Paulu Lobete: “Cantabristas es la fuerza que está aglutinando el voto en el espacio político de la izquierda”
Cantabristas nació un sábado del invierno de 2018 en Torrelavega, orillando el epicentro de la capital que suele acaparar el protagonismo político. Casi ocho años después tiene una voz propia que ha ido fortaleciéndose y una cara reconocida al frente, el sociólogo Paulu Lobete (Santander, 1991), que acaba de revalidar en el cargo de secretario general del partido en el congreso celebrado el pasado fin de semana.
Lobete ve luz al final de la travesía y encara la misión épica de conducir a Cantabristas hasta el Parlamento de Cantabria en la primavera de 2027 multiplicando por tres los 5.000 votos de los últimos comicios. Intentará hacerlo con un discurso que cambia el paso, incidiendo en el rechazo al modelo turístico y urbanístico que hasta ahora gozaba de cierto consenso. Bajo una consigna: Cantabria se defiende. Una narrativa que planta cara a la masificación turística, a las políticas del hormigón, a los recortes en sanidad o a la falta de planificación en materia industrial. “El turismo, a pesar de que crece mucho, tampoco está mejorando nuestra calidad de vida”, subraya. Las movilizaciones en defensa del territorio generan expectación, ruido y adhesiones contra “la pretensión de vender nuestra tierra al mejor postor”.
Cantabristas ha alcanzado protagonismo político siendo una formación exclusivamente autonómica y sin tener representación institucional. ¿Cuáles son las claves de este progreso?
Cantabristas responde a una demanda de miles de personas en Cantabria que no tenían una formación política en la que sentirse representados y ocupa ese espacio político amplio que tiene mucho espectro. Creo que hemos tenido algunos aciertos en este camino. Uno es la constancia. Perseverar en una manera de ver las cosas, intentar ser coherentes en todo momento y seguir una línea más o menos constante. Eso al final da sus frutos. Ha sido un camino largo. Llevamos siete años caminando en el desierto y hemos llegado a un punto en el que verdaderamente las encuestas ya indican que estamos a las puertas del Parlamento de Cantabria con una visibilidad muchísimo mayor. La apuesta política es acertada, pero creemos que también la manera de hacerlo.
"¿Quiénes son esos y a quién representan?", dijo de ustedes el consejero de Fomento de Cantabria, Roberto Media (PP), cuando Cantabristas desplegó una pancarta gigante en la cima de Peña Labra contra la carretera Potes-Reinosa.
Cuando lo dijo, lo sabía. Representamos la aspiración de miles de personas de Cantabria que quieren poner sus necesidades, intereses y sus derechos por delante de los intereses particulares y privados que promueve el Partido Popular, que encuentran en Cantabristas una formación política que plantea un modelo alternativo y antagónico al Partido Popular y que es ahora mismo el proyecto que más visiblemente está haciendo oposición a este Gobierno.
Algunas de las manifestaciones que ha organizado Cantabristas no llevan su logo ni el nombre del partido. La pancarta que desplegaron en la Isla de Santa Marina decía simplemente: 'Cantabria se defiende, salvemos nuestra costa'.
Hacemos un diagnóstico sobre eso: la sociedad de Cantabria necesita mejorar su autoestima colectiva, salir a la calle, protestar. De alguna manera, que se refleje que somos mucha gente la que pensamos así. Cantabristas no tiene una visión de la izquierda como un espacio político raquítico en una sociedad muy complicada. Al contrario, pensamos que en Cantabria hay miles de personas que comparten esta manera de ver las cosas, que son críticas, que quieren otro modelo e intentamos movilizarlas y que se muevan. Pensamos que Cantabristas recoge también esa autopercepción de que se pueden cambiar las cosas. Pero, claro, es un proceso que tenemos que hacer al tiempo. No es solo que Cantabristas crezca como formación política, sino que crezca nuestra conciencia colectiva de que somos capaces de construir una Cantabria diferente y está claro que Cantabristas tiene un papel en ese proceso.
La mayoría del electorado vota en clave izquierda/derecha. Cantabristas es un proyecto de defensa de Cantabria. Aquí se ha ensayado el 'regionalismo' del PRC, con notable éxito electoral durante bastante tiempo. ¿Hace falta un nacionalismo cántabro?
