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Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Por mí y por todas mis compañeras

Lara Expósito

La brecha salarial, el techo de cristal, los feminicidios, las agresiones sexuales, la trata y el acoso callejero son algunas de las múltiples razones por las que este jueves, Día Internacional de la Mujer, muchas de nosotras pararemos. Nos manifestamos para reivindicar la igualdad que nos merecemos, para mirar a la cara al monstruo cobarde del machismo y decirle que no le queremos más en nuestra sociedad.

Los datos nos dan la razón una vez más. En España han sido asesinadas casi 1.000 mujeres por violencia machista durante los últimos 15 años, cobramos de media un 13% menos que un hombre por cada hora de trabajo y solo el 19% de los alcaldes son mujeres.

En el ámbito autonómico los datos no son más esperanzadores: Cantabria es la comunidad que más sufre la brecha salarial con una diferencia del 28,92%. En nuestro Parlamento autonómico, las mujeres continúan siendo minoría, también en el Gobierno, y solo dos mujeres están al frente de los seis principales partidos políticos de la comunidad.

Estos hechos no son casualidad, son patrones que se repiten en todos los ámbitos desde hace muchos años. Cobramos menos y trabajamos más; nos exigen más y nos valoran menos.

Los datos hablan por sí solos: en Cantabria, España y en todo el mundo. La discriminación de género está por todas partes, la vemos, sentimos y olemos. Desde las ciudades más grandes hasta los pueblos con menos habitantes. Además, esta injusticia se incrementa en las rentas más bajas y en aquellas mujeres de otras religiones, etnias u orígenes.

Pero se acabó. Estamos hartas. Hoy queremos decir y mostrar a los hombres que no aguantamos más este panorama discriminatorio que nos invisibiliza y no nos tiene en cuenta para tomar las decisiones que nos afectan.

Y aunque estos paros no terminarán de forma inmediata con toda la violencia física, psicológica e institucional que sufrimos las mujeres día a día, sí espero que marque un antes y un después. Demostraremos que no somos ni una ni dos, sino que somos miles y miles de mujeres las que sufrimos de manera generalizada las consecuencias de una sociedad heteropatriarcal construida por y para los hombres.

La desigualdad de género hace mucho ruido y daño, a pesar de que muchos quieren silenciarla y dejarla fuera del debate político y social. A través del feminismo, un movimiento al que se ha insultado más de la cuenta, queremos cambiar todo esto. No es cuestión de ideologías sino de sentido común y de justicia social. Se trata de conseguir el espacio que nos corresponde.

Este 8 de marzo no es un día de fiesta, es un día para reivindicar, para gritar y quejarnos en letras mayúsculas, al igual que hemos hecho en otras ocasiones, como cada 25 de noviembre por el día contra la violencia de género. No es ningún capricho, ni ningún privilegio. Y ojalá no tuviéramos que dejarnos la voz por las injusticias que vivimos cada día las mujeres, pero todavía queda mucho por hacer y no nos podemos quedar mirando. Menos aún los hombres, a quienes pedimos que colaboren y caminen a nuestro lado, que nos dejen vivir y que nos respeten como lo hacen entre ellos.

Salimos a la calle para reclamar la igualdad entre mujeres y hombres. Salimos por las que no pueden hacer huelga y por las que no se atreven. Por las que trabajan en casa o fuera de ella. Por las estudiantes, las pensionistas o las que están en paro. Por las pequeñas y por las mayores. Por las asesinadas y supervivientes. Paramos por todas y para todas. Pero esto no puede quedarse aquí. Debemos ir más allá y conseguir, de una vez por todas, acabar con todos estos años de patriarcado agresivo y machismo feroz que nos mata, nos discrimina y nos infravalora. Todas juntas conseguiremos ser más poderosas.

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