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Desde la Unión Europea, el FSE financia proyectos creados para ayudar a las personas a mejorar sus capacidades y perspectivas de empleo. El nuevo programa del Fondo Social Europeo Plus+ (FSE+) para el periodo 2021-2027, es el principal instrumento financiero de la Unión Europea, dirigido a mejorar la movilidad de los trabajadores y trabajadoras, el empleo, la educación y las oportunidades de formación, impulsando la inclusión social y luchando contra la pobreza en toda Europa. En España el FSE está adscrito al Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.
El nuevo FSE+ integra los actuales Fondo Social Europeo (FSE), la Iniciativa de Empleo Juvenil (IEJ), el Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD), el Programa de la Unión Europea para el Empleo y la Innovación Social (EaSI) y el Programa Salud UE.
La línea estratégica primordial del FSE, es promover el empleo y el desarrollo de recursos humanos, en todos los países de la Unión Europea.
Una reflexión paradójica y constructivista, en relación a la planificación estratégica y operativa del FSE, que debemos hacernos los profesionales de lo social, y en relación a los principios básicos de coherencia institucional y saber hacer, entre otros, es que la promoción del empleo, como objetivo prioritario, sea a todos los niveles de concreción y en todos los departamentos, y que sea también compartido por todos los profesionales y personas de entidades públicas y privadas, aunando esfuerzos en todos los áreas, para mejorar a la personas que atendemos, en el desarrollo de sus capacidades, formación y empleabilidad, y que el propio Fondo Social Europeo, pueda cofinanciar proyectos vinculados a la prestaciones técnicas que ayuden a su objetivo común.
En España, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) y cuyo objetivo es la lucha contra la pobreza y la exclusión social, según los datos publicado, recientemente, a mitad de julio, la región castellano-manchega, en la última década, mantenía elevadas tasas de riesgo de pobreza y/o exclusión social, por encima de la media nacional.
En 2020, las condiciones de vida en CLM muestran unos resultados mejores que en la secuencia del decenio anterior, sin contar los efectos provocados con la pandemia por la COVID-19, aunque es cierto que la implantación especial de las políticas públicas de todo tipo, y sobre todo, para nuestro gremio, las políticas sociales, han servido para amortiguar las consecuencias sociales directas de la crisis sanitaria entre la población vulnerable y en riesgo de exclusión social.
Según el Informe, la tasa Arope en CLM, supone que casi el 30% de la población está en riesgo de pobreza y/o exclusión social el año 2020, lo que supone una tendencia descendente, y un punto de inflexión respeto a los años anteriores. Además, esta mejora debe valorarse, porque se produce según un contexto de crecimiento del AROPE nacional. En cualquier caso, a pesar de la importante reducción, la tasa se mantiene en valores elevados: es un 13 % más elevada que la media nacional (3,4 puntos porcentuales más) y la quinta más elevada de todas las regiones. En términos absolutos, unas 609.000 personas residentes en Castilla-La Mancha, 15.000 menos que el año pasado, están en riesgo de pobreza y/o exclusión social.
Desde los Servicios Sociales de Atención Primaria, y desde la Ley 14/2010, del 16 de diciembre, de Servicios Sociales de Castilla-La Mancha, se aprobó el catálogo de prestaciones, que pueden ser, como todos sabemos, económicas, técnicas y tecnológicas. Una ley, que después de más de diez años de aplicación y desarrollo, ha sido y es necesaria y útil, se ha desarrollado e implantado en toda la región, y cuyas prestaciones, en sus tres categorías, también han crecido y mejorado en una senda de aciertos.
La ley también alude a criterios de eficiencia y eficacia en la planificación, la gestión y la prestación de los Servicios Sociales, más allá de una cobertura básica y en beneficio directo del cliente, potenciando su autonomía e integración personal, social y comunitaria y su promoción y mejora a todos los niveles posibles, cuestión muy necesaria para dar traslado de ello a los usuarios, como de que tomen conciencia de ello, como verdaderos protagonistas del cambio.
Las prestaciones técnicas, se definen como “el conjunto de intervenciones realizadas por equipos profesionales dirigidas a la prevención, protección, promoción de la autonomía personal y a la inclusión e integración social mediante actuaciones directas de atención a la persona, familia o unidad de convivencia, grupos y comunidades.
