Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El confinamiento en un pueblo de 15 vecinos: “Todos estamos pendientes del resto”

La OCDE alerta de la pérdida de nivel de vida de los jubilados tras la reforma de las pensiones

Blanca Sáinz

0

“Estoy encerrado como en la cárcel”, comenta entre risas Pedro Fernández, natural de Pesquera y de 84 años. Él, como la mayor parte de las personas que viven en este pueblo de unos 70 habitantes, supera la franja de los 65 años. Y él, al igual que el resto de españoles, pasa estos días de marzo enclaustrado en su casa y esperando a que el confinamiento cese con el menor número de daños posible.

Su situación es la de muchas personas que habitan en la Cantabria rural, esa parte envejecida del territorio donde se prefiere seguir viviendo al margen de una sociedad en la que el 'no parar' se ha convertido en una obligación. Ellos se toman la vida con calma, aunque esta cuarentena les ha puesto contra las cuerdas: “Por el día parece que no me da tanto miedo, pero por la noche cuando me despierto se me viene a la cabeza esa maldad que nos ha venido ahora… Intento pensar en otra cosa, pero no puedo”, explica este ganadero jubilado.

Secundino Caso es el alcalde de Peñarrubia, un municipio de 350 vecinos en el que todos se conocen. Él cuenta con orgullo cómo el gobierno municipal ha decidido dar sus números de teléfono “para que nadie tenga que moverse para nada”. “Aquí todos estamos pendientes del resto por si alguien nos necesita, ya sea para comprar medicamentos, para bajar al médico o para hacer la compra”, reitera.

Caso confiesa que hace unos días se tomó la decisión de que las auxiliares a domicilio contratadas por el Consistorio acudiesen únicamente a las casas de las personas “muy dependientes”. “Creemos que el riesgo de ir a domicilios donde no es tan necesario ir es mayor que la ventaja”, advierte. Esta razón fue la que llevó a este pueblo del extremo oriental de Cantabria, a los pies de los Picos de Europa, a ponerse en marcha “para que ninguna persona mayor o dependiente quedase de lado durante esta cuarentena”.

Algo similar ocurre en Entrambasaguas-La Lomba, en plena Hermandad de Campoo de Suso. Allí Antonino Díez es el alcalde pedáneo de una localidad con apenas medio centenar de habitantes. “La atención domiciliaria que proporcionan los ayuntamientos está funcionando en los casos de primera necesidad, en el resto de casos todos estamos dispuestos a ayudar. Si sabemos que un vecino necesita atención, estamos más pendientes de él. Nos apañamos entre nosotros”, relata.

Medicamentos en plena cuarentena

Y es que el miedo a que las personas dependientes quedasen de lado en pleno estado de alarma en estos pueblos estuvo ahí desde el primer momento, por lo que tuvieron tiempo de reajustar servicios habituales como el de la dispensación de medicamentos. Un ejemplo de ello es Tresviso, donde un médico y una enfermera visitan el pueblo regularmente para proporcionar medicinas a las 15 personas que viven allí.

Su alcalde, Javier Campo, indica que recibieron la visita del personal sanitario la pasada semana y les surtieron para un mes. “Aquí hay alguna persona que pasa de 82, y el resto tenemos de 50 en adelante, pero ningún dependiente”, señala Campo, justificando que al aislamiento habitual por la orografía del terreno se suma ahora al confinamiento de estos días.

Por su parte, Pedro Fernández declara desde Pesquera que en su pueblo las personas mayores dejan la tarjeta electrónica sanitaria en un buzón disponible para ello, y es la propia farmacéutica quien las recoge y les lleva los medicamentos a casa. Él vive solo y cocina y hace las tareas de su casa: “De momento, no me hace falta nadie”, expresa.

Esta cuarentena inesperada ha sacado a relucir la necesidad de socializar que tenemos los humanos, incluso para aquellos que por sus circunstancias personales pasan más tiempo solos que acompañados. Entretanto, Pedro sigue deseando volver al bar de Aguayo al que acude cada fin de semana a echar las cartas. “Que esto acabe rápido”, concluye.

Etiquetas
stats