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“No creo en una poesía en la que haya que estar tirando de diccionario”

Carlos Salem presenta 'Con un pájaro de menos' en la librería Gil

Cristina Sobremazas

España conoció por primera vez a Carlos Salem Sola (Buenos Aires, 1959) a sus 28 años, cuando abandonó su tierra natal para mostrar al otro lado del charco su real forma de escribir. Director de medios como El Faro de Ceuta o El Telegrama ha publicado diversas obras en múltiples idiomas como son alemán, francés, italiano o, por supuesto, español. 

Su última obra 'Con un pájaro de menos' ha salido a la luz este año y se presenta en Santander este viernes 15 de julio, a las 19.00 horas, en la librería Gil, ubicada en la Plaza de Pombo.

Con un ancla en el pecho y un pañuelo en la cabeza, Salem presentó su primera obra 'Si Dios me pide un Bloody Mary' en 2008 y, a raíz de ese poemario, su aspecto de pirata no ha cambiado, pero sí su éxito, que ha ascendido hasta conseguir el Premio Internacional Seseña de Novela con 'Cracovia sin ti' (2010) o Premio Paris Noir con 'Matar y guardar la ropa' (2008).

Tras una larga trayectoria puede decir que ha tocado dos géneros muy diferentes de escritura que son poesía y novela, ¿con cuál se quedaría de los dos?

Son amores tan diferentes y tan parecidos que es imposible quedarse con uno. Cada cual me da algo que el otro solo me demuestra. Yo tengo una 'coplita' que hacía con el cantautor Diego Ojeda: “Mi amante fue la poesía, me casé con la novela y tuve lo que quería, que fue un trío con gemelas”. Son dos amores tan diferentes que la única diferencia es que la poesía podría escribirla y no publicarla mientras que la novela lleva inherente que tiene que ser publicada.

Uno de sus escritores favoritos es Mario Benedetti, ¿su forma de escribir influye en sus obras?

Todo lo que lees influye en tus obras, lo bueno, lo malo, lo que te gusta,... todo. A mí Benedetti me contagió poesía, como a mucha otra gente de distintas generaciones, y tengo algún poema más 'Benedettiano'. Lo que trato de mantener en mis poemas es hablar con las palabras que la gente maneja, las palabras de comprar el pan, de ir a pillar el bus. No creo en una poesía en la que haya que estar tirando de diccionario porque hay otras maneras de provocar que la gente lea más. No hay una estratosfera flotando y abajo está el populacho, y yo no soy poeta, soy escritor de poemas, pero si fuera poeta sería un poeta popular, de la gente.

Todos sus libros tienen ese 'no sé qué' que le define, ¿qué aporta 'Con un pájaro de menos'?

Yo creo, y mis antiguos editores se van a enfadar, que es mi mejor libro de poemas, porque define una gran parte de mi, la 'deserótica', que se pregunta por cosas que mucha gente joven, durante los últimos años, han decidido adoptar, y yo encantado de formar parte de este movimiento. Es esa “generación encantada”, en la que dices lo que quieres, lo pones en las redes y la gente no solo busca lo que escribes, sino que además compran el libro y lo leen. Este libro es como un círculo que se cierra y me recuerda mucho a mi primer libro de poemas 'Si Dios me pide un Bloody Mary', porque están muy repartidos tanto los poemas de rabia como los de amor... o de lo que sea, porque no tengo tapujos para hablar de lo que haga falta.

¿Ha sufrido algún terrible desamor que le lleve a escribir alguna cosa con la que todos nos acabamos sintiendo identificados?

No, la verdad es que no he sufrido por amor, pero igual me empieza a tocar ahora, no sé (risas). Pero tampoco se ve reflejado en este libro, yo no creo que el sufrimiento sea el motor de la escritura. Quizá es más fácil escribir con tristeza, porque estás inspirado, con una especie de borrachera, con lo que yo llamo la 'antiendorfina', porque la endorfina es la felicidad, esa pena que te pone dramático, pero la poesía es vivismo, aunque puede haber pena, por supuesto. Aun así igual me está empezando a tocar porque no sé nada del corazón y estas mierdas, así que igual ahora escribo cosas tristes... pero la poesía tiene que ser un canto a la vida, aunque a veces haya que nombrar a la muerte.