No es que haga falta. Son sensibilidades y formas de entender la realidad de Cantabria que de alguna manera tienen que existir en el plano político. Nosotros tenemos un planteamiento cantabrista que, por lo tanto, es amplio, de diferentes maneras de concebir y entender lo que es nuestra tierra. Lo que, desde luego, no es Cantabria es menos que otras comunidades autonómas que han decidido avanzar por ejemplo en sus estatutos de autonomía con reconocimientos a su realidad como nacionalidad histórica. Cantabria tiene que avanzar en la misma línea, si bien la línea de trabajo de Cantabristas, nuestras principales acciones y actividades, no van tanto en la mera reivindicación del estatus de Cantabria, sino en la defensa de lo que es importante: lo que somos y la gente que vivimos en Cantabria en el momento actual. En ese espacio político cabe mucha gente con muchas sensibilidades diferentes y con ese punto en común de querer defender nuestra tierra y defender el autogobierno que para nosotros es fundamental.
Cantabristas no tiene una visión de la izquierda como un espacio político raquítico en una sociedad muy complicada. Al contrario, pensamos que en Cantabria hay miles de personas que comparten esta manera de ver las cosas, que son críticas, que quieren otro modelo e intentamos movilizarlas y que se muevan
¿Alguna vez les ha llamado Miguel Ángel Revilla? ¿Ha querido el PRC negociar o acercarse a Cantabristas?
Revilla, no. No hemos tenido ningún contacto, ni le conozco personalmente. Y el PRC, en muy pocas ocasiones. En dos, que yo recuerde. Una ha sido cuando ya estaban fuera del Gobierno para que les presentáramos nuestro plan de transporte y les dijimos amablemente que el momento de hablar de ese plan era cuando gestionaban transportes, cuando estaba de director general Felipe Piña, que no nos quiso atender. Y otro momento ha sido cuando Paula Fernández nos invitó amablemente al acto de su proclamación y también, de forma cordial, le dijimos que no nos parecía que el papel de una fuerza política como Cantabristas fuese asistir a este tipo de actos de otro partido. Esos han sido los dos momento de relación cordial, pero no ha habido relación política ni un acercamiento por su parte.
Cantabristas acaba de celebrar su congreso, que ha refrendado su liderazgo al frente del partido con un equipo renovado. ¿En cuántos ayuntamientos estiman que podrán presentar listas electorales?
Realmente no tenemos una estimación. Queremos ir despacio con el tema municipal porque nuestra idea no es sacar el máximo número de listas, no vamos con esa lógica, sino que donde nos presentemos lo vamos a hacer con equipos y con proyectos. Sí pensamos que podemos estar en la mayoría de ayuntamientos grandes. Ahora mismo estamos funcionando ya de forma activa en Santander, Torrelavega y en el Asón, que incluye Laredo, y estamos empezando en Piélagos y en los próximos meses esperamos ver crecer el proyecto en otros municipios. No se trata de presentar muchas listas, sino de consolidar el proyecto en los municipios.
¿Quiénes son los votantes de Cantabristas?
Más allá de las encuestas no conocemos mucho. Lo que nos puede decir el sentido común es que Cantabristas es la fuerza que ahora mismo está aglutinando el voto en el espacio político de la izquierda y se ve en las encuestas recientes que se han publicado. También pensamos que es un partido que puede reunir votos de espacios políticos que han ocupado en los últimos años el PSOE o el PRC. Cantabristas es un partido que tiene un planteamiento electoral abierto y un escenario muy amplio de gente a la que puede llegar con ese punto común de la defensa de los intereses de Cantabria, con temas que son muy transversales como, por ejemplo, la lucha contra la turistificación masiva que de alguna manera llegan a un espectro político muy grande, no solo al espectro político de la izquierda a la izquierda del PSOE. En ese sentido, nosotros tenemos un enfoque amplio con la idea que la gente se pueda sentir representada en lo que hacemos.
En el tema de la turistificación masiva confluyen algunos aspectos como el urbanismo, determinante para ordenar el territorio, y la estrategia turística que enlaza con el problema de la vivienda. En Cantabria desciende el paro pero es la comunidad que menos crecimiento económico tiene. ¿Qué diagnóstico hace al respecto?
