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Page busca su mayoría absoluta para que no sumen las derechas ni tener que elegir entre Podemos o Ciudadanos

Cortes de Castilla-La Mancha

Alicia Avilés Pozo

La campaña electoral en Castilla-La Mancha de cara a los comicios del 26 de mayo comienza sin grandes sobresaltos ni estridencias por parte de los diferentes partidos que confían en obtener representación en las Cortes regionales. Millón y medio de votantes están llamados a las urnas, de los cuales aproximadamente unos 300.000 son indecisos. El Gobierno actual del PSOE, con Emiliano García-Page a la cabeza, repite el mismo ‘mantra’: confían en conseguir la mayoría absoluta para dar continuidad a la era post-Cospedal iniciada hace cuatro años cuando la ex presidenta del PP perdió el Ejecutivo castellano-manchego.

La fragmentación de las derechas es en este caso un arma de doble filo y abre muchas vías. Desde la Junta creen que puede aupar a García-Page hasta la mayoría absoluta, pero también es posible que no sea así y que PP, Ciudadanos y Vox sumen lo necesario para gobernar. La traslación de los resultados electorales de los comicios generales lo hubiera permitido.

Hay de esta forma un escenario de lo más variopinto. El mensaje socialista se centra en la necesidad de dar continuidad a todas las políticas de “reversión de recortes” puestas en marcha durante estos últimos cuatro años. Mantienen que en una legislatura no es posible llevarlas a cabo en su totalidad y consideran que los castellano-manchegos así lo están percibiendo. “La continuidad es imprescindible y estamos haciendo llegar ese mensaje”, comentan fuentes del Ejecutivo castellano-manchego.

Pero en el camino de esta legislatura, el PSOE no ha estado solo. Las elecciones de 2015 no le otorgaron mayoría suficiente para gobernar holgadamente si no era de la mano del apoyo parlamentario de los dos diputados de Podemos. El ecuador de la legislatura fue crucial para poner a prueba esa alianza. El pacto para la investidura de García-Page se había roto meses antes porque la formación morada consideraba que los acuerdos no se habían cumplido, y los presupuestos de ese año fueron rechazados. Comenzaron así frenéticas negociaciones que alumbraron en agosto de 2017 el primer (y hasta ahora único) gobierno autonómico PSOE-Podemos.

En base a este acuerdo, la formación morada se hizo con una Vicepresidencia Segunda para José García Molina (líder regional del partido) y con la gestión de su plan 'estrella' de Garantías Ciudadanas, cuya coordinación recayó en Inmaculada Herranz. Su hoja de ruta implicaba aprobar dos leyes: la de Participación Ciudadana y la de Garantía de Ingresos. Ninguna de las dos normativas se ha aprobado. Han llegado a las Cortes pero no se han tramitado. Ahora, García Molina vuelve a presentarse por Podemos como candidato a la Presidencia.

Las relaciones entre PSOE y Podemos han llegado al final de la legislatura vigentes pero muy frías. Los consejeros de Podemos apenas han tenido agenda política institucional. No en vano, en marzo ese pacto corrió peligro al bloquearse la normativa de de renta mínima por, según el Gobierno socialista, la situación interna de la formación morada. Esta última ha defendido que la ley se hubiera aprobado de haber llegado a las Cortes, un argumento que han mantenido hasta el final. Finalmente el pacto no se rompió.

¿Volverá Podemos a ser necesario?

La cuestión ahora es si Podemos conseguirá volver a ser necesario. En las elecciones generales del 28 de abril se quedó sin escaños por Castilla-La Mancha, perdiendo los dos que tenía (uno por Toledo y otro por Albacete). El propio García Molina ha reconocido estos datos como “muy malos” y ha apostado por cambiar estrategias electorales. Será crucial el hecho de que consigan representación de nuevo o no en las Cortes regionales. E incluso en ese caso, si Ciudadanos también entra, algo que no consiguió hace cuatro años y pero que ahora sí lo señalan las encuestas, es posible que García-Page prefiriera tirar del hilo naranja.

