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El patrimonio del Tajo: historia, tradición y cultura de sus pueblos

Puente romano de Alcántara, en Cáceres

Francisca Bravo Miranda

No sólo importan los aspectos medioambientales y económicos del río Tajo y esto es lo que defendió Miguel Méndez, de la plataforma en Defensa de los ríos Tajo y Alberche, en el II Foro Ibérico del Tajo en Vila de Xeira, Portugal. La base de su ponencia, ‘El patrimonio histórico-cultural del Tajo y su conservación y valoración’, el activista señala la importancia de la defensa de los aspectos lúdicos y sociales que se han producido en las orillas del río de manera histórica.

En este sentido, Méndez asegura que existen un sinnúmero de recursos que se pueden aprovechar no sólo para el turismo, sino también para que se recupere la identidad que han supuestos los afluentes en la vida de los pueblos. “Pedimos a las administraciones para que todos estos recursos se potencien y que no se pierdan”, señala el activista, quien también quiere impulsar el “retorno” de los ciudadanos a su río.

Este patrimonio es muy extenso y pasa por diversos aspectos culturales. “Los ríos siempre han sido vías de comunicación, donde se han asentado molinos de agua, aceñas y otros artilugios para aprovechar la energía hidráulica”, señala el experto. En este sentido, recalca, incluso, que estos artificios fueron parte de la base de la primera revolución industrial. En este sentido, destaca las aceñas como un “patrimonio hidrográfico protoindustrial” que debe ser tomado en valor.

En especial, ha recordado el proyecto de navegación del ingeniero Juan Bautista Antonelli, ingeniero italiano (o rumano, según las fuentes que se consulten) quien fue el encargado de proponer el primer proyecto de navegación del río Tajo.  La empresa se desarrolló durante los años 1581 a 1588 y, si bien no hay documentación de planos o proyectos, si se conoce la falta de seguridad económica del proyecto.  Los gastos para hacer navegable el tramo comprendido entre Talavera la Vieja y Toledo supusieron un total de 433.000 reales y se llevaron a cabo entre los años 1586 y 1588, según ha aclarado Méndez.

Por otro lado, Méndez ha destacado los monumentos que se han mantenido en las orillas del afluente y que han servido para “salvarlo”, desde los puentes, entre los que se encuentran infraestructuras históricas romanas y árabes, hasta los vados. En este sentido, señala también los artilugios para subir el agua, como el de Juanelo Turriano en Toledo, obra renacentista que se recuerda históricamente.

En este sentido, recuerda también los acueductos que han existido. En Toledo, según señalan desde el proyecto Toledo Olvidado, existía un acueducto romano que nacía en la prensa de Alcantarilla en la localidad de Mazarambroz cuya instrucción se inició en el siglo I. La capacidad era de unos 3 hectómetros cúbicos y medio. Los ingenieros romanos usaron torres acuarias, de las cuales había cuatro en la ciudad, y algunas todavía siguen en pie. La infraestructura dejó de funcionar hacia el siglo IX, según afirma el proyecto.

No todo va a ser historia: fiestas

Pero, más allá de la historia y las diversas infraestructuras e ingeniería que han florecido alrededor del río de manera histórica, también hay aspectos lúdicos que defiende el experto. En este sentido, señala determinadas fiestas, como la procesión fluvial de la localidad de Fuentidueña del Tajo. La virgen se lleva en una balsa por encima del río, una tradición que se mantiene hasta hoy. Por otro lado, en Puente del Arzobispo ha sido una tradición la ‘Moja de la Tralla’, en la que el patriarca de los gitanos mojaba su tralla como muestra de suerte para la venga de sus productos en el mercado.

Numerosos son los artistas que han plasmado el río en sus trabajos. Es este el caso de El Greco en su conocídismo cuadro 'Vista y Panorama de Toledo', que la investigadora Alice M. Pollin relaciona con Garcilaso de la Vega, al dedicar al Tajo las palabras “cristalinas aguas, doradas arenas, que digo yo doradas, antes de puro oro nacidas”. Miguel de Cervantes tampoco olvidó al río: “llegaron a la Sagra de Toledo y a vista del celebrado Tajo, famoso por sus arenas y claro por sus líquidos cristales”. La cita pertenece al trabajo póstumo, 'Los trabajos de Persiles y Sigismunda', en la que también señalan que “son las orillas del Tajo las que dan unidad y sentido a las bifurcaciones que cada historia particular va trazando”.

Entre los últimos homenajes al río se encuentra el proyecto escultórico 'Tres Aguas' de la artista vasca Cristina Iglesias. Iglesias creó un recorrido entre la plaza del Ayuntamiento de Toledo, la Torre del Agua y el convento de Santa Clara con tres infraestructuras que incluyen una fuente horizontal que representa un canal, un gran pozo metálico y una escultura donde el agua fluye entre las formas de la figura. Tal como señaló la artista al presentar el complejo, se trata de experiencias “únicas” que están intercomunicadas entre sí.

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