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El papel de la papeleta

Papeletas de candidaturas catalanas

Ricard Ribera

Las papeletas de las elecciones pueden parecer insignificantes pero la realidad es que las rodean una serie de estrategias y debates interesantes. Desde las habituales disputas entre los interventores de las diferentes candidaturas para poner su papeleta en un lugar mejor en la mesa del colegio electoral que la de sus rivales, hasta elementos bien estudiados por las formaciones políticas como serían qué nombre y qué logotipo aparece, en función la composición de la candidatura y la imagen que quiere transmitir. Además, las elecciones europeas también dan lugar a un aspecto llamativo, las papeletas donde sólo aparecen una parte de los candidatos de la lista.

Los partidos y las coaliciones a través de su logotipo y del nombre de la candidatura quieren transmitir una imagen ligada a su proyecto político, esto se traslada a toda su propaganda pero también a las papeletas. Los partidos cuando forman coaliciones con otras formaciones menores pueden optar por dar mucha visibilidad a esta alianza o bien dejarla en un ámbito secundario según el cálculo de qué les aporta el aspecto de pluralidad: un equilibrio entre buscar nuevos votantes y evitar la posible confusión por la sopa de letras y anagramas.

Habitualmente cuando los aliados no les hacen la competencia por ser de un tamaño menor y cuando pescaran votos en otros perfiles de votantes que no les son propios, el partido principal querrá potenciar la imagen de pluralidad de la alianza que encabeza. Por ejemplo, ERC da mucha visibilidad a la coalición con Nova Esquerra Catalana, un socio menor que aporta votos del electorado socialista desencantado. Un caso similar serían las múltiples coaliciones territoriales de Izquierda Unida con diferentes partidos verdes de poco peso, rápidamente suman el nombre y las siglas al logotipo de la candidatura buscando un votante ecologista. Otro caso sería cuando dos formaciones tejen una alianza con voluntad de continuidad, pueden dotarse de un nuevo nombre, sobre todo cuando no están firmemente instauradas en las instituciones, sería el caso de la coalición Izquierda/Ezkerra (N) entre IU de Navarra y Batzarre o bien la coalición que se dio entre Izquierda Unida de las Islas Baleares y Los Verdes de Mallorca: Alternativa Izquierda Unida-Los Verdes.

Por el contrario, cuando se desconfía del socio porque es un competidor directo y se teme que sea un acuerdo coyuntural o se tiene miedo de darle más alas de las necesarias, se dará poca visibilidad al socio, buscando consolidar el espacio electoral evitando fugas. Este último sería el caso de la coalición que firmó ICV con EUiA por el ciclo electoral 2003-2004, escondiendo las siglas del socio menor en una supuesta federación llamada Izquierda Alternativa. También encontramos añadidos al nombre de la formación como CUP-Alternativa de Izquierdas o ERC-Catalunya Sí, que pretenden incluir independientes de una manera flexible pero sobre todo buscan visualizarlo y darle mucho relieve.

Todos estos fenómenos se trasladan a las papeletas, de hecho los nombres y los anagramas se suelen pactar en los acuerdos de coalición, pero en las elecciones europeas aparecen algunos nuevos como en las papeletas en las que sólo aparecen una parte de los candidatos o una parte del nombre de la candidatura. Los comicios europeos en España se celebran con una circunscripción única, es decir, todos los electores votamos una sola lista por este motivo muchas formaciones de ámbito territorial llegan a coaliciones con otras formaciones similares, para asegurarse votos suficientes para poder optar a representación en el Parlamento Europeo. Este es el caso de CiU con el Partido Nacionalista Vasco, EH Bildu con el Bloque Nacionalista Gallego o las alianzas de ERC en otras ocasiones.

Otras formaciones suelen concurrir a las elecciones de ámbito estatal con sus aliados españoles, como Iniciativa e Esquerra Unida con IU o el PSC con el PSOE, pero a la hora de votar en unas elecciones generales votas en circunscripciones provinciales por lo tanto sólo votas a los candidatos de la formación catalana que aparecen en el boleto. En las elecciones europeas se da un hecho en las papeletas que no se da en las otras elecciones y tiene una difícil justificación, en muchos boletos sólo aparecen los candidatos catalanes a pesar de que la lista es más amplia.

Cuando un elector escoge la papeleta de las elecciones europeas de la candidatura de PSC-PSOE, la de ICV-IU-Anova o la de CiU-PNV está votando por 54 miembros de cada candidatura y no sólo por 6, 7 u 25 candidatos catalanes que aparecen respectivamente en sus papeletas para Cataluña. Aún sorprende más el hecho de que no aparezca ni el cabeza de lista al no ser de las organizaciones catalanas como es el caso de Elena Valenciano del PSOE o Willy Meyer de IU. Este hecho es un grave déficit democrático, más aún cuando la campaña electoral se centra en el primer candidato catalán y el elector tiene pocas oportunidades de conocer a los otros miembros de la lista.

La explicación pivota en el hecho de que los partidos catalanes quieren que se identifique esa candidatura con sus siglas para reforzarse a sí mismos y para dar una referencia al elector a la hora de elegir la papeleta, evitando confusiones con siglas no habituales y nombres de formaciones de fuera de Cataluña. Toda la campaña se centra en las organizaciones catalanas (ICV y EUiA, CiU, PSC), sus siglas, su imagen y sus candidatos y entonces a la hora de votar se facilita mantener la referencia apareciendo sólo el nombre de los partidos catalanes, su anagrama y sus candidatos. En el caso del PSC hay que sumar el hecho de que quieren reafirmar su imagen de partido catalán, dejando de lado el peso que tiene el PSOE; y en el caso de ICV, además de aprovechar su imagen consolidada, busca que IU no entre en la vida política catalana, escamada de los conflictos de los años 90, más aún cuando –a diferencia de Esquerra Unida– no comparten grupo parlamentario con IU en la Eurocámara ni referente político en el continente.

Si pensamos sólo en términos de lógica de marketing electoral se facilita identificar la candidatura con las referencias políticas y organizativas de la vida pública catalana y de hecho es fácilmente aceptable el hecho de que no aparezca el nombre de todas las organizaciones en todos los territorios. Sin embargo es muy chocante y poco defendible que no aparezcan el nombre de todos los candidatos, más aún cuando algunos de ellos encabezan las listas o serán escogidos con toda seguridad por delante de los primeros candidatos de las organizaciones catalanas.

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