Urbanismo y turismo son dos de los ejes fundamentales y son los temas que más estamos tratando. Nos parece que son la base del modelo de desarrollo. Desgraciadamente, este modelo de desarrollo de apostarlo todo al turismo y a la especulación urbanística no es patrimonio exclusivo del Partido Popular, es un proceso que ya existía con los gobiernos anteriores. Por eso, precisamente, pensamos que hace falta una fuerza política como Cantabristas, que plantea que Cantabria tiene que tener una economía diversificada y una planificación, por ejemplo, en materia industrial, que también hemos visto en estas semanas muestras de cómo el Gobierno está improvisando en esa cuestión, a raíz del vídeo que sacamos con los solares disponibles de suelo industrial. Pensamos que hay que avanzar en otra dirección que comparte mucha gente porque estamos viendo que el turismo, a pesar de que crece mucho, tampoco está mejorando nuestra calidad de vida, como demuestra el hecho de que tengamos momentos de masificación y de saturación turística en verano, y muchas veces está sirviendo para empeorar la calidad de vida de la gente de Cantabria y para enriquecer no se sabe muy bien a quién. Lo que queremos es que haya un proceso económico que sea justo, que a la gente de Cantabria nos compense lo que está pasando y que se respeten los espacios naturales y protegidos.
Necesitamos otro modelo que regule, limite y ponga la vivienda al servicio de los intereses de las personas como un derecho y no como un bien de inversión
Esta cuestión enlaza con el problema de la vivienda. El 42% de los inmuebles que se venden en Cantabria los compra gente de fuera, los precios se desbocan... es muy difícil acceder a un alquiler fijo. El Gobierno de Buruaga plantea 218 viviendas sociales y no tomar medidas para regular los precios de los alquileres, dejar que actúe el libre mercado. ¿Qué opina de esa postura?
Es un acto de fe que nos pide el Gobierno porque está claro que no está consiguiendo solucionar la situación. Lo triste del problema de la vivienda es que, a pesar de que tiene una solución compleja, se está utilizando como pretexto para otras cosas. En Cantabria lo vemos con la autorización de vivienda en suelo rústico, que en absoluto está sirviendo para abaratar el precio de la vivienda, sino que muchas veces incluso al contrario, porque está sirviendo para que vengan personas a hacerse segundas residencias en suelo rústico y encarecen el precio de este suelo, que tampoco es una buena noticia para Cantabria. La receta de construir más vivienda es, no sé si decir incompleta o directamente errónea, porque el problema no es la cantidad de viviendas que existen sino que es un mercado que no funciona y que está al servicio de intereses especulativos, y lo que hace falta es regulación en el mercado de la vivienda, limitación y evitar que, por ejemplo, las personas jurídicas, las empresas o los fondos de inversión puedan adquirir vivienda, que es lo que está permitiendo el Gobierno de Cantabria, porque es lo que está generando y tensionando este problema. También con la cuestión de las viviendas turísticas, que han tardado años en sacar un decreto y encima el decreto ni siquiera resuelve esta situación. El mantra de que se va a resolver porque el mercado lo regula solo pues ya está más que demostrado que no es así. Lo que necesitamos es otro modelo que regule, limite y ponga la vivienda al servicio de los intereses de las personas como un derecho y no como un bien de inversión.
Una de las fortalezas de su formación política es hacer agenda propia. Es decir, decidir de qué temas hablan, no solo ir reaccionando a lo que hacen o dicen otros. ¿Es una estrategia estudiada la de alternar propuestas con críticas?
Intentamos hacer la política de otra manera. Nos da cierta ventaja en esa disputa asimétrica que es competir con partidos políticos que prácticamente son empresas, en cuanto a capacidad económica, en cuanto a recursos, en cuanto a capacidad de aparecer en algunos medios de comunicación. Nosotros lo tenemos que hacer con nuestro esfuerzo, con las redes sociales. Intentamos sacar temas que pensamos que son de fondo y de desarrollo para Cantabria. Lo que no podemos hacer es caer constantemente en los debates y en las ideas que nos plantea el Partido Popular. Si entramos en esa manera de debatir y de ver Cantabria, el debate entra en un marco que no nos llevaría a ninguna parte. Cuando intentamos meter temas en agenda no estamos pensando en táctica, sino en introducir realmente asuntos que preocupan a la sociedad y que hay que hablar de ellos. Estamos teniendo la suerte de que el Partido Popular ya ha identificado que tiene en Cantabristas la principal fuerza de oposición a pesar de estar fuera del Parlamento y está sistemáticamente reaccionando y contestando a cada propuesta e iniciativa que tenemos. Pensamos que es un buen indicador, porque quiere decir que empiezan a estar incómodos con nuestra presencia y la política va de eso: de que quien gobierna esté incómodo y tenga una oposición que hace oposición. Desgraciadamente en Cantabria, con la incomparecencia que nosotros percibimos de los principales partidos de oposición, nos ha tocado este papel y le tendremos que llevar a cabo.
