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CORONAVIRUS

La vacunación mediante horas extra de enfermeras: “Ya no hay más gente en las bolsas de trabajo”

Una enfermera prepara una dosis para una residencia de Móra d'Ebre

Pau Rodríguez

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La primera semana de la campaña de vacunación ha dejado en Catalunya unas cifras lejos de las previstas –se han administrado el 14% de las 60.000 dosis recibidas– y los responsables del Departamento de Salud han tenido que salir al paso para pedir tiempo. Han prometido que los objetivos del trimestre se van a cumplir, que la estrategia en su conjunto no se va a ver lastrada por unos primeros días de rodaje, y han atribuido la lentitud inicial a varias razones. Entre ellas, los retrasos en la llegada de las neveras o de las autorizaciones de los geriátricos, así como el adelantamiento de la distribución de las dosis por parte de la Unión Europea. Pero también al hecho de que esta semana pasada se estaban formando todavía los equipos de enfermería responsables de vacunar. 

La mayoría de ellas lo harán doblando turnos, es decir, mediante horas extra, y también ello ha añadido dificultad al proceso, puesto que hay que cuadrar los horarios que cada una de las sanitarias se ofrece a cubrir de forma voluntaria. En la primera semana, fueron 200 las que se desplazaron a residencias para inmunizar a sus usuarios y trabajadores. A partir de este lunes, se espera que sean las 500 que aseguró la Generalitat que se iban a necesitar para la primera fase de la estrategia, que ha vacunar a unas 748.000 personas entre geriátricos, sanitarios y personas muy dependientes. 

La consellera de Salud, Alba Vergés, reconocía este lunes en rueda de prensa que este encaje de bolillos no resulta nada sencillo: “Hay que organizar 26 equipos de enfermeras y de personal de administración y muchos de ellos lo compatibilizan con su trabajo en el sistema de salud, con lo que se han tenido de cuadrar todos los horarios”. La responsable sanitaria del Govern aseguraba que la respuesta del personal de enfermería ha sido “magnífica”, puesto que unas 6.000 han respondido a la llamada de la Administración para participar de forma voluntaria en la campaña, pero añadía que “organizar la logística no está siendo nada fácil”. 

En algunos casos, las propias profesionales se han encontrado con errores de coordinación y planificación. Es lo que le pasó a Eva Rando, enfermera del Centro de Atención Primaria de Roses, en la zona norte de Girona. Tras rellenar el formulario con su disponibilidad, el día 23 de diciembre le informaron vía SMS que tenía que ir el día 2 de enero a vacunar a Blanes, a más de una hora en coche al sur de la provincia. Luego le dijeron que no hiciera caso del mensaje, hasta que el sábado la volvieron convocar para vacunar este martes por la mañana, ya en su zona. “Me dijeron que iba a vacunar de 8 a 15 horas, pero yo tenía disponibilidad por la tarde, porque por la mañana trabajo”, relata. Volvió a llamar para avisar de ello y ahora espera a que la vuelvan a contactar. “Al principio me hacía ilusión ayudar a vacunar, como una sensación de esperanza, ahora veo que quizás va para largo”, lamenta.

La gran mayoría de las 500 enfermeros y enfermeras que se han reclutado para la primera fase de la campaña de vacunación lo harán mediante jornadas complementarias. No se han contratado nuevos profesionales porque, según vienen lamentando las autoridades sanitarias catalanas a medida que avanzaba la pandemia, no los hay disponibles. “Ya no hay más gente en las bolsas de trabajo”, aseguraba el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, que reconocía que el déficit de enfermería es ahora mismo total y a ello se le añade además el aumento de la carga de trabajo de un 25% en la Atención Primaria. 

De esta forma, para contar con personal suficiente para inyectar las primeras dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech, Salud abrió una convocatoria de voluntarios a través de los colegios profesionales. A las distintas llamadas han respondido un total de 6.000 enfermeras y enfermeros, de las que ya se ha formado a unas 4.000, en unas sesiones online que se han ido celebrando los días 23 y 28 de diciembre o este mismo lunes. Al rellenar el formulario para apuntarse, los profesionales tenían que dejar constancia de los turnos que se ofrecían a hacer (de lunes a domingo, mañana o tarde). 

“Ahora se están encajando los horarios y es un sudoku tan bestia que no siempre cuadra”, valoraba Alba Brugués, presidenta de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Catalunya (AIFiCC). Esta enfermera tacha de “mala organización” la estrategia del Govern al menos en cuanto al arranque de la campaña, y añadía que “la queja principal” del colectivo es que a muchas se les asignaba puntos de vacunación “muy lejos”. “Yo, si trabajo en Castelldefels, lo normal es que me lleven a vacunar en residencias que ya conozco, no que me envíen a otros territorios”, lamentaba Brugués, que aseguraba sin embargo que Salud ya lo está “reformulando”. 

La comparecencia de los responsables de la Generalitat de este lunes ha servido no solo para aplacar las críticas por el retraso inicial en las vacunaciones –Catalunya está lejos de las comunidades que más dosis han administrado–, sino también para responder a la indignación del colectivo de enfermería. Entidades como la AIFiCC o el Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona (COIB) se sublevaron este domingo al entender que la Generalitat incluía entre las razones del retraso la falta de profesionales de su ámbito. “Nos ha enojado porque las enfermeras siempre hemos estado ahí, somos una pieza clave para la cobertura vacunal y muchísimas se han ofrecido para hacerlo”, asegura Paloma Amil, vocal de ciudadanía del COIB. 

Argimon, por su parte, argumentó que en ningún caso llegó Salud a afirmar que faltase personal de enfermería voluntario, sino más bien a que no había para contratar, extremo este último que las entidades no discuten. “Nadie ha puesto en duda el esfuerzo y el compromiso de la enfermería, esta es una polémica estéril”, alegó, después de que él y Vergés se deshicieran en elogios hacia el colectivo y su predisposición. 

También respondió Argimon a aquellas quejas de las enfermeras que se apuntaron como voluntarias, que recibieron la formación pero que finalmente todavía no habían sido convocadas para integrar ningún equipo. Elena, enfermera de un CAP de la capital catalana, resumía el sentir de varias voluntarias contactadas por este diario al afirmar que estaba “enfadada”. “La vacunación es una de las tareas en las que más trabajamos durante el año”, reivindicaba. A este malestar respondió Argimon, con voluntad de atajarlo, al asegurar que muchos voluntarios puede que no hayan sido movilizados porque se les requerirá en fases próximas, como las que llevarán la vacuna a los CAP y hospitales. 

“Llevamos apenas cuatro días de un proyecto de todo un año. Juzgarlo ahora es hacerlo demasiado rápido”, insistía este lunes Argimon. Tras el pobre balance de la primera semana, en Salud han pedido a la ciudadanía y a la comunidad sanitaria que les den cierto margen y que pasen cuentas con ellos al final del primer trimestre, cuando aseguran que sí habrán cumplido los compromisos de vacunación, una campaña a la que se espera que se sumen también las nuevas vacunas, como la de Moderna o la de Oxford/AstraZeneca.

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