El presidente de Castilla-La Mancha no ha ocultado sus preferencias por la formación de Albert Rivera y ha admitido que hay un “espacio de consenso” con ellos. También en Podemos lo han admitido así más de una vez. En Ciudadanos han negado que exista ya un pacto con García-Page para un futuro gobierno, pero es algo que no se deja de mencionar en corrillos políticos. Otro factor es que la situación nacional tras el 28A obligara finalmente a Pedro Sánchez a acordar (gobierno de coalición o apoyos puntuales) con Pablo Iglesias. El efecto en Castilla-La Mancha sería relativo: García-Page, al contrario que Susana Díaz en Andalucía, no tuvo tensiones con el secretario general del PSOE a nivel estatal para configurar sus listas para las generales, dejando hueco a los ‘sanchistas’ en las listas. De no conseguir la mayoría absoluta en las autonómicas “tendría libertad para elegir”, apuntan las fuentes del partido.

No obstante, el otro escenario también preocupa en las filas socialistas. Si las derechas suman lo suficiente, Castilla-La Mancha podría volver a ser del PP -cuyo candidato es ahora Francisco Núñez tras la marcha de Cospedal-, como ha ocurrido en Andalucía. En ello juega un papel fundamental la decisión de Albert Rivera de erigirse como líder de la oposición frente a Pablo Casado. Eso no encajaría con un gobierno autonómico PSOE-Ciudadanos en Castilla-La Mancha, pero tampoco sería imposible.

En los ayuntamientos de las principales ciudades castellano-manchegas también hay escenarios muy cambiantes respecto a 2015. El más significativo lo componen las listas de Vox en las cinco capitales de provincia. En Toledo, donde el PSOE gobierna en coalición con Ganemos, también es probable que entre Vox y aumente Ciudadanos a costa del PP. En este Ayuntamiento, además, los cuatro concejales de Ganemos han decidido no repetir por la imposición de la lista municipal que se pactó en la confluencia regional de Unidas Podemos. Son todo caras nuevas que pueden fragmentar el voto progresista. Si las derechas suman y pactan, el Consistorio volvería a manos del PP tras 11 años de gobierno socialista.

En Ciudad Real, el PSOE solo lleva una legislatura gobernando, y no en coalición con Ganemos, sino mediante apoyos puntuales que no han estado exentos de bronca política, y que ahora se presenta como Unidas Podemos-Izquierda Unida. Mientras, en Cuenca, es probable que el PP pierda buena parte de los votos que logró hace cuatro años debido a que ni el alcalde ni muchos concejales repiten, y uno de ellos incluso se ha pasado a Ciudadanos. En esta ciudad no ha habido acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida para presentar lista conjunta. IU se presenta con el Partico Castellano (PCAS), Podemos junto con Equo, y hay también candidaturas independientes como Cuenca nos Une o Candidatura de Cuenca.

Dos gobiernos municipales del PP a la expectativa

En Albacete es donde mayor número de listas se presentan a las municipales: además de PSOE, PP (que gobierna en la actualidad), Unidas Podemos con Equo, Ciudadanos y Vox, también concurren Unión de Ciudadanos Independientes (UCIN), Contigo Somos Democracia (con el concejal que fue electo por Ciudadanos en 2015 y pasó a ser no adscrito tras su expulsión del partido) y Juntos Ganamos.

Por último, en Guadalajara, también de gobierno ‘popular’, concurren PSOE, PP, Ciudadanos, Vox, la coalición Unidas Podemos-Izquierda Unida, y una nueva lista con el nombre A Guadalajara Hay Que Quererla (AIKE) procedente de la plataforma ciudadana del mismo nombre y que apuesta por empoderar a la sociedad y que defiende la participación, la transparencia y la rendición de cuentas.

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