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Gaspar Llamazares: “La pandemia ha acelerado las desigualdades”

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Francisca Bravo Miranda

16 de febrero de 2022 19:28 h

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'Pandemónium. Diario de pandemia y populismo' es la crónica y el análisis de la pandemia que Gaspar Llamazares ha presentado en Toledo y cuya autoría comparte con Gema González y Miguel Souto. “Nuestro libro quiere ser un análisis político de la pandemia, que ha sido un proceso social que se ha distribuido de forma desigual”, explica en conversación con este medio Llamazares. “La pandemia llega en el contexto de un momento, que en realidad es una década, populista. Ambos aspectos podemos decir que se retroalimentan, porque además de la transmisión del virus se han distribuido varios relatos”, recalca.

Por una parte, señala, se ha creado un relato negacionista que ha señalado la crisis sanitaria como algo “casi inventado” o, incluso, “inducido que se responde a un intento de control social”. Por otro lado, el relato tecnocrático, “no menos polarizado”, que quiere decirnos que la pandemia “no sólo era evitable, sino también erradicable”. “Los dos relatos no analizan la pandemia como un proceso social y es lo que queremos reivindicar en nuestra crónica, los aspectos históricos, sociales y de género, así como los aspectos políticos que han sido marginados durante este proceso”, explica.

“No sólo se trata de una pandemia, sino también de lo que llamamos la sindemia”, describe. La sindemia sería la “pandemia de la desigualdad”, que destruye el concepto de que “saldremos todos juntos” del problema. “No ha sido para todos igual. Acaba de salir publicado un estudio en el que se ve la distinta distribución de la pandemia según clase social. Fundamentalmente, las clases más frágiles, más deprimidas y con más enfermedades crónicas son las que más han sufrido la pandemia, hasta once veces más”, asegura Llamazares. El exlíder político señala que es justamente esta parte de la crisis la que se quiere poner en “primer plano”, ya no sólo en cuanto a la crisis sanitaria del coronavirus, sino también para pandemias futuras. “Es muy importante tener en cuenta el proceso social y la distribución desigual de la pandemia”, destaca.

“Si la pandemia ha dado alguna indicación es la importancia de lo público”

“La pandemia ha acelerado las desigualdades y así lo muestran las conclusiones de Intermón Oxfam y Cáritas, que muestran que ha aumentado la pobreza severa y que casi se ha duplicado el nivel económico de las rentas más altas. Es evidente que se ha provocado una aceleración de la desigualdad y necesitamos medidas más intensas para paliar sus efectos”, afirma Llamazares. Medidas que debe unirse, puntualiza, a las que ya se han tomado, como la subida del salario mínimo o la reforma laboral, pero que apunten más bien a los aspectos fiscales, entre otros. También, de refuerzo de los servicios públicos. “No cabe duda de que si la pandemia ha dado alguna indicación, es la importancia de lo público, del Estado, de la sanidad pública y debe ser una prioridad fortalecerlas por parte de los gobiernos con sensibilidad social”.

Como ejemplo contrario a lo que considera debe hacerse en casos de pandemia, sitúa a Madrid. “Madrid ha sido el laboratorio de la gestión neoliberal de la pandemia. Por una parte se ha priorizado la economía sobre cualquier aspecto de salud o prevención, y por otro lado ha gestionado la sanidad pública de forma muy restrictiva y en ese sentido, es el paradigma de la gestión neoliberal .El resultado ha sido una sobremortalidad muy importante en las residencias de ancianos y en el conjunto de la comunidad. Dirán que son otras las razones, pero la verdad es que ha sido la política de dejar hacer que ha adoptado ese Gobierno”, reprocha.

En este sentido, compara la situación madrileña con la de su comunidad de origen, Asturias. “Madrid es mucho más joven que Asturias, que tiene una pirámide demográfica invertida prácticamente. Pero la sobremortalidad ha sido prácticamente el doble en Madrid que en Asturias, lo que demuestra que no es un problema de la pirámide demográfica sino de las prioridades del Gobierno y la gestión social y sanitaria que ha realizado”, recalca.

"Hasta que no haya una tasa de vacunación alta en África, las variantes y la pandemia continuarán"

Ahora que se va acabando la pandemia, Llamazares quiere sacar sus primeras conclusiones. La primera de ellas es que la vacuna debe generalizarse al resto del mundo, en especial a África. “Si no lo hacemos, será por falta de solidaridad e inteligencia. Hasta que no haya una tasa de vacunación alta en África, las variantes y la pandemia continuarán”, advierte. Por otra parte, aboga por crear un “marco general global” de pandemias. “Cuando el PP habla de una Ley de Pandemias, hay que decirles que ya existe: se llama la Ley de Salud Pública”.

Por otro lado, aboga por adoptar medidas para fortalecer los “flancos débiles” de la salud pública, entre los que cuenta la salud mental, la atención primaria y la salud laboral. “Hemos sido muy fuertes en la respuesta tecnológica y hospitalaria, pero hemos tenido debilidades en lo que podemos llamar salud comunitaria. Es donde deberíamos dedicar mayor esfuerzo. Es menos brillante, pero genera menos externalidades económicas, pero es la que más políticas de equidad puede lograr”, afirma.

“Sinergia entre pandemia y populismo”

Una de las “debilidades más grandes” que ha existido durante esta crisis sanitaria, reflexiona Llamazares, es una que se dio también en la pandemia de la gripe española de 1918: la “sinergia entre pandemia y populismo”. “En este caso, también ha ocurrido con la infodemia. La pandemia se ha producido, en mi opinión, en un periodo populista en el que fundamentalmente interesaba más la agitación y la confrontación que la colaboración y el acuerdo. Eso ha debilitado la respuesta política frente a la pandemia, que debería haber sido solidaria y colaborativa y no lo ha sido precisamente por la dinámica populista que ha querido rentabilizar la pandemia como un instrumento de desgaste del gobierno”, recalca.

Sin embargo, también destaca que en España “no ha habido correlación entre el negacionismo y el populismo”. “El negacionismo es prácticamente residual, no hay más que ver el nivel de vacunación. Pero el populismo de la extrema derecha tiene una representación importante, mucho más de la que era de esperar. La mayor parte es ira y antipolítica y esto es un mensaje a las fuerzas políticas, en particular a las de izquierda, para recomponer la política democrática. Recomponerla y regenerarla es uno de los grandes debates que nos deja la pandemia”.

Como caso en particular, analiza lo ocurrido con el debate de la reforma laboral. “Lo que ocurrió no ocurrió porque no estén de acuerdo con las medidas que contempla la reforma, sino porque quieren hacer daño al gobierno de turno. A lo mejor quieren un modelo laboral propio en sus comunidades, pero eso está en sus quimeras, no forma parte de la política. En general, la falta de apoyos de la reforma laboral demostró que tenemos un grave problema en la deriva populista”, concluye.

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