Una campaña de excitación identitaria
Ha sido la campaña de la mala conciencia por no haber podido evitar unas elecciones, las cuartas en cuatro años, por la incapacidad de una generación de líderes políticos para alcanzar acuerdos. La generación de la testosterona se la está jugando porque si después del domingo seguimos bloqueados, o aún más bloqueados, los ciudadanos vamos a exigir relevos, caras nuevas.
A pocas horas de cerrarse, si para algo ha servido la campaña es para excitar a los dos nacionalismos más extremos, al independentismo catalán y a la ultraderecha que, entre otras propuestas que zarandean la Constitución o literalmente se la cargan como suprimir el estado de las autonomías, quiere ilegalizar los partidos separatistas, también en el País Vasco, con el concurso del Partido Popular y de Ciudadanos. Estos dos últimos han dejado solo al Gobierno, responsabilizándolo de lo que pueda pasar, ante el estallido violento en las calles de Barcelona.
A pesar de los sucesivos intentos del PSOE y de Unidas Podemos, la agenda social y la protección de las personas han pasado de puntillas – el paro, la calidad del empleo, el futuro de las pensiones, los avances en igualdad – y ni el PP ha podido trasladar como hubiera querido sus habilidades para frenar la desaceleración económica – no sé si están las arcas públicas para muchas rebajas fiscales, ni la sociedad para que aumente aún más la precariedad laboral – ni el PSOE movilizar a esa mayoría callada que prima al partido de Gobierno.
Como también han pasado de puntillas la emergencia climática, con la transición ecológica para las cuencas mineras y la térmica de Andorra, y la emergencia digital que viene de la mano de la inteligencia artificial y del Internet de las cosas para transformar radicalmente el modelo económico y la creación de empleos.
Del espectáculo al callejón sin salida
Tampoco ha calado el discurso de la nueva cultura política para superar los egos y el bloqueo, el de Más País-Equo, en Aragón Más País-Cha-Equo, que encabeza Íñigo Errejón.
La movilización en la campaña ha sido esencialmente identitaria porque si algo está claro es que hay una rotunda mayoría alineada en el respeto a la Constitución y a la ley pero el consenso sobre qué es España es, ahora mismo, todo menos un sugestivo proyecto de vida en común.
Otra cosa es que, después de esta campaña a caballo del espectáculo y el callejón sin salida, a la que le subió la nota el debate de las mujeres en la Sexta, el domingo se confirmen los pronósticos, antes de la sentencia del procés, del macrobarómetro del CIS que se han alejado de todos los demás.
Torrada aparte, vaya irresponsable que continúa sin aprender que un presidente tiene que serlo de todos los catalanes, baste decir que la idea que tienen de España los tres partidos de la derecha les ha llevado a la ruptura con varios millones de electores y a la irrelevancia institucional en el País Vasco y Cataluña.
En Aragón la campaña ha sido anodina con los sobresaltos positivos de los anuncios de Fomento (la aprobación del proyecto de construcción del tramo de la autovía entre El Burgo de Ebro y Fuentes de Ebro, la adjudicación de la electrificación de las áreas de Villafranca del Campo y Cariñena en la línea ferroviaria Teruel-Zaragoza) y, en el debate televisivo, las dos menciones a Teruel del candidato socialista y presidente en funciones junto al anuncio de un ministerio de la despoblación y el reto demográfico, una propuesta que sintoniza con lo que se está reclamando en los últimos años desde la España despoblada.
Desde ahí surge otra de las novedades: Teruel Existe, a la que todos los sondeos menos el del CIS le dan escaño por Teruel, ya no es una plataforma social, ahora es una agrupación de electores de la que se han descolgado públicamente algunos como uno de los fundadores, exportavoz y destacado militante de Comisiones Obreras.
“El ”teruelismo“, un programa sin ideología
Un ejemplo de las paradojas de esta decisión. A la plataforma social la respaldaban entre otros el cabeza de la lista socialista, el agricultor, ganadero, exresponsable de la Uaga en Teruel y alcalde de Mezquita de Jarque, Herminio Sancho, porque era un movimiento y una marca transversal.
Teruel Existe ha entrado en la pugna con los partidos políticos con el “teruelismo”, un programa sin ideología -las reivindicaciones históricas en infraestructuras y un pacto contra la despoblación- y dispuestos a arrimarse al bloque ganador aunque, solo es una hipótesis, lo sostenga Vox, el partido que se quiere cargar las autonomías que tanto han hecho en los últimos 36 años por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos por ejemplo con centros de salud, con escuelas infantiles, con dotaciones para la dependencia y también con fondos especiales y con inversiones estratégicas.
Se imponen las emociones, el Teruel primero, que evoca en clave local a “los perdedores de la globalización”, al “no nos representan”, y también al “América first” de Trump o al Italia antes que nada de Salvini, y el concepto de solidaridad entre territorios se canjea por un hipotético futuro contagio en otras provincias de la España interior aunque los de Zamora se han bajado del tren. Es lo que le falta a este país: otro frente identitario desde la España interior que alimente aún más la inestabilidad y el acoso al Estado.
Preguntas en el aire
En disputa, 13 diputados en Aragón ( 7 en la circunscripción de Zaragoza, y 3 en las de Huesca y Teruel). Algunas de las preguntas que quedan en el aire:
- ¿Mejorarán el PSOE, 5 diputados (3 por Zaragoza, 1 por Huesca y 1 por Teruel), y el PP, 3 diputados (1 diputado por cada provincia), los resultados del pasado 28 de abril?
- ¿Mantendrá Pablo Echenique en Zaragoza el único escaño de Unidas Podemos?
- ¿Revalidará Vox su escaño en Zaragoza?
- ¿Cuántos de los tres escaños, uno en cada provincia, conservará Ciudadanos?
- ¿Se confirmará el escaño de Teruel Existe?
- ¿Dará la sorpresa Más País-Cha-Equo logrando un escaño por Zaragoza?