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La paradoja del Bierzo, la comarca donde la industria eólica despide y a la vez quiere instalar decenas de aerogeneradores

Manifestación contra los despidos de LM en Ponferrada.

Elisabet Alba

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Hablar de la historia industrial de León y sus comarcas es hablar de las empresas mineras, del empleo que sustentaba la economía de una provincia, de huelgas y de subvenciones para salvar las huelgas y mantener el empleo. Una espiral que no se dejó de estrechar y complicar hasta la muerte del sector con el cierre de las explotaciones y las centrales térmicas, cuando Europa cerró el grifo de las ayudas a las empresas privadas y las empresas privadas echaron a la calle a sus trabajadores para buscar alternativas que les fueran más beneficiosas.

Por eso es también hablar del surgimiento de empresas 'verdes' para dar empleo y 'futuro' a la provincia y sus comarcas, las de energías renovables, al amparo de subvenciones para compensar en cierta manera el hueco que dejaba el negro carbón. La misma historia que empieza al revés, con los mismos protagonistas con distinto nombre, los mismos conflictos y un desenlace que, si por ahora no se sabe a ciencia cierta, pinta similar. Con 'buenos y malos', mitos y leyendas.

En este marco, el Bierzo es la comarca que vio nacer a la antigua eléctrica nacional Endesa, hoy privatizada bajo control de una empresa pública italiana, Enel, y que ejecuta el cierre de su central de Compostilla. Una zona minera que vio cómo se sacaban de sus entrañas los minerales que poseía, cómo ardían en sus térmicas. Dio su mejor mano de obra hasta que ya no había tajo en el que trabajar. Ahora, en plena segunda ola de las energías renovables en España, es el territorio de la provincia en el que más parques eólicos se quieren implantar y aun así, su empresa más grande –LM Wind Power–, que casualmente se dedica a fabricar molinos de viento, anuncia el despido de casi 400 personas.

Administraciones, sindicatos y comité de empresa llevan días luchando para tratar de salvar de la debacle un territorio con pocas alternativas y al borde de la ruina económica y poblacional. Con las agrupaciones ecologistas en el punto de mira, como cabeza de turco de un conflicto que no les atañe, sino que más bien es calcado al de 2011, cuando LM Wind Power fue concatenando expedientes de regulación de empleo (ERE) hasta que amenazó con cerrar. Todos los actores temen que esta vez la multinacional se 'marque un Vestas' y eche el candado de manera definitiva y de un día para otro, sin previo aviso y sin dar oportunidad a sus trabajadores y a la sociedad berciana a revolverse.

Por qué LM quiere despedir a 393 personas y ofrece deslocalizar a 265

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha seguido los pasos de su predecesor en la Casa Blanca, Donald Trump, y ha decidido imponer este verano aranceles a las empresas eólicas españolas por considerar que estaban exportando a precios por debajo del mercado americano. LM Wind Power, asentada en Ponferrada desde el año 2000, envía entre el 80 y el 90% de su producción al país yanqui, por lo que ha sido una de las multinacionales afectadas. Ha visto cómo se reducía de manera importantísima la demanda de sus productos y de ahí que aluda a que no necesita tanta mano de obra para seguir con su actividad.

La alternativa presentada a los despidos en la planta cabecera de la multinacional en España es recolocar a 240 trabajadores en la industria que la empresa acaba de abrir en Francia (en Cherburgo, Normandía) y para la que necesita la mano de obra cualificada del Bierzo, con el aliciente económico de las ayudas del Gobierno francés a las 'energías limpias', y enviar a otros 25 a la de Castellón, que pasaría a ser la principal en la geografía nacional. En definitiva, deslocalizar a casi 400 familias de la comarca leonesa de manera definitiva.

“La postura de CCOO es cero despidos y cero desplazamientos. Mantener el trabajo aquí”, asegura a este medio Ursicino Sánchez, secretario comarcal del sindicato en el Bierzo, porque lo contrario sería “la puntilla a la comarca. Primero las minas, luego las térmicas y ahora esto... El cierre sería peor que el desmantelamiento de las térmicas y los despidos en las subcontratas, ¡y nos estamos quedando sin gente! Como sigamos así solo van a vivir en la comarca cuatro, y el resto serán residencias de verano”.

Más gráfico es el presidente del comité de empresa, Gabriel Garnelo, que denuncia que “están dejando el Bierzo como un solar, un territorio machacado históricamente”. Y sin excusa para él porque, según asegura: “Fabricamos más de 30 moldes distintos de palas para Estados Unidos y la bajada de la demanda ha sido en un modelo en concreto que se espera que vuelva a crecer en 2022”.

LM Wind Power desembarcó en el Bierzo en los 2000, con unos 50 trabajadores. El mayor número de empleados lo alcanzó en 2009 con 1.350 personas, y un par de años después empezó a hacer ERE para reducir el volumen de activos, incluso amenazó con un cierre total que se consiguió revertir. En la actualidad ronda los 1.063 trabajadores, de los que quiere despedir a 393.

“Ojalá no pase ahora lo que pasó en 2011. Hubo una ruptura sindical. La empresa quería cerrar dos moldes y quedarse sin ninguno. Vamos, cerrar. Se hizo un campamento delante de las naves para que no salieran los inmovilizados y algunos vieron la oportunidad de coger el dinero que les ofrecían en vez de luchar por mantener los empleos”, recuerda el exsecretario de CCOO Vicente Mirón.