Una de dichas prestaciones técnicas es la Prevención y Atención Integral ante Situaciones de Exclusión Social (PAISES), que en el artículo 36, en su apartado g, expone que su objetivo es “potenciar los aprendizajes y habilidades sociales de las personas, familias y grupos que se encuentran en situación o riesgo de exclusión social, para que se puedan desenvolverse con autonomía e integrarse en su entorno habitual y posibilitar el ejercicio de sus derechos, en el acceso a otros sistemas como empleo, sanidad, educación y vivienda.”
La prestación técnica de, PREVENCIÓN Y ATENCIÓN INTEGRAL EN SITUACIONES DE EXCLUSIÓN SOCIAL (PAISES), permite a las personas destinatarias, que participan de forma voluntaria, tomar sus propias decisiones con asesoramiento, apoyo y relación de ayuda de profesionales sociales, a fin de mejorar su inclusión y autonomía personal y social, para mejorar su calidad de vida en todos los ámbitos que engloban a la persona. El instrumento esencial, para mejorar la calidad de vida e incrementar la autonomía y la integración de la personas que se atienden en la prestación es, el Itinerario de Inclusión, que como soporte, debe coincidir con la construcción de un proyecto de crecimiento y mejora personal, que el usuario debe hacer propio, centrado más en sus posibilidades, que en sus dificultades o limitaciones.
Desde la prestación técnica PAISES, y como soporte profesional de la misma, surgen los Equipos Técnicos de Inclusión (ETI), que desde sus inicios, hasta el presente año, han ido mejorando su intervención, y ajustándose a las necesidades de la población que participa en la prestación técnica.
Tres elementos básicos constituyen el trabajo en equipo interdisciplinar para la intervención social; la tarea, el proceso productivo y la comunicación. Citando a Rossel, para un buen trabajo interdisciplinar efectivo, cada profesional tiene que aportar los conocimientos de su disciplina.
Una mejora sustancial en el ETI de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Tomelloso, en el presente año 2021, en el equipo interdisciplinar, es una comunicación, coordinación e intervención socioeducativa, directa, conjunta y efectiva entre profesionales, a priori y a posteriori de la intervención, y con sus clientes y usuarios, a fin de sumar y unificar criterios, mejorando la eficacia y la eficiencia de las actuaciones realizadas, y evitar, como norma general, la duplicidad de actuaciones e intervenciones distintas, entre profesionales, por parte del/a Trabajador/a Social o del/a Educador/a Social, siendo partícipes in situ, en mismo tiempo y forma, del proceso de la prestación.
Ello supone, que los profesionales sociales de referencia de la prestación técnica, se convierten en sí, de manera interdisciplinar y conjunta, en coterapeutas o tandem terapéutico, en beneficio del usuario o cliente, y ofrecer una relación de ayuda y apoyo mutuo conjunto, con una doble visión, utilizando diversas técnicas terapéuticas, constructivas, proactivas, sumativas, y centrando el foco en la soluciones, más que en los problemas, que suelen suponer el inicio del cambio en el destinatario, como entrevista inicial y entrevista motivacional.
Dicha mejora sustancial en el ETI, incide en todos los profesionales de los servicios sociales de todas las prestaciones, como en los recursos externos especializados de entidades públicas y privadas, ya que sin dicho soporte de recursos, los itinerarios de inclusión, no tendrían recorrido, salvo papel mojado, ya que la gran mayoría de entidades de iniciativa social con las que trabajamos los profesionales del ETI, desarrollan proyectos de inclusión social.
Los Itinerarios de Inclusión, como todos sabemos, tienen como objetivo principal, la empleabilidad, la formación y la autonomía. Puede considerarse un programa o proyecto de ajuste personal, formativo-laboral y social.
Otra herramienta importante en el desarrollo de los ETIS, es la promoción de acciones desde la perspectiva grupal y comunitaria, con el objetivo de abordar de manera integral situaciones de riesgo o exclusión social.
Los talleres socioeducativos, programas pre-laborales y ocupacionales grupales, van encaminados a favorecer la competencia y el desarrollo social, como a la búsqueda activa de formación y empleo, alfabetización digital, uso de las nuevas tecnologías, ajuste social y habilidades sociales, organización económica, familiar y doméstica, educación para la salud, o sobres cuestiones de interés o preferencias para el ocio y el tiempo libre.
