como el programa expositivo organizado por el festival para apoyar a artistas noveles y difundir sus proyectos. Dentro del conjunto de actividades aporta una visión del panorama fotográfico actual a través de la exhibición de la obra de los autores seleccionados. El Moliné de Barbastro es el lugar donde volverá a cobrar vida esta experiencia. Se trata de un edificio singular, rehabilitado, donde la orientación al río Vero aporta atractivo y luminosidad al espacio. Para la exposición se dispone de las cuatro plantas, de reducidas dimensiones, y cada una constituye un espacio diferente, diáfano y vacío.

La quinta edición de la convocatoria Emergentes ha recibido 107 proyectos en los que han participado fotógrafos de 14 nacionalidades diferentes, con lo que se consolida la propuesta y se afianza como una de las líneas medulares de BFoto. Las cuatro propuestas, seleccionadas por un jurado formado por Julio Álvarez, Llorenç Raich y Mónica Caravias, se presentarán en las salas del Moliné durante todo el mes.

Cuatro autores personales

Beatriz Aísa, con “Autour du Midi”, realiza una interpretación de la fisionomía pirenaica pasando del lenguaje de la geografía al de la poesía. Mezclando imágenes topográficas y fotográficas consigue cuestionar la relación que existe entre el mapa y el territorio, jugando con las representaciones que existen de los lugares y con la propia experiencia física de su recorrido.

La mexicana Rebeca Cordero cuestiona en “Home sweet home” los conceptos de privacidad, espacio público y los deseos consumistas de una sociedad que ha sacrificado su propia intimidad y que a través de estas imágenes obliga a plantearse los límites que existen entre los espacios públicos y privados.

El poético proyecto de Cristina Sánchez se adentra en las obsesiones de la autora. La soledad del espacio habitado y la poderosa influencia evocadora de la naturaleza se canalizan en fotografías que inquietan y subyugan por igual. La lírica inherente a la naturaleza es atrapada por la fotografía en “El norte habitado” y permite que emerja la belleza de lo desconocido

Por su parte, “Le Musée vivant”, de Marta Pareja, cuestiona la percepción del mundo estableciendo un enigmático diálogo entre escenas, paisaje y seres humanos. Una calma inquietante sobrevuela las imágenes de este proyecto, sin poder discernir si hay algo que ya ha ocurrido o está a punto de ocurrir y activando en el espectador su propio imaginario, hijo muchas veces de la ambigüedad y de la tradición cultural.

Diego Moreno, seleccionado en la convocatoria “Emergentes” de la anterior edición de BFOTO, documenta en las imágenes que podrán verse en Spectrum Sotos hasta el 30 de junio la tradición de los panzudos mercedarios. La obra de Moreno ha recorrido numerosos países, y le ha valido, entre otros reconocimientos, ser designado en 2016 como uno de los fotógrafos emergentes a seguir en el mundo en 2016 por The British Journal of Photography.

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