“El cáncer prevalente es el que está asociado al proceso de envejecimiento”
“Sí, hay más mortalidad por cáncer pero es porque vivimos más años y las causas de muerte han cambiado”. Así lo ha señalado la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Antonia Blasco, tras visitar este jueves el Campus de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) para ofrecer la conferencia ‘El papel de los telómeros en el cáncer y en el envejecimiento’. Entre otros aspectos, la científica alicantina ha incidido en su trabajo de más de 20 años centrado en demostrar la relevancia de los telómeros y de la telomerasa en el cáncer, así como en enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
El envejecimiento es el factor de riesgo común para las enfermedades de mayor incidencia en el mundo desarrollado, como el cáncer, las patologías cardiovasculares y las neurodegenerativas. Su ponencia se ha centrado precisamente en explicar el origen de las enfermedades asociadas al proceso de envejecimiento, entre ellas el cáncer. “En mi caso estudio el acortamiento de unas estructuras que protegen nuestros cromosomas que se llaman telómeros. Conforme nuestras células se dividen tras regenerar nuestros tejidos, estos télomeros se van erosionado, y esto es la causa de muchas patologías”, explica Blasco.
Blasco ha señalado que la longitud de los telómeros determina la longevidad y ha explicado que si un individuo nace con estas estructuras más cortas debido a una mutación, aumenta la probabilidad de desarrollar de forma prematura enfermedades relacionadas con la degeneración de los tejidos. Además ha insistido en que los telómeros no son iguales en todos los individuos, de forma que las personas con los telómeros más cortos tienen mayor riesgo de desarrollar patologías relacionadas con el envejecimiento como el infarto de miocardio.
En este sentido, ha destacado la importancia de conocer las causas moleculares del envejecimiento para diseñar estrategias contra las patologías asociadas. Entre otras, ha señalado la que constituye su área de especialidad, que es la erosión de las estructuras que protegen los extremos de los cromosomas humanos, los telómeros. Su acortamiento, “es una causa primaria que desencadena otras”, y se acortan “a consecuencia de cómo está diseñada la vida” a través de los procesos de división celular.
“Hay una proteína -la telomerasa- que es capaz de alargar estos telómeros y gracias a eso puede existir la vida, porque sino los telómeros se irían siempre acortando y no sería posible por ejemplo mantener generaciones”, ha señalado la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). “La telomerasa lo que hace es resetear estos telómeros con cada generación. Es una enzima muy importante que se descubrió en 1985, la descubrió la que fue mi mentora cuando estuve en EEUU trabajando y por ese descubrimiento a ella y a otras dos personas le dieron el Premio Nobel de Medicina”.
Largo proceso de investigación
María Antonia Blasco asegura que la investigación es un proceso en el que se consiguen muchos resultados pero que es como una pieza de un puzzle, “tienes que ir colocando las piezas hasta que ves y entiendes como funciona un proceso”. “En el caso de la telomerasa se encontró en 1985 y todos estos años hemos estado intentando entender cuál su importancia en el cáncer y en el envejecimiento y ahora por supuesto que sabemos mucho más y se está en un punto en el que se está intentando diseñar estrategias terapéuticas en el cáncer, en enfermedades asociadas al envejecimiento”, explica la doctora.
“Si comparamos las causas de mortalidad de ahora con principios del siglo XX son diferentes. Había una altísima mortalidad infantil y mortalidad por infecciones, no había antibióticos y la esperanza de vida era mucho más corta que ahora, alrededor de unos 35 años porque las personas morían jóvenes de otras cosas que hoy no nos morimos”, explica Blasco. “Lo que ocurre ahora es que todo esto ha cambiado y ahora gracias a la investigación, llegamos a vivir relativamente sanos hasta los 70 u 80 años. No nos morimos de lo que nos moríamos antes y nos morimos de enfermedades degenerativas asociadas al envejecimiento entre ellas el cáncer”.
