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Raquel Córcoles: “El guión es lo importante, luego ya puedes decidir qué tipo de zapatillas dibujas”

Raquel Corcoles es 'Moderna de Pueblo./David Ruiz

Sergio Collado

La ilustradora Raquel Córcoles (Reus, 1986) acaba de publicar con Carlos Carrero su último cómic, Cooltureta (Lumen), una obra en la que basándose en el detalle disecciona con humor el mundo de la cultura de los más modernos. La historietista, que conocemos por Moderna de Pueblo, tras publicar Soy de pueblo y Los capullos no regalan flores, nos ofrece esta vez una historia alejada narrativamente de lo que hemos visto hasta ahora en El Jueves o Cuore.

Moderna de Pueblo, tu alter ego, tu pseudónimo, es una mujer y en el nuevo cómic el protagonista pasa a ser un hombre... ¿Quién es él y qué salto se ha dado?

Se ha dado un salto para poder tratar algunos temas desde el punto de vista masculino, ya que desde Moderna siempre hay una mirada más crítica, más distante. Ahora desde el Cooltureta retratamos un tipo de persona que también está muy extendido –como las modernas de pueblo– a través del cual podemos hablar de muchos temas relacionados con la cultura y no tanto con las tendencias de moda o de hípsters… aunque mucha gente confunda hípster y cooltureta.

Es un volumen fruto de la colaboración con Carlos Carrero. ¿Qué tal trabajar en tándem con tu pareja?

Ya habíamos hecho viñetas juntos. Eran viñetas que siempre se alejaban de las mías, más románticas o más dirigidas a chicas. Al hacer este libro, sí que nos encontramos que mi visión y la suya eran diferentes, no sé si es por ser mujer y hombre. Yo reflejaba situaciones en las que el Cooltureta había sufrido un percance con tristeza y Carlos me decía que no, que en realidad estaba rabioso o cabreadísimo. Yo me imaginaba cómo enfrentaría una situación y él en ningún modo la hubiera enfrentado de esa manera. Incluso con la ilustración, tenía adaptarme a cosas más masculinas.

¿Cuánto hay de biografía y experiencia personal a la hora de contar tus historias?

En Moderna de Pueblo más porque empezó como una historia no sólo para contar mi vida sino para contar la vida de lo que creía que muchos habíamos vivido: irse del pueblo a la ciudad, con la promesa de que vas a vivir una historia de Hollywood. En Los capullos también hablaba de las relaciones sentimentales parecidas a las que había vivido, a los chascos amorosos… Al final explicas una autobiografía compartida por una generación. En Cooltureta, me despego totalmente de eso, a parte de que la historia ya está pensada para poder hablar de muchos temas tratados desde una historia que es ficción. Me parece interesante hacer algo diferente ahora que está en auge el estilo autobiográfico. Siempre es más difícil hablar de algo que no te ha sucedido a ti que explicar simplemente lo que has vivido. Es un reto que hace que salgan cosas nuevas, que tengas que buscar otros recursos, nuevas formas de narrar.

¿Existe un humor típicamente femenino?

Cuando hablas de cosas femeninas, obviamente lo etiquetan así. No soy muy contraria a que lo etiqueten pero a veces me da pena que cuando un hombre ve a una mujer haciendo humor diga “humor femenino”. Yo, cuando veo a Buenafuente con sus monólogos, por mucho que hablé de fútbol o cuando hace broma de una ducha de tíos, no diré nunca “humor masculino”. Al contrario, me sé meter en la piel de él incluso cuando dice cosas que obviamente no he vivido jamás. Espero que llegue un día que los chistes desde el punto de vista de una mujer no tengan la etiqueta.

¿Qué otras ilustradoras te parecen interesantes en el panorama español?

Me identifico mucho con Agustina Guerrero y su Diario de una Volátil o con Ana Belén Rivero y su Ana Belén y su coño. Por otro lado, mis hermanas están ahora con un proyecto que se llama Las rayadas y también están Tete Empanadillo o Mamen Moreu con quien estuve para la presentación de su nuevo cómic Resaca (y hablamos sobre hasta que punto desnudar la propia vida…). Hay mogollón de chicas y las sigo a todas, ninguna tiene nada que ver con la otra. Hay similitudes, somos chicas, y somos de la misma generación y las cosas que contamos muchas veces se parecen pero hablamos de cosas diferentes porque nosotras somos diferentes y cada una contamos nuestras vivencias

De los tebeos y cómics a la moda de las novelas gráficas...

La idea de la portada nace como un gag… Cuando decidimos hacer un cómic sobre el Cooltureta, decidimos llamarlo novela gráfica porque un cooltureta no lee cómics. Fue una broma, pero sí que intentamos que fuera más novelado, en el sentido de contar una historia con una narrativa con más continuidad que mis anteriores libros. Aunque se puede llamar cómic y novela gráfica a los mismos tipos de productos, es una cuestión a veces de pedantería autodenominar a tu trabajo como novela gráfica y rechazar el término cómic porque te parece de más bajo nivel.

