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Campoo bate el récord de escasez de especialistas: 2.000 niños para un pediatra

Pediatra en una consulta de Atención Primaria.

Javier Fernández Rubio

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Masificación de pacientes, jornadas agotadoras, carencia de incentivos y de carrera profesional... La de pediatra puede ser una carrera con futuro, pero no en los centros de Atención Primaria, los cuales afrontan a medio plazo una tormenta de jubilaciones masivas y una falta de interés de los nuevos profesionales para cubrir las vacantes.

En Cantabria, basta consultar los ratios de pacientes por pediatra para darse cuenta de la precariedad en que este colectivo médico vive instalado. El caso más llamativo es el del Área de Reinosa, que oficialmente cuenta con dos pediatras, aunque uno está de baja de larga duración por incapacidad temporal. El que queda tiene entre sus manos la salud de 1.925 niños y adolescentes.

Que la Pediatría en primera línea no es atractiva para los jóvenes profesionales queda de relieve en el hecho de que, de los cinco pediatras que terminaron residencia este año, todos han rechazado acceder a una plaza en Atención Primaria. Y no es que no se les haya intentado convencer: las gestiones desde la Consejería no han cuajado, estrellándose contra el muro de la realidad. Los residentes prefieren la pediatría hospitalaria, en donde se cobran las guardias, hay más medios, posibilidad de conciliación familiar y una expectativa de carrera profesional vinculada a la investigación.

En una respuesta parlamentaria de la Consejería de Sanidad a Ciudadanos, queda constancia de que, a 1 de septiembre pasado, hay 84 plazas de pediatra en centros de salud y consultorios, para atender a una población infantil de 78.380 niños. Eso arroja un ratio por profesional de 933 niños ya de por sí abultado. Dicho ratio no se reparte de forma homogénea por la comunidad.

Al caso ya citado de Campoo (963 niños para dos pediatras oficialmente), destaca el caso de Santander en donde 46 pediatras han de atender a 43.580 niños (947 por pediatra). Más desahogado anda el Área de Torrelavega, con una población infantil asistida de 19.054 niños para 21 pediatras. Cierra el cupo el Área de Laredo, con un ratio de 921 niños por cada uno de los 15 pediatras existentes.

En ocasiones las funciones de pediatra vienen suplidas por los médicos de familia, que no tienen una formación especializada. La situación se da también en Cantabria. Aunque no hay una cifra global, básicamente se recurre a ellos para cubrir vacantes y sustituciones. En el ámbito nacional se calcula que uno de cada cuatro niños es atendido por estos profesionales que en Cantabria son 348, repartidos en 42 centros de salud y 126 consultorios rurales. Paradójicamente, los campurrianos no salen tan malparados como el resto en el caso de médicos de familia: Disponen de 16, repartidos a partes iguales en ocho centros de salud y 11 consultorios, con un ratio por médico de 987 pacientes (la de Santander es la más alta de Cantabria con 1.385 pacientes por facultativo).

El 40% de los pediatras españoles que ejerce en Atención Primaria tiene más de 55 años. Eso significa que cerca de un millar de profesionales se jubilarán en los próximos años cuando solo el 29% de los MIR de Pediatría no elige un hospital para trabajar. Con 50 pacientes al día, horarios de tarde de 14.00 a 21.00 horas, sin guardias pero con sustituciones, sin incentivos y sin posible desarrollo profesional se requiere tener mucha vocación o un interés particular para cubrir las necesidades de la Atención Primaria cántabra.

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