En una de sus entrevistas deja claro que “la novela te obliga a hablar con la voz de un personaje, es como un actor demasiado tímido para poderse poner enfrente de los focos, pero se pone el papel delante y actúa”. ¿Alguna vez ha sido tímido y ha preferido el papel a los escenarios por esa razón?

Bueno, en realidad, yo en esa entrevista hablaba de mí, en la novela yo soy ese actor que es tímido. Si no fuera tímido estaría actuando, actuaría según lo que escribe otro, pero en lugar de eso escribo para que actúen mis personajes. La timidez se cura echándole cara, por ejemplo mi padre fue vendedor y era un tipo muy natural, como soy yo sin darme cuenta. 

Le voy a proponer dos palabras y tiene que elegir una de las dos, deme una explicación sobre la elección y también, si no puede elegir, el por qué.

¿España o Argentina? (duda mucho) Soy 'argueñol' (combinación entre argentino y español). Podría ser 'espantino' pero suena muy feo. Vivo en España y soy español porque participo en muchas cosas, me siento de aquí, parte del problema y no de la solución. Pero no dejo de tener una parte mía argentina, eso no me lo quita nadie.

¿Vino o cerveza? Soy más de cerveza, pero si tengo que elegir prefiero Bourbon, un Whisky de Kentucky.

¿Delicado o salvaje? Salvaje. Si me das a elegir entre educado o salvaje es otra cosa, pero si estamos hablando de amor, de deseo, prefiero salvaje. Si no somos animales cuando estamos en la cama desnudos, ¿qué somos? ¿Directores de protocolo? Creo que la vida es salvaje, en sentido positivo, no sabe hacia donde camina pero busca sobrevivir.

No tiene pelos en la lengua y escribe una poesía, un poco bruta quizá. ¿La poesía debe ser así? ¿Desvergonzada? ¿Con ese realismo sucio, diferente a lo que siempre nos han enseñado sobre delicadeza y metáforas que cobijan la realidad?

Cada uno que escriba la poesía que quiera. Yo no digo cómo tiene que ser, digo cómo quiero contarlo. Existe una influencia en poesía cotidiana de Benedetti o Bukowsky, si hay que decir un taco hay que decirlo porque yo no me imagino a nadie que se levante, vea un día con sol y diga: “¡Hay brisa, ha venido el jerbo a visitarnos!”, ni siquiera un acádemico, más bien diría: “Hace un día de puta madre”. Creo que la poesía tiene que incorporar, al menos la que a mí me gusta, un poco de brutalidad. Yo tengo un poema que se llama 'Cuando te como el coño' y es un poema de amor precioso, ¿cómo quieres que se llame? ¿Cuándo te lamo la vulva? Entiendo que nos han enseñado que hay dos idiomas, pero la televisión está llena de tacos y no pasa nada. Te digo más, los tacos venden y yo no los escribo para vender, ese poema es mucho más romántico que otros poemas que puedan parecer más eruditos, porque es un acto de amor, parece que nadie lo hiciera, y todo el mundo lo hace, o lo quiere hacer o quiere que se lo hagan, eso es lo que me molesta.

Todo el mundo tiene una historia que contar, ¿cree que cualquiera, aunque no sea escritor, podría escribir algo personal que interese al mundo?

Sí, todos sabemos leer y escribir y tenemos la ocasión de acercarnos a una biblioteca y escuchar, leer, leer y dejarnos llevar contando una historia con nuestra propia música. Incluso yo viví en la Patagonia y escuché a gente analfabeta improvisando unos poemas con una belleza que te conmueve. La poesía es el arte de todo y yo siempre sostengo que la poesía nació para ordenar cosas y terminó desordenándolas. La gente terminó convirtiéndolo en un elemento para todo aquello que está prohibido, también era lo que hacía el bufón para burlarse del rey. La poesía es un acto de rebeldía. Hay una cosa escrita por Bukowsky que es muy bonita, algo como que cuando desaparece la forma aparece el poema. Hay que darle más importancia al fondo que a la forma.

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