Estamos en una nueva era dorada para los que os ganáis la vida dibujando historietas... ¿quizá no económicamente pero si de prestigio?

Sí, ahora en internet una imagen se comparte y se difunde fácilmente y es muy agradable encontrarte en tu muro una viñeta que al final vas siguiendo. Y al seguirla la estás apoyando. Para mi el aval delante de la editorial son los seguidores, eso ha demostrado que interesaba cuando se pensaba que era para un público más minoritario. Con las redes sociales se ha visto que hay mucha gente a la que le gusta el formato.

Pensando en términos de difusión a través de las redes sociales, ¿se han facilitado algunas cosas en el oficio?

Vas viendo lo que funciona y lo que no, lo que gusta y lo que no gusta, y te vas adaptando. También puede ayudar a hacer un libro al escoger un tema u otro. Aunque se siguen cometiendo errores. En mi caso el poner demasiado texto, intentar explicar demasiadas cosas, cuando en realidad la viñeta que más se ha compartido en Moderna es la de Ni un euro, por ser muy directa. Al final cuanto más simple es, más se esparce.

Con un nuevo contrato bajo el brazo, ¿el fichaje por Lumen es un salto hacia...?

Hacia la seguridad de que tú te puedes llegar a creer que tienes la posibilidad de publicar si quieres un libro al año. Es algo increíble que una editorial tan grande como Penguim Random House inverta en ti. Existe la autoedición pero no te da la seguridad de trabajar para una empresa que te avala y que te va a apoyar. Da la tranquilidad de pensar que quizá se puede vivir de esto, que tanto tú como tu familia siempre habíais dudado.

Trabajas a la manera de una antropóloga ante una tribu heterogénea con sus pequeños tics, tópicos y manías... ¿Es un inside job? inside job

Vengo de la publicidad y ahí no para de salir la palabra inside, que es tener que buscar algo que nos pase a todos. Es lo que me engancha al analizar lo que me pasa como lectora. Cuando algo me llega y me hace gracia es porque me siento identificada y lo que quiero es que cuando se lea el cómic te encuentres una y otra vez con esta sensación, te sientas reconocida porque te pasa a ti o te recuerda a un amigo. Todas las ideas que voy apuntando recurren a eso… luego ya buscaremos la manera de explicarlo en la viñeta.

En tus dibujos se destila una tierna parodia amable…

Todo parte de eso. Cuando me vi en la ciudad –que me corté el flequillo, me enfundé los pitillos y la chupa de cuero–, salí a la calle y me iba cruzando a chicas idénticas a mi, me dije “Dios mío, vamos de originales y realmente es lo que menos somos”. Partiendo de esta autocrítica y mezclándolo con sentido del humor es lo que da para reírse… Con el Cooltureta, igual, no estamos criticando a alguien ajeno. Habla de cosas que haces tú mismo. Hay frases que en algún momento has dicho y al final te dices que “qué ridículo suena, ¿no?”, o “¿por qué siento cátedra cuando en realidad estoy comprando opiniones de otros?”. Se trata de reírse de uno mismo… aunque el personaje del Cooltureta es tan serio que a veces le cuesta.

¿Es cierto que los modernos de verdad son de pueblo?

Llegan a la ciudad con afán de liberarse. En el pueblo soñamos en marchar al sentirnos muy controlados por la familia; salgas por donde salgas te vas a encontrar a alguien que conoces y buscarán mil razones para entender porque vas vestido de esta u otra manera. Vas a la ciudad donde nadie te conoce, te liberas y te vistes como te da la gana. Pero al final acabas vistiendo como todos. Es una contradicción, te acabas integrando también en un ambiente y te acaba importando lo que diga ese ambiente de ti. Al final dentro de la propia ciudad acabas buscando tu propio pueblo donde os controláis todos, porque si nadie sabe qué haces con tu vida parece que no tenga valor.

En una entrevista comentabas que los hipsters ya habían pasado de moda... ¿hacía dónde vamos y cuál es la nueva tendencia?

Siempre se va a ir renovando y habrá cosas muy modernas, muy hípters, que nos van a ir sorprendiendo. Por ejemplo, ahora está la moda normcore en la que los hípters han dado la vuelta y han puesto de moda pasar de la moda. Se visten en chandal y de manera como si no les importara nada… pero evidentemente de forma súper cuidada. Quieras o no esto en una tendencia muy nueva que acabará proyectándose en los que seguimos las tendencias de una u otra manera, siempre adaptada a la calle. Siempre habrá una tendencia que esté por encima y que tengamos que cotillear e intentar entender.

¿Tus personajes evolucionarán con estos cambios?

Claro. Sin embargo, me gusta más basarme en el comportamiento que en la estética. La estética es algo que añades al final. El guión es lo importante, luego ya puedes decidir que tipo de zapatillas dibujas. Al ilustrar muestras la moda del momento y creo que en mis cómics es un valor añadido: fijarse en los modelitos que se llevan, las decoraciones de los bares e identificar estos detalles de las modas.

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