En otros años, estas actividades y algunas más se han podido realizar, pero en el presente año, dada la situación de la pandemia, han quedado programadas para el presente curso escolar o el próximo año, ya que son un recurso esencial para empoderar y dotar de nuevas destrezas, capacidades y cumplimiento de objetivos básicos a los participantes. Actualmente, todo el equipo del ETI, está programando y diseñando talleres para su aplicación grupal.
Una cuestión importante a destacar en el presente año, es la mejora y utilización de los medios digitales de los usuarios del ETI, para mejorar su comunicación con profesionales y personas, como para la realización de trámites y gestiones electrónicas.
Muchos de los beneficiarios de PAISES, utilizan ya el correo electrónico para comunicarse con los profesionales de la prestación y viceversa, y otro recursos de inclusión social, como también muchos de ellos, tienen ya su clave permanente, para descargar certificados o presentar documentación a entidades públicas y privadas, incluso personas, que en determinados momentos, se dudaba de poder realizar con éxito, dichos trámites y gestiones.
Sin duda, una similitud, entre otras muchas existentes, que pueden dar surgir, es que la prestación PAISES, puede compararse al modelo de Planificación Centrado en la Persona (PCP) para personas con discapacidad, propuesto por R. Schalock y M. A Verdugo, allá por el año 2002.
El modelo PCP es un proceso de colaboración para ayudar a las personas a acceder a los apoyos y servicios que necesitan, para alcanzar una mayor calidad de vida, basada en sus propias preferencias y valores.
La prestación PAISES coincide al cien por cien con el propósito de alcance del modelo PCP y respetando también las preferencias, creencias, valores y decisiones de la persona.
La calidad de vida de las personas con discapacidad, según el modelo teórico propuesto por los citados autores, está compuesto, por ocho dimensiones claves: bienestar emocional, bienestar material, bienestar físico, relaciones interpersonales, inclusión social, desarrollo personal, autodeterminación y derechos. Las ochos dimensiones del modelo PCP, según el proceso integral de inclusión social, se corresponden prácticamente con los siguientes ámbitos: económico, laboral, formativo, socio-sanitario, familiar, residencial, relacional, ciudadanía y participación.
La metodología de PCP, supone una planificación individualizada que se realiza desde el punto de vista de la persona, velando siempre por su dignidad. Permite desarrollar un tipo de apoyo cuya finalidad es potenciar la expresión de las personas, para que tengan una vida plena, en la que no se vea privada del control de su propia vida.
Se realiza desde el punto de vista de la persona, cuya vida es apoyada para planificar desde su interés, preferencias y objetivos, su punto de vista y su libertad de elección.
En ocasiones, cualquier persona, a lo largo de su ciclo vital, por diferentes crisis, casuísticas y circunstancias, puede ver cambiar su propio rumbo o proyecto vital, y pasar de encontrarse en una zona de integración, a una zona de vulnerabilidad o a una zona de exclusión. A pesar de las circunstancias, las diferentes zonas de organización o de cohesión social, no son estáticas, sino dinámicas, como las personas, y por ello pueden pasar de un estado a otros y poder cambiar.
Como profesionales del ETI, más allá del soporte social que necesitan las personas en situaciones de exclusión social, debemos intentar que el beneficiario de la prestación, realice dicho Itinerario de Inclusión como proyecto de vida, de forma optimista, pero también realista, valorando todas las opciones posibles que le ayuden a mejorar.
Si los clientes de la prestación, mejoran en el área de empleo y de formación, muchas de las necesidades que demandan que necesitan cubrir, pueden cubrirse por sus propios medios. Como norma general, si una persona en riesgo de exclusión social, consigue tener un trabajo y mantenerlo en el tiempo, gran parte de las dificultades por las que atraviesa, podrían verse resueltas en pocos meses. En caso de no tener una estabilidad laboral permanente y solo temporal, puede tener periodos de inclusión y exclusión.
Para terminar, y retroalimentar la mejora de los resultados del ETI en el presente año, aun siendo conocedores y conscientes de un notable éxito de los indicadores de la prestación, nos faltará que los propios clientes participantes, desde una escala de satisfacción, puedan evaluar y proponer mejoras, para obtener una evaluación final-sumativa y una meta-evaluación de la prestación.
Esperamos seguir sumando mejoras en el último trimestre del año, y que las intervenciones y actuaciones conjuntas entre profesionales, sigan siendo satisfactorias, eficaces y eficientes.
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