“Tememos que la participación de las familias en los centros educativos no se recupere cuando pase la pandemia”
La Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Cantabria (FAPA) cuenta con nueva cabeza visible. Y se trata precisamente de eso, en palabras del propio sucesor de la hasta ahora presidenta durante tres legislaturas, Leticia Cardenal, que ahora pasa a ser la número 2. Y es que José Manuel Torre se ha convertido en el nuevo portavoz de esta organización que se integra en la comunidad educativa y que trabaja para lograr mejoras en la educación pública, entre ellas, la participación. “Con la pandemia se está viendo dejada de lado y nos tememos que eso se pueda quedar ahí independientemente de que los datos mejoren”, advierte en conversación con elDiario.es.
¿Cómo afronta el reto de presidir la FAPA?
Casi es como si me hubiera tocado ser presidente de la comunidad de vecinos... No hay una gran variación en este cambio dentro de la junta directiva porque no somos una organización presidencialista, aunque de puertas para afuera nos veamos obligados a serlo. Trabajamos en equipo y no hay una cabeza dirigente, pero de cara a medios y administración sí tenemos que tener una cabeza visible. Leticia Cardenal y yo somos las dos personas que más tiempo llevamos en la organización, por lo que este cargo no va a suponer mucho cambio para mí.
¿Qué objetivos se marca para esta nueva etapa?
Continuar trabajando en la misma línea de ir consiguiendo mejoras dentro de la educación pública, y reclamar más financiación y más participación de las familias, que con la pandemia se está viendo dejada de lado y nos tememos que eso se pueda quedar ahí independientemente de que pase la pandemia y los datos mejoren.
¿En qué sentido se está dejando de lado a las familias?
Es un problema que se está dando en los centros. El hecho de tener ciertas medidas de seguridad, que consideramos necesarias, está eliminando la participación de las familias. El miedo que tenemos es que la participación de las familias, cuando la situación mejore, no se vaya recuperando. Es una cuestión importante y crucial para nosotros. Los centros no se pueden convertir en academias a las que tú llevas a tu hijo o hija a clase, entra, sale y ya está. Comunidad educativa es el día a día y el que haya una participación activa de las familias dentro del proceso educativo.
Era necesario volver a la presencialidad y se ha visto que funciona
¿Qué opina del nivel educativo en Cantabria?
En ese aspecto no tenemos queja, aunque todo es muy mejorable. Faltan recursos, por ejemplo, en atención a la diversidad. Se suele decir que cada vez hay más casos, pero la realidad es que cada vez se detectan más, no es que haya más niños con necesidades específicas que antes. Hacen falta medios aquí y en todas las comunidades.
¿Cómo valora la gestión de la pandemia en las aulas?
Creo que la Consejería hizo la apuesta que tenía que hacer por recuperar la educación presencial. Durante la pandemia se vio que la educación a distancia online no sirve porque no todas las familias cuentan con los medios suficientes y no se puede dar el apoyo que los niños y niñas necesitan. No es solo cuestión de tener un dispositivo y conectividad, sino que son muchas más cosas. Era necesario volver a la presencialidad y se ha visto que funciona. El alumnado ha cumplido sobradamente con las medidas y está pagando un precio caro por ello, porque hay que tener en cuenta que sus relaciones se han visto muy reducidas, y eso anímicamente se nota.
¿Cómo han percibido desde las familias esa carga psicológica de los niños que han tenido que limitar sus contactos y actividades?
Son cosas que a veces se ven de forma más inmediata y otras más a largo plazo. Hay niños y niñas que han cogido miedo a salir y a relacionarse. Hay que ir poco a poco normalizando la convivencia, aunque ahora volvemos a estar en una situación complicada. Esperemos que a la vuelta de vacaciones, contando con la vacunación, la situación vaya mejorando para poder permitir que las relaciones se vayan recuperando, que son fundamentales. La parte que aporta el centro de relación con compañeros y compañeras no se puede dar en casa.
Ha mencionado la vacunación. ¿Cree que el procedimiento que se está llevando a cabo para vacunar a los niños es el adecuado?
Sí. Se habla mucho de este tema. Yo no entendía el debate de si vacunarlos en los centros cuando en otros casos no se ha hecho así. Ni se ha vacunado a los mayores en la universidad e instituto, ni se ha vacunado en centros de trabajo. Puede que no hubiese sido una mala opción vacunar en los colegios, pero eso también puede provocar un señalamiento hacia las familias que decidan no vacunar a sus hijos por la cuestión que sea, en eso no entro. Sus compañeros iban a saber que no se vacunan, y los niños iban a pagar las consecuencias de las decisiones correctas o incorrectas de sus familias. Y organizativamente no sé hasta qué punto iba a ser viable por el papeleo y las autorizaciones. Es cierto que nos hubiese ahorrado desplazamientos a las familias, pero la pasada semana fui a vacunar a mi hija y funcionaba perfectamente y con una atención muy buena.
¿Esperan que, al igual que en el resto de grupos de edades en España, los niños alcancen porcentajes tan elevados de vacunación?
Estoy convencido de que sí. En estas franjas igual puede haber más dudas en algunas familias, pero creo que hay que animarse a ello, ya no solo por vacunar a los propios niños, sino para que puedan acudir a ver a sus abuelos después con la garantía de que ha bajado el riesgo que le supone a sus mayores.
En clave nacional, ¿qué diagnóstico hace de la nueva ley educativa estatal, la LOMLOE, que ha generado polémica entre sectores de la educación concertada?
Creo que ha creado mucha polémica artificial. Se ha hablado mucho de que el castellano dejase de ser una lengua vehicular cuando no lo había sido nunca hasta la ley anterior, que además es una ley que ni los partidos que la aprobaron a día de hoy quieren. Son polémicas artificiales sobre temas sensibles, como atacar que se dé importancia a otras lenguas oficiales cuando eso engrandece el sistema, no al revés. Ahora nos toca la polémica sobre la supresión de los exámenes extraordinarios de junio. Se habla de pérdida de calidad educativa cuando realmente para afrontar esos exámenes el alumnado que tenía que presentarse tenía dos semanas escasas para prepararlos y eso tenía la consecuencia de que había que eliminar esas semanas de clase para el resto, por lo que había que ir más a la carrera durante todo el curso. La ley mejora porque era imposible no mejorar lo que había anteriormente. Por nuestra parte sigue teniendo muchas cosas que mejorar, como en la educación concertada y la presencia de religión en las aulas, pero supone un avance importante.
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