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Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

La batalla de la derecha se desplaza hacia la extrema derecha

Los dirigentes de Vox, con Santiago Abascal, aplauden al público en el mitin de Vistalegre.

Arsenio Escolar

La exhibición de fuerza mostrada este pasado fin de semana por Vox, al llenar con 9.000 simpatizantes el madrileño Palacio de Vistalegre, un recinto que sólo Podemos en sus mejores tiempos lograba abarrotar, se ha recibido con cierta irresponsable satisfacción en algunos ámbitos de la izquierda. Si la derecha se fragmenta más, mayores serán las posibilidades de la izquierda para seguir gobernado, se dicen a sí mismos estos observadores. Hacen mal. La capacidad de movilización de Vox, y su probable entrada en el Congreso de los Diputados en las próximas elecciones, es una mala noticia para el conjunto de nuestro sistema político. No sólo porque pondrían fin a una peculiaridad positiva de España en el conjunto de la UE, la no existencia entre nosotros de un partido fuerte de extrema derecha y xenófobo, sino también porque puede arrastrar a los partidos de la derecha ya asentados, PP y Ciudadanos, a competir entre sí y con el recién llegado con propuestas, planteamientos y proclamas cada vez más extremos.

Lo de Vistalegre no es el primer aviso de Vox. Varias encuestas electorales privadas ya habían detectado semanas atrás la posibilidad de que el partido que lidera Santiago Abascal -antiguo parlamentario vasco del PP- logre algún escaño en las próximas elecciones generales. Y no sólo las privadas. El CIS, en su último Barómetro -un estudio muy amplio que en este caso se hizo con 2.972 entrevistas presenciales, el triple de lo que suelen hacer las encuestas privadas-, le adjudicaba a este partido un escaño, con el 0,9% de voto directo del total nacional y un 1,4% de voto estimado, lo que equivale a decir que si hubiera ahora elecciones podría cosechar en toda España varios centenares de miles de sufragios.

Los cruces del Barómetro -la letra pequeña, los datos cruzados con variables de todo tipo- dan mucha información sobre el potencial electorado de Vox. Indican, por ejemplo, que el partido de Abascal encuentra más apoyos entre los hombres que entre las mujeres -el 1,2% en voto directo entre el electorado masculino, frente al 0,7% en el femenino; recuérdese que la media es de 0,9%-, entre personas de mediana edad -lograría el 2,1% de los votos entre personas de 35 a 44 años, y el 1,4% entre los de 45 a 54 años-, en ciudades medianas y grandes -el 2,2% en municipios de 50.001 a 100.000 habitantes, el 1,5% en las de 100.001 a 400.000 habitantes y el 2% en las de más de un millón- y entre población con formación media o superior -el 1,4% entre electores con FP y el 1,3% entre los que tienen estudios superiores-. El Barómetro apunta también cuáles serían las dos comunidades donde Vox se implantaría inicialmente con cierta fuerza, muy por encima de su 0,9% de su voto directo a nivel nacional: la Región de Murcia, donde lograría el 4,7% del total de los sufragios, y la Comunidad de Madrid, donde alcanzaría el 3,2%.

Probablemente no sea este último dato sobre Vox -el de Madrid- el que más haya inquietado en los dos grandes partidos de derechas. Hay otro en el Barómetro que les concierne directamente. ¿De dónde sale el probable votante de Vox, a quién votaba hasta ahora? Según el CIS, hoy votarían por Vox el 1,7% de los que votaron al PP en las generales de junio de 2016 y el 1,9% de los que dieron su papeleta a Ciudadanos. Los primeros son muchos: unos 135.000 antiguos votantes del Partido Popular que ahora se irían a la formación de Abascal.

En el otoño de 2014, tras las elecciones europeas en las que el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba entró en crisis y el recién nacido Podemos emergió con fuerza y se acercó en votos y en escaños a IU, se desencadenó en la izquierda una dura pugna por la hegemonía por ese lado del arco ideológico. Cuatro años y muchas peripecias después, aquella pugna ha acabado con la primera formación de líder y en el Gobierno y los dos segundos coaligados y apoyando al primero en el Parlamento.

La nueva pugna, ahora en la derecha, augura nuevas sacudidas en nuestro mapa político. Al desplazamiento hacia la derecha del nuevo PP de Pablo Casado y a la deriva cada vez mayor de Ciudadanos también hacia la derecha -en el Barómetro, en la escala ideológica en la que el 1 es la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha, al partido de Albert Rivera los encuestados ya le ponen en el 7,10, y hace tres años lo ubicaban mucho más en el centro, en el 5,77- se le une ahora la anunciada emersión de Vox.

Entre las '100 medidas urgentes por España' que el partido de Abascal propone están suprimir las comunidades autónomas, derogar la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y la Ley de la Memoria Histórica, ilegalizar los partidos “separatistas” y endurecer las políticas contra la inmigración. Si Casado y Rivera entran en esa espiral, existe un claro riesgo de que, en ese lado del arco ideológico, el discurso, el debate y las propuestas se esquinen, se extremen y se radicalicen. De anomalía en Europa como uno de los pocos países sin partido de ultraderecha podemos pasar a anomalía con varios partidos pugnando por ese extremo y ninguno en la moderación del centroderecha. ¿Tanto se ha polarizado la política y la vida pública en nuestro país que hasta se desdibuja y se desploma el centro, donde según toda la doctrina clásicas se ganaban las elecciones?

Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

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