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Las familias de Cantabria claman contra Educación por no incluirlas en la negociación del nuevo calendario escolar

Ramón Ruiz, junto a su equipo, durante una visita a un colegio.

Rubén Vivar

El nuevo calendario escolar de Cantabria ha puesto en pie de guerra a las dos principales organizaciones que representan a las familias. Tanto FAPA (Federación de Padres y Madres) como Concapa (Federación Católica de Padres de Alumnos) claman contra el consejero de Educación, Ramón Ruiz, por no haberlas incluido en la mesa de negociación, si bien el fondo de sus reivindicaciones es completamente distinto.

Mientras que la demanda principal de FAPA pasa por acabar con la reducción de jornada en los meses de junio y septiembre -cuando el horario lectivo en Infantil y Primaria se reduce a tres horas y media-, desde Concapa muestran su oposición a la esencia del calendario y, especialmente, son reacios a desvincular las vacaciones escolares de la festividad religiosa de Semana Santa.

El año pasado, Cantabria revolucionó el calendario al sustituir los tres trimestres clásicos por cinco bimestres, separados entre sí por cuatro periodos vacacionales: los tradicionales de Navidad y Semana Santa, a los que se sumó una semana a finales de octubre y otra en febrero coincidiendo con los carnavales.

La novedad para el próximo curso es que la Consejería de Educación, para mantener la proporcionalidad de los bimestres, desvincula los descansos de los carnavales y de la semana de Pascua, cuya celebración pasa de abril a marzo. En su lugar, habrá una semana de vacaciones a finales de febrero y otra en mayo coincidiendo con la festividad del Día del Trabajador.

“Las familias no pintamos nada en las negociaciones educativas”, ha denunciado este martes la presidenta de FAPA, Leticia Cardenal, quien ha criticado al consejero por dejar “en vía muerta” el Pacto por la Educación -recientemente firmado en el seno del Consejo Escolar tras 20 meses de trabajo- al incumplir la premisa de que el calendario escolar debe ser acordado por toda la comunidad educativa.

Cardenal ha afirmado que la reducción de jornada supone un “enorme problema de conciliación” para las familias y ha recordado que su organización ya solicitó al consejero hace un año acabar con dicha medida “y nos respondió afirmativamente, con el inciso de que la primera semana de curso sí se mantendría ese horario reducido, a lo que manifestamos nuestra conformidad”.

Por ello, FAPA ha reclamado a Ruiz que “cumpla con los acuerdos firmados” y reabra la negociación, y “si no es capaz de sentar a las partes, que delegue” en el presidente del Consejo Escolar de Cantabria, Jesús Gutiérrez Barriuso, que en su opinión es la persona “idónea” para lograr un acuerdo. A pesar de que la reunión que mantuvieron este lunes fue “larga y bastante tensa”, Cardenal espera que el consejero “reaccione y busque una solución” o por el contrario “reconozca su incapacidad para seguir en el cargo”.

“Es un ataque a las tradiciones”

Por su parte, la presidenta de Concapa, Mónica Haro, ha coincidido con su homóloga de FAPA en cuestionar que las familias hayan sido “excluidas” en la toma de decisiones vinculadas al calendario escolar, “quedando exclusivamente en manos de la Consejería y de los sindicatos que forman parte de la Junta de Personal Docente, como si se tratara de un mero acuerdo laboral sobre jornadas de trabajo”.

“El calendario escolar tiene unas importantes repercusiones en la vida de las familias y en el desarrollo de nuestros hijos. Dejarnos al margen y, al mismo tiempo, pedir la implicación parental para la mejora de la calidad de la educación es, cuando menos, un contrasentido”, ha señalado Haro en un comunicado.

La presidenta de Concapa ha asegurado de que están “convencidos” de que el nuevo calendario va a complicar “aún más” la conciliación, al mismo tiempo que ha apuntado que “los padres ven con preocupación estas paradas vacacionales, ya que traen en muchos casos la pérdida del ritmo de trabajo y, por consiguiente, la bajada del rendimiento escolar”.

Además, Haro ha considerado “especialmente grave” desvincular los periodos vacacionales de las festividades religiosas. “Somos un país de mayoría católica y esto supone un ataque a nuestras tradiciones y a nuestras creencias. Este curso no tendremos vacaciones de Semana Santa. ¿Qué podemos esperar más adelante? ¿Serán capaces de ir más allá y acortar las vacaciones de Navidad para dejarnos sin los Reyes Magos? Esperad y ved. Si no hacemos nada, nos tememos que así será”, concluye.

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