La doctora confirma que es posible que algunos tipos de cáncer estén aumentando y puede que estén asociados a nuestros hábitos de vida. “Parece que puede haber un aumento del cáncer de mama y esto puede ser debido a los hábitos de vida. También el aumento del cáncer de pulmón es un ejemplo clarísimo asociado a nuestros hábitos de vida y en concreto a fumar”. De hecho, María Antonia Blasco asegura que el cáncer de pulmón en mujeres era un algo raro, y sin embargo ahora es la segunda causa por cáncer en mujeres desde que empezaron a fumar. “Todo este tipo de cosas pueden influir”.
La importancia de la alimentación
Según la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), la alimentación es un parte importante para prevenir enfermedades como el cáncer aunque no es lo único. “Hace unos años se dijo que el consumo de carnes procesadas y rojas podían aumentar la incidencia del cáncer. Hay un decálogo de recomendaciones para evitar la aparición del cáncer pero hay que tener en cuenta que por mucho que hagamos estas cosas bien, el cáncer es una enfermedad asociada al envejecimiento y el riesgo de que tengamos un cáncer va a aumentar conforme cumplimos años”.
El cáncer y los jóvenes
“El cáncer prevalente es el que está asociado al proceso de envejecimiento”, explica la doctora, aunque también hay jóvenes e incluso niños que tienen cáncer, aunque su frecuencia es mucho menor. “Sabemos que hay personas jóvenes que pueden morir de un infarto pero su frecuencia es mucho menor que con 80 años. En el caso del cáncer infantil no tienen nada que ver con el cáncer que ocurre en adultos, son tumores diferentes y la mayor parte están asociados a una alteración cromosómica determinada que puede haber ocurrido durante el desarrollo embrionario”.
Sobre su cura, Blasco asegura que el cáncer abarca muchas enfermedades diferentes. “Antes se pensaba que había unos 200 tipos de cáncer según la célula de origen y ahora sabemos que hay seguramente miles porque incluso el mismo tipo de cáncer puede ser muy diferente aunque sea del mismo órgano. Por eso lo que se está desarrollando en las últimas décadas es lo que se llama terapias especializadas contra los tumores de cada paciente. Hay un cáncer de pulmón que lo tienes que tratar con unos fármacos y otros con otros diferentes”.
De cara al futuro, uno de las grandes apuestas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) es el estudio de la metástais, es decir cuando las células del tumor se escapan de su sitio original y viajan por la sangre e invaden otros tejidos. “Cuando eso ha ocurrido es muy difícil controlar el tumor y ese proceso de metástasis no lo hemos entendido a nivel molecular tanto como los tumores iniciales. Por eso estamos invirtiendo en grupos de investigación que estudian la metástasis para intentar bloquearla y entender cómo funciona y tener fármacos en el futuro que sean capaces de bloquear esta metástasis”, concluye Blasco.
Una larga trayectoria
María A. Blasco obtuvo su doctorado en 1993 en el Centro de Biología Molecular ‘Severo Ochoa’ bajo la supervisión de Margarita Salas. Ese mismo año se trasladó a Cold Spring Harbor Laboratory en Nueva York (EE.UU.) para incorporarse al laboratorio dirigido por Carol W. Greider en calidad de becaria posdoctoral. En 1977 regresó a España para establecer su propio grupo de investigación en el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC, Madrid). En 2003 se trasladó al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO, Madrid) como directora del programa de Oncología Molecular y jefa del grupo de Telómeros y Telomerasa. En 2005 fue nombrada vicedirectora de Investigación Básica del CNIO y en junio de 2011 directora.
Blasco ha publicado más de 250 artículos científicos en revistas internacionales y nacionales con un h-index de 81. Sus logros han sido reconocidos a través de premios como ‘Josef Steiner Cancer Research Award’, ‘Swiss Bridge Award for Research in Cancer’, ‘Körber European Science Award’,’ the EMBO Gold Medal’, el Premio “Rey Jaime I” en Investigación Básica, el premio de la ‘Fundación Lilly en investigación Preclínica’ y el Nacional en Biología ‘Santiago Ramón y Cajal’, entre otros. Además, tiene dos doctorados honoris causa de la Universidad Carlos III de Madrid y de la Universidad de Alicante, respectivamente. En octubre de 2017 recibió la Distinción al Mérito Científico de la Generalitat Valenciana.
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