Aludía a que otros partidos funcionan como empresas. ¿Cómo se financia Cantabristas?
Con las aportaciones de los afiliados. Cantabristas no ha recibido hasta la fecha dinero público de ningún tipo. No tenemos derecho a ello. No porque estemos en contra de la financiación de los partidos cuando están en las instituciones, pero es la realidad y lo hacemos con las aportaciones de los afiliados. Teniendo en cuenta que ninguna de las personas que formamos parte de Cantabristas cobramos por lo que hacemos. Lo hacemos en el tiempo que nos queda disponible después de nuestros trabajos. Intentamos hacerlo lo mejor posible, lo que no quita para que, en el futuro, esperemos contar con más medios para poder hacer política con más capacidad y con más visibilidad, que es lo que mucha gente está demandando.
El desarrollo eólico tropieza con muchas reticencias mientras se insiste en aumentar el suministro eléctrico para enchufar el futuro Centro de Datos Altamira o La Pasiega. ¿Cómo resolver este conflicto?
Es un tema complejo que parte de un problema determinante, que es la falta de ordenación del territorio. Si no hay, se improvisa y se desarrollan proyectos eólicos en cualquier lugar a toda prisa y sin garantías. Más cuando estamos descubriendo que el pretexto y el fondo de llenar Cantabria de polígonos eólicos es alimentar un centro de datos que es una iniciativa privada sobre la que hay más sombras que luces, porque en realidad sabemos muy poco de este proyecto, practicamente nada, y gran parte de lo que sabemos no es verdad. Nos están diciendo que genera una cantidad de puestos de trabajo y cualquier persona que conozca el sector de los centros de datos sabe que no es cierto. Un centro de datos apenas genera unas decenas de puestos de trabajo y consume -como ha dicho recientemente un catedrático de la Universidad de Cantabria en un medio de comunicación- como media central nuclear. No sabemos si este proyecto verdaderamente tiene ese carácter estratégico o se están asumiendo en Cantabria proyectos que otras autonomías no quieren porque condicionan el desarrollo futuro de la industria.
El pretexto para llenar Cantabria de polígonos eólicos es alimentar un centro de datos que es una iniciativa privada sobre la que hay más sombras que luces
Para Cantabristas el desarrollo de la industria es un elemento fundamental porque pensamos que el sector industrial de Cantabria tiene que tener un peso importante. Precisamente por eso pensamos que no se puede condicionar el futuro de la industria a un proyecto en particular y que en todo caso si se desarrolla un proyecto de este tipo tiene que haber una transparencia mucho mayor para que conozcamos cuáles son las ventajas e inconvenientes de algo así. Desde luego, solo porque algo suene a futuro no es bueno, porque algo que suene a datos y a innovación no necesariamente es bueno. Es un almacén de grandes dimensiones, con un gran consumo eléctrico y tendrá que tener unas contrapartidas importantes para Cantabria para que se pueda justificar un proyecto así.
¿Cuales son las principales debilidades de Cantabria?
Por señalar algo en particular: el proyecto estratégico del Gobierno anterior, que es compartido por este Gobierno, que es La Pasiega, se ha desarrollado y se ha llevado a cabo sin tener claro si había estación intermodal y ahora sin tener claro si tiene una conexión eléctrica que, por cierto, tampoco sabemos qué demanda eléctrica necesita. Porque tampoco sabemos quién se va a instalar en La Pasiega. El otro día el consejero de Industria, Eduardo Arasti, anunció una empresa pero no nos puede decir cuál es. Como si anunciamos el número de la lotería pero no podemos decir cuál es. Nos tenemos que creer lo que dice el Gobierno de Cantabria, pero lo que vemos es una falta de planificación absoluta. No hay ningún tipo de plan y se llevan a cabo estas inversiones igualmente. La sospecha que tenemos es que lo que está intentando hacer el Gobierno de Cantabria con esta política industrial es sacar adelante proyectos que son beneficiosos para quien los desarrolla y los construye, pero que muchas veces no tienen nada detrás.
Muchas veces es indistinguible el proyecto del PP y de Vox. Se está haciendo política al compás que marca la extrema derecha
Al margen de lordenación del territorio, planificación industrial, turismo o vivienda están las decisiones que el Gobierno toma desde un punto de vista ideológico como la derogación de la Ley cántabra de Memoria Histórica, el rechazo a acoger a menores no acompañados o un discurso sobre la ocupación de viviendas cuando las cifras desmienten que sea un problema real. ¿Cual es el punto de vista de Cantabristas sobre estas cuestiones?
