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La cartografía tras el procés: una Catalunya de tres colores pero no tan diferente entre sí

Arturo Puente

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Mucho se ha hablado durante los últimos años que Catalunya estaba dividida en dos pedazos. Pero el mapa que han dejado las primeras elecciones tras el torbellino político que supuso el procés en el año 2017 ha pintado la cartografía política catalana de tres colores, con tres áreas bastante unificadas donde han forjado su hegemonía los partidos que casi empataron a escaños, PSC, ERC y Junts. Si se observa el mapa de la victoria en cada municipio –en este otro mapa pueden consultarse los resultados calle a calle con múltiples variables–, la división parece clara: los socialistas han sido la primera fuerza en las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona, Esquerra se ha quedado con el segundo cinturón de la capital además de con las zonas del sur y oeste, mientras los de Laura Borràs han mantenido el pulso en el norte y centro catalán.

Fuente: Generalitat de Catalunya


La imagen del primer partido vencedor, con todo, no alcanza a explicar las dinámicas que han entrado en juego en estas elecciones, donde la principal diferencia respecto a 2017 ha sido el hundimiento de Ciudadanos y el ascenso del partido de Salvador Illa, por una parte, y la mejora de ERC en el primer y segundo cinturón industrial barcelonés, donde ha conseguido consolidarse como el primer o el segundo partido por detrás de los socialistas.

De hecho, el resultado obtenido este domingo por los de Pere Aragonès puede resumirse como la victoria de la centralidad, en la medida que a ERC le ha dado mejores resultados ser segundo en la mayoría del territorio que ser el primer partido con mucha diferencia en unas pocas zonas. Esta cualidad, que en menor medida también ha conseguido Illa, convierte a los republicanos y al PSC en dos partidos capaces de penetrar en territorios donde tiene mayoría su bloque contrario. Y son estos buenos resultados de ambas formaciones de izquierdas las que han hecho que las dos Catalunya que dibujó el procés sean este lunes algo más similares entre sí.

En el siguiente gráfico podemos observar los municipios en los que ERC ha obtenido mejor porcentaje de votos que hace cuatro años. Destacan las localidades situadas entre las comarcas de la Conca de Barberà, Urgell y las Garrigas, entre Lleida y Tarragona, pero también en las zonas costeras el Baix Penedès y el Garraf. Pero sobre todo los de Junqueras pueden estar satisfechos de su consolidación en zonas del Baix Llobregat, donde crecen un punto, en las dos comarcas del Vallès, donde crecen tímidamente, o en el Bages y en la Anoia, donde también consiguen crecer. ERC es la segunda fuerza además en todas las ciudades grandes, como Barcelona, L'Hospitalet, Terrassa, Badalona, Sabadell o Tarragona, y primera en Lleida.



Pero los índices de crecimiento de ERC se quedan pequeños comparados con los del PSC, un partido que ha pasado de firmar un resultado modesto hace cuatro años a ganar ahora por 50.000 votos. El rojo ha vuelto a teñir Barcelona y su área metropolitana, después de varios años en los que había sido naranja y también morado de Podemos en algunas elecciones generales. Ahora los socialistas vuelven a reinar en la zona urbana que les permitió batir a Jordi Pujol por primera vez en 1999 y después a gobernar entre 2003 y 2010.

El rojo es intenso en la zona costera del centro y sur catalán. En la cadena de municipios situados a ras del mar entre la capital catalana y Tarragona, Illa catapultó a su candidatura entre 10 y 15 puntos porcentuales en prácticamente todos ellos. En varios municipios metropolitanos como L'Hospitalet, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Sant Boi, Cornellà, Cerdanyola, El Prat o Sant Adrià del Besòs, los socialistas obtuvieron uno de cada tres votos en juego.

Pero además, de barrer a Ciudadanos en las ciudades conectadas por metro con Barcelona, la candidatura de Illa ha sido muy competente también en municipios del interior de mayoría independentista. En Vic ha mejorado cuatro puntos, y es tercera fuerza. En Manresa prácticamente seis puntos, y se coloca con un 15,7%. En Girona ciudad sube siete y se sitúa a menos de uno de ERC. Ni siquiera el pueblo de Puigdemont, Amer, es ajeno a la crecida del PSC, donde mejora dos puntos.



Tras la victoria de Arrimadas en 2017, Ciudadanos fantaseó durante unos días con una región llamada 'Tabarnia', de mayoría castellanoparlante y donde la formación había arrasado. Cuatro años después, aquel país imaginario es todo rojo y Ciudadanos ha perdido el 80% del voto que obtuvo allí. Con todo, lo cierto es que en aquella zona los socialistas no han mejorado por mucho las abultadas cifras obtenidas por Arrimadas entonces. Sí lo han hecho en sus feudos más fieles, como L'Hospitalet, Santa Coloma, Cornellà o Sant Boi. Pero, sobre todo, el PSC ha tenido un muy buen desempeño en las zonas del interior que a Ciudadanos se le escapaban más, como la zona central y la franja de poniente que baja desde los Pirineos hasta el Ebro.

En municipios como La Pobla de Segur, Illa ha obtenido 10 puntos más que Arrimadas en 2017. En el Pont de Suert han sido 7,6 más. Más hacía el sur, en Riba-roja d'Ebre Illa mejora a Arrimadas en más de 12 puntos, y en Batea la diferencia llega a los 15. Otras zonas que también aparecen pintadas de rojo en el siguiente mapa están en el Empordà o en la parte central catalana. También se reconoce la Roca del Vallès, lugar natal de Illa donde el socialista ha obtenido ahora 2,6 puntos más de los que sacó Ciudadanos en 2017.



La tercera formación en discordia es Junts. El partido de Carles Puigdemont ha perdido incidencia en estas elecciones, pasando del 21,6% de hace cuatro años al 20,4 actual. La formación independentista heredera de Convergència mantiene una fuerte hegemonía en la provincia de Girona, y logra imponerse por la mínima en Lleida, pese a lo que la pérdida de voto ha sido muy pronunciada tanto en esta zona como en Tarragona. Precisamente son estos territorios donde mejores resultados obtiene el PDeCAT, una formación que hace cuatro años se presentó junto a los de Puigdemont pero que en estas se ha escindido tras chocar con la dirección del partido principal.

La bajada generalizada de voto explica que el siguiente mapa aparezca prácticamente entero en tonos grises. Las principales bajadas se sitúan en una franja que va desde la llamada Catalunya Central hasta la zona del Camp de Tarragona. En Vic, por ejemplo, Borràs ha obtenido 2 puntos menos que en las últimas elecciones. Los mismos que en Berga. En Igualada han sido más de cinco puntos. También en la región barcelonesa ha habido caídas por encima de la media. En Sant Cugat, una de las ciudades que gobernaban hasta hace dos años, caen 5 puntos, los mismos que en Sant Just Desvern. En la capital la bajada es menos acusada, y se deja 1,7 puntos.



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