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Dos años del 24M en Cantabria: el bipartito PRC-PSOE resiste en minoría

Eva Díaz Tezanos (PSOE) y Miguel Ángel Revilla en un pleno del Parlamento. | ROMÁN GARCÍA

Laro García

Las elecciones autonómicas y municipales que se celebraron en España el 24 de mayo de 2015 se presentaron como una revolución política, el principio de un cambio sin precedentes en todo el país con la irrupción de nuevos partidos y la llegada al poder de formaciones que poco antes ni siquiera existían. La ola, sin embargo, quedó lejos de alcanzar de lleno a Cantabria, donde la mayor novedad fue la tímida entrada en el Parlamento de Podemos y Ciudadanos.

El PP cántabro, liderado entonces por Ignacio Diego, sufrió un fuerte varapalo electoral y pasó de una cómoda mayoría absoluta a renunciar incluso a formar Gobierno a las pocas horas de que se abrieran las urnas, en una actitud que le reprocharon desde sus propias filas y que fue el germen de la grave crisis interna que asola a la formación conservadora desde hace dos años.

Esta claudicación de Diego dejó el camino libre a PRC y PSOE para rubricar un nuevo acuerdo de legislatura que devolviera el poder a regionalistas y socialistas en un Ejecutivo liderado por Miguel Ángel Revilla y Eva Díaz Tezanos, aunque sin mayoría suficiente para transitar hasta la próxima cita electoral sin sobresaltos.

Un pacto con Podemos permitió la investidura y la aprobación de los primeros presupuestos sin mayores dificultades, a pesar de los temores a que la minoría parlamentaria del Gobierno de Cantabria en la Cámara fuera un impedimento para la estabilidad política de la comunidad autónoma.

Sin embargo, esos temores se han quedado en eso, en simples predicciones de escaso éxito. En el ecuador de la legislatura, todos los grupos políticos con representación parlamentaria reconocen que las elecciones autonómicas dieron como resultado un Parlamento fraccionado, que ha tenido pocos o nulos efectos reales sobre el día a día de la política cántabra.

Pactos a varias bandas

Tras dos años del 24M, el bipartito PRC-PSOE apenas se ha llevado sustos en el Parlamento -la reprobación del consejero delegado de Sodercan, Salvador Blanco; el abono de la paga extra a los funcionarios o la modificación de la Ley de Realojo son los 'revolcones' más destacados-, pero todas las propuestas legislativas que se han llevado a la Cámara han salido adelante tras una negociación previa y las mayores dificultades han surgido como consecuencia de los roces entre los propios compañeros de Gobierno.

Y es que Podemos y Ciudadanos se han intercambiado los papeles esta legislatura como socios preferentes del Ejecutivo bipartito, que no ha visto peligrar su acción política y ha sabido ir conjugando los apoyos de los diputados naranjas y morados con cierta habilidad para salvar las cuentas públicas y los proyectos 'estrella' del Gabinete presidido por Revilla.

Mientras, además, la crisis interna que desangra al Partido Popular de Cantabria tras su Congreso Regional y el cambio de liderazgo a favor de María José Sáenz de Buruaga ha convertido al principal grupo de la oposición en un mero espectador sin apenas influencia en la Cámara, más preocupado por dirimir sus conflictos internos que por poner en aprietos a regionalistas y socialistas.

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