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Las bibliotecas públicas empiezan “a respirar”, pero ¿qué piensan sus responsables?

Biblioteca pública de Guadalajara

Francisca Bravo Miranda

“Siempre hay que pensar que el libro como un vehículo cultural imprescindible. Y quien organiza el mundo del libro, lo pone y presta este servicio, son las redes de bibliotecas públicas”. Son palabras de Begoña Marlasca, vicepresidenta de ANABAD en su unidad territorial de Castilla-La Mancha, la Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas. Begoña recuerda que existe un día para las bibliotecas, pero que es los 23 de abril el día que se da “la batalla” por todo estos elementos culturales.

Los bibliotecarios coinciden en que hay una situación que se ha mantenido en los últimos años, y que no sólo se refiere a la legislatura de recortes en Educación y Cultura, sino que se remonta hace cerca de una década. Fue entonces cuando comenzó el movimiento asociativo para defender la función y la labor que llevan a cabo bibliotecarios y bibliotecarias de toda la región. “Lo colectivo, lo común y compartido son la esencia de las bibliotecas”, era lo que resaltaban en el manifiesto de la Bibliorresistencia.

Juan José Alfaro, es el presidente “en funciones” de la asociación de Bibliotecarios de Cuenca. Explica que las bibliotecas alrededor de la región “empiezan a respirar”, pero eso no significa que sigan faltando recursos alrededor de todo el sistema. Actualmente, se cuenta con dos ayudas que llevaban años sin concederse desde la administración regional, para la contratación de bibliotecarios y también para la adquisición de nuevo material bibliográfico. Están esperando, eso sí, a las ayudas para el incentivo de la lectura. “Desde la consejería me han asegurado que saldrán y son ayudas que llevamos sin tener más de diez años”, explica Alfaro.

Se trata de una muestra de la “sensibilidad” que tiene el consejero de Educación, Cultura y Deportes, Ángel Felpeto, con el concepto y la labor de las bibliotecas, según agradecen desde ANABAD. Esto, sin embargo, no significa que no sigan faltando recursos. “Las cuantías no son las que eran, pero tenemos que ver que ahora podemos financiar el contrato del bibliotecario, porque sin él, sin nosotros, no hay biblioteca. Este puesto de trabajo que es lo que es más dificultoso para los ayuntamientos”, explica el bibliotecario.

De todos modos, quiere recalcar el esfuerzo de quienes siguieron al frente cuando no había ayudas: “han sido ellos los que han trabajado por apostar por este puesto de trabajo, haciendo todo el esfuerzo”. “No son las mejores condiciones, ni las que esperábamos, pero esto es un respiro”, recalca Alfaro. De todos modos, advierte de que lo que es frágil “es muy fácil romperlo y luego muy difícil reconstruirlo”. Así se refiere a distintas plantas o centros enteros que se cerraron en la región y que será “muy difícil” volver a reabrir.

“Motor vital”

“En una población pequeña, la biblioteca es el motor vital de la población. En realidad, para lo que es ocio alternativo o sano, no hay otra alternativa más que la biblioteca”, explica Alfaro. Y esto, asegura, la población lo agradece “enormemente”, porque cuentan así con un centro de reunión, de profundizar en la comunidad y en la cultura También para hacer los deberes, añade. En el mismo sentido se expresa Francisco Alfaro García, presidente de la Asociación de Bibliotecarios de Albacete, que también reconoce y agradece el paso adelante de contar nuevamente con ayudas para las bibliotecas municipales.

Sin embargo, Alfaro también llama la atención a uno de los problemas que sufren las bibliotecas que es la “enorme dependencia” que tienen con los ayuntamientos, del alcalde y del “concejal de turno”. “Si los políticos tienen cierta sensibilidad hacia la biblioteca, pues se reciben apoyos y si no la tiene, y por desgracia nos encontramos bastantes políticos que no la tienen, pues se deja de lado la bibliotecas”, explica el bibliotecario. Es esta figura la que se ve más afectada por el sistema, recalca, que se encuentra entre la administración local y la regional.

En cuanto a esta dependencia, también explica que el bibliotecario, como funcionario, se puede legar a sentir “muy aislado y solo”, al depender del Consistorio pero trabajar en un espacio reservado. “Por eso creamos la asociación, para sentirnos unidos a los compañeros de otros pueblos”, explica Alfaro. Como ejemplos, señala que todavía existen bibliotecarios con jornada reducida, una situación que “iba a ser temporal pero parece que se va a mantener”. “Si con una corporación te llevas mal, es horrible y pasas cuatro años mal. Si todos dependiésemos de la misma administración, sería más lógico”, asegura.

Alfaro también recuerda que las subvenciones han vuelto a la región, sí, pero “no porque sí”. “Han vuelto porque nos hemos dado muchos cabezazos y muchos viajes a Toledo, pero además es que pensamos que no están llegando a las personas que realmente lo necesitan”, asegura el bibliotecario. “Las subvenciones han servido para dárselas a los ayuntamientos que tenían su biblioteca en buenas condiciones, no a las que cerraron”, señala. Finalmente, lamenta que siempre parezca que haya que defender su labor, lo que no pasa con otros funcionarios: “tenemos que estar siempre demostrando que la biblioteca es útil, que nuestro trabajo es útil”.

Cuatro millones de euros necesarios

Desde la ANABAD, Begoña Marlasca agradece que se “afortunadamente” se haya retomado la política de las subvenciones a las bibliotecas, pero también recalca que las cantidades no son suficientes y “no llegan a lo que necesitan”. “Claro que ha mejorado, porque antes no había nada y ahora sí, pero es muy ajo para las necesidades reales de la red de bibliotecas”, recalca. Desde la federación, calculan que serían unos cuatro millones de euros los necesarios para el mantenimiento óptimo de la red, pero actualmente las ayudas no superan los dos millones.

“Siempre solicitamos que se haga un mayor esfuerzo, porque el problema de la cultura, que es donde se circunscriben las bibliotecas, siempre se dejan para lo último como si fueran necesidades de segundo tipo”, lamenta. Esto, a pesar de que son de los centros públicos “más visitados”, después de los centros de salud, o los colegios, explica. “Son miles los ciudadanos que nos visitan a diario. Creo que no necesitamos más argumento”, concluye.

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