Eran otros tiempos, en los que las negociaciones se alargaban hasta la madrugada y terminaban minutos antes de que se agotaran los plazos. “Después de mucho pelear se consiguió un acuerdo y de 100 trabajadores volvió a reflotar a 1.000. Sindicalmente es de lo que más orgulloso me siento”, reconoce.

Las multinacionales como LM, al fin y al cabo, están acostumbradas a operar así. “Son crisis cíclicas que dependen de la producción. En seis meses podemos tener la misma situación si baja otra vez la demanda. Pero ya nos pasó igual con la minería. Cuando las subvenciones se acabaron hicimos un pan con unas hostias, con el agravante de que el grado de degradación en el que las políticas han dejado al Bierzo no hace de la comarca un sitio competitivo que llame la atención a otras industrias”.

El comité de empresa está llamando “a todas las puertas” para pedir ayuda y, por ahora, parece que las administraciones tienen “buena predisposición” a darla. El presidente del Consejo Comarcal del Bierzo, Gerardo Álvarez Courel, tiene claro que “tenemos que pelear por el empleo aunque sea una empresa privada”. De qué manera: “Ayudando en lo que podamos. Las palas siguen saliendo, hay producción, así que la empresa tiene que potenciar lo que funciona, que es lo que tenemos en la comarca, y apostar por mantener una de las mejores empresas en el mundo en fabricación de eólicos”.

Courel quiere creer que lo de LM no es “política del chantaje” sino que “es una empresa que tiene que mirar por sus intereses. La de Ponferrada es una de las más cualificadas del mundo y es conveniente y necesario mantenerla, más allá de las negociaciones para implementar o mantener el servicio y para obtener ayudas de la Junta, del Gobierno o de Europa”.

La 'invasión' renovable de la comarca minera del Bierzo

El Bierzo está atravesando, pues, una paradoja en la que las multinacionales se han propuesto 'invadir' la comarca de molinos de viento mientras revive una crisis industrial en su factoría más importante, que se dedica precisamente a la construcción de palas eólicas. Una doble amenaza que los movimientos ecologistas que claman por la instalación de “renovables sí, pero no así” consideran que les da la razón.

“Lo de LM es un ejemplo de cómo se han planteado las cosas en el Bierzo. Ni siquiera los eólicos que se quieren 'plantar' en la comarca se fabrican en ella”, visibiliza Ricardo Palacios, miembro de la agrupación 'Paisajes y viñedos del Bierzo', que ya ha presentado alegaciones a los macroproyectos renovables que afectan a los viticultores de la comarca como él y por lo que está dispuesto a acabar en los juzgados para evitarlo. “Una vez que los instalen ya se van a quedar ahí. Quieren hacer del Bierzo un polo de turismo industrial, o eso parece porque no plantean otra cosa. Somos dos sectores, uno contra otro. Esperemos que al juez que decida le guste el vino”, añade con sorna.

Tanto él como Raquel Palacio de 'Cabrera Despierta' denuncian que la comarca leonesa se convertiría en una “zona de sacrificio a favor de la transición energética”, “hecha para las empresas y no para los territorios”, un “expolio” que “acabaría con todo lo que nos queda: el paisaje, la biodiversidad, la agricultura, la ganadería, la apicultura, el turismo...”. De hacerse realidad todos los proyectos que hay sobre las mesas de la Junta de Castilla y León y el Gobierno de España, “no habría sitio de la Cabrera desde el que no se vieran molinos”.

Hay muchas voces que han querido ver en su oposición a este futuro a corto plazo la última crisis de LM, cuando “la empresa lleva más de diez años sin trabajar para el mercado nacional”. Pero esta circunstancia sí evidenciaría que “las renovables no son garantía de empleo estable si las producen multinacionales que no son tan 'verdes' como nos venden: ni por su implantación ni por su producción”.

Una “estrategia para crear confusión”, según Susana Davila, del colectivo 'Rural Sostenible', que no la han creado ellos, quienes ven “puntos en común” con la lucha de los trabajadores de la empresa de Ponferrada. “Cada uno lucha por lo suyo” y ambas luchas, la ecologista y la industrial, “pueden ir de la mano”. Por ello, los tres manifiestan “toda la solidaridad con los trabajadores de LM”, porque mañana podrían verse ellos en la misma situación si los macroparques llegan a las montañas del Bierzo amenazando entonces su sustento.

Posibles 'soluciones'

Todos los actores consultados para este artículo llegan a la misma conclusión. Hay que dar estabilidad a la industria para mantener los puestos de trabajo y, al tiempo, mejorar las comunicaciones “nefastas” del Bierzo para que los productos salgan mejor y sean más competitivos. Pero, además, hay una necesidad imperiosa de compatibilizar las renovables con el resto de sectores económicos y recursos de la provincia, de lo que también viven muchas familias.

El tiempo corre y el plazo para firmar un acuerdo se agota el próximo 12 de agosto. Entonces la empresa podrá tomar la decisión unilateral que considere si no hay antes un acuerdo. Si despide a los 393 empleados que quiere, se quedarían en la factoría otros 600, con el temor de que no sea el último ERE y un día vayan a trabajar y se encuentren la persiana bajada y las luces apagadas.

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