Lo que vemos es que muchas veces es indistinguible el proyecto del PP y de Vox. Dentro del Gobierno de Cantabria tenemos perfiles de consejeros que perfectamente podrían estar en Vox. Se está haciendo política al compás que marca la extrema derecha. La acogida de menores es un tema absolutamente gravísimo porque vulnera la legislación. Es un debate fabricado y diseñado a la medida de la extrema derecha para poner sobre la mesa una cuestión que no se debería ni siquiera poner sobre la mesa, porque los derechos de los menores no son una cuestión debatible y se tiene que hacer. La cuestión de la memoria histórica es una concesión clarísima a Vox por parte del Partido Popular, pero también un anhelo de parte de algunos sectores que forman el PP. Lo que nos planteamos es hasta qué punto ha sido una estrategia rentable para el PRC ser la muleta de un Gobierno que desarrolla políticas acordes con la extrema derecha. Sostener a un Gobierno que está derogando la Ley de Memoria Histórica no es una buena apuesta para un partido que aspira a ocupar el espacio político del centro o del centro-izquierda. Pensamos que no se puede acompañar en esa deriva al Partido Popular. Lo que hay que hacer es tratar de impedir que continúe en esa deriva, pero acompañarle y facilitarle que haga eso nos parece un error político mayúsculo que explica la situación en la que estamos ahora.
Respecto a la defensa de los servicios públicos, ¿cómo valora el 'convenio singular' de 216 millones con el hospital privado de Santa Clotilde durante 15 años?
Vemos que se está intentando desarrollar el 'modelo Ayuso', el modelo de la sanidad madrileña. Intentan privatizar de manera velada todo el sistema sanitario introduciendo entidades privadas y desarrollando un sistema mixto que lleva a una privatización. El problema que tenemos es que la externalización y la privatización tampoco ha sido patrimonio exclusivo del Partido Popular, sino que empezó antes y a la hora de argumentar y de oponernos a las políticas del PP es más fácil si cuando gobierna la izquierda no desarrolla políticas de externalización ni privatización. Tendríamos argumentos más sólidos para oponernos. Aún así hay que oponerse porque el Partido Popular está llevando a cabo estas políticas con mucha intensidad. Es cierto que mucha gente puede pensar que al fin y al cabo le atienden. Pero esto es un proyecto de tránsito hacia una sanidad privada, de copagos, con un sistema que excluya a la gente. Se está buscando que muchas personas para la atención primaria, por ejemplo, tenga seguros de salud privados en lugar de confiar en el sistema público. Lo que no podemos naturalizar es la degradación sistemática de este sistema, tenemos que empujar para que siga existiendo, máxime cuando la inmensa mayoría de los cántabros están a favor de la sanidad pública. Si el Partido Popular dijera con claridad cuál es su proyecto sanitario no lo apoyaría nadie. El problema es que se hace siempre de una manera velada y opaca. La publicación precisamente de esa financiación opaca a muchos años desenmascara cuál es la política del PP en materia sanitaria. Tenemos que denunciarlo, tenemos que protestar y tenemos que defender la sanidad pública.
Si el Partido Popular dijera con claridad cuál es su proyecto sanitario no lo apoyaría nadie. El problema es que se hace siempre de una manera velada y opaca
Otro conflicto que se mantiene latente es con la educación pública, que se va dilantando en el tiempo. ¿Cómo se puede resolver?
El culpable de la prolongación del conflicto es el consejero de Educación, Sergio Silva(PP), de una manera prepotente y sin ningún tipo de capacidad de negociación a la hora de afrontar este conflicto que se está alargando más de lo previsto. Es consecuencia de una forma de entender la política que tiene el Partido Popular en todos los ámbitos y que se basa en no escuchar y en tratar de imponer su punto de vista. Desgraciadamente también vemos un proceso de privatización encubierta en la educación, especialmente en el ámbito de la Formación Profesional, donde no se quiere ampliar la oferta a pesar de que crece la demanda y se busca externalizar en empresas privadas que por otra parte viven de recursos públicos. Por lo tanto, vamos a un modelo en el que lo público se pone al servicio de los intereses privados y no al servicio del interés general. Ese es el modelo del Partido Popular, revestido de eficiencia, pero es favorecer el negocio de algunos a costa del dinero de todos.
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