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Laura Borràs, candidata de JxCat el 10N: “España es un Estado que prefiere autobloquearse antes que desbloquear el problema de Catalunya”

La candidata de JxCat al Congreso, Laura Borràs, el pasado miércoles en el Parlament.

Arturo Puente

Laura Borràs (Barcelona, 1970) tiene el reto de mantener los siete escaños que JxCat obtuvo el pasado abril en un momento en el que dos de sus máximos competidores, ERC y la CUP, le aprietan. Pero la candidata, exconsellera de Cultura y uno de los nombres considerados más próximos a Carles Puigdemont, confía en la que ha sido su apuesta en esta campaña: prometer que no regalará sus votos. “Nosotros no estamos para investir un presidente u otro, estamos para quien quiera resolver democráticamente el conflicto de Catalunya”, asegura. Por eso Borràs no ahorra dardos contra el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, a quien acusa de haber “certificado la defunción” de la separación de poderes. 

Sánchez ha explicado que su promesa de traer a Puigdemont a España la hace a través de la Fiscalía. ¿Qué le parece?

Creo que se han traspasado todos los límites. El Estado español está mostrando su rostro más autoritario y parece que todo vale para frenar al independentismo. Nosotros estamos tratando de hacer política y de reivindicar legítimamente las opciones independentistas por la vía democrática, y el Estado español que presume de ser una democracia “plenísima” ha certificado la defunción de la separación de poderes y estamos en el 'far west' directamente. No sé si pondrán carteles de “Se busca Puigdemont”, pero realmente que en la televisión pública tengamos que ver a un presidente en funciones diciendo “a vosotros se os escapó pero nosotros los vamos a traer”...

Tanto el propio Puigdemont como usted han acusado al Gobierno de querer “secuestrarlo”. ¿Es una exageración o de verdad creen que puede haber métodos sucios?

Bueno, el primer método sucio es no respetar la separación de poderes. Cuando Pedro Sánchez pregunta “la Fiscalía de quién depende” está reconociendo lo que nosotros ya habíamos dicho. Pero es que incluso la ministra de Justicia durante el juicio había dicho que para garantizar la imparcialidad del Tribunal Supremo la línea roja estaba en considerar a la Fiscalía manipulable por el Gobierno. Pues ahora es el propio presidente el que ha certificado que es así. Es una muestra de impotencia y de que para frenar el independentismo vale todo.

¿A usted le da igual si el próximo presidente es Pedro Sánchez o Pablo Casado?

Estamos muy instalados en etiquetas que en la situación excepcional que vivimos colapsan. Pretender que PP y PSOE son diferentes respecto del tema de Catalunya es una falacia. Nosotros eso ya lo hicimos en la moción de censura, pensamos legítimamente que Sánchez podía ser una opción más razonable, más demócrata. Sabíamos que había sido cómplice del 155, pero a la vez había expresado que lo primero que haría sería hablar con el president Puigdemont. En su propio programa, ahora, lleva hablar con las Comunidades Autónomas y en concreto con la Generalitat de Catalunya. Es sensacional porque el PSOE es el primer partido que incumple sus promesas antes de las elecciones. La emergencia democrática que representa la situación en Catalunya une a los partidos, sean de izquierdas o de derechas. Igual que la justicia española, que antes es española que justicia.

Por tanto si depende de un solo voto, pongamos que sea del suyo, ¿qué haría?

Nosotros vemos que, respecto a Catalunya, PP y PSOE han demostrado tener la misma receta, que es una no solución. Nosotros no estamos para investir un presidente u otro, estamos para quien quiera resolver democráticamente el conflicto de Catalunya. A nosotros nos da igual cómo se quiera gobernar España, lo que nos interesa es cómo desde el Estado español se quiere afrontar un conflicto político. Por eso, si ninguno de los dos está dispuesto a hacer política, nuestro voto no podrá ser favorable en ningún caso.

¿Cuáles serían sus condiciones para una investidura?

El conflicto lo tenemos porque el día 1 de octubre nosotros nos autodeterminamos. Los quisieron acusar de rebelión y los han acabado condenando por sedición, pero sabemos que lo que hubo el 1 de octubre fue autodeterminación. Por tanto eso es lo que quisieron hacer 2.300.000 personas, que fueron reprimidas por hacerlo. Por tanto el conflicto que tenemos nace el 1-O. Lo que queremos nosotros es resolver eso, y para poder sentarnos a resolverlo esperamos que, igual que nosotros hubiéramos aceptado que hubiera 2,3 millones de 'no', pedimos que el Estado español tenga el mismo 'fair play'. Primero, que acepte que la autodeterminación es un derecho y que acepten que hay en Catalunya un clamor para poder decidir nuestro futuro democráticamente.

La reclamación de JxCat es, por tanto, ¿que el Estado negocie un referéndum?

Pactemos un referéndum porque no están aceptando el del 1 de octubre.

Si negociar es ceder, ¿en qué están ustedes dispuestos a ceder para intentar desbloquear este conflicto?

Esto lo deberíamos de ver. Fíjate que estas hablando de un escenario, cuando ahora no es que no se sienten a la mesa, es que no cogen el teléfono. Estamos hablando de una dejación de funciones básica de alguien que aspira a gobernar. Un Estado que prefiere autobloquearse antes que desbloquear el problema de Catalunya. Quizás la sociedad española pasa alguna vez factura a sus políticos por hacer cuatro elecciones en cuatro años, con el coste económico y todas las otras derivadas que tiene. Y más cuando España es un Estado que tiene un déficit superior a su PIB, es un Estado en quiebra, no puede permitirse el lujo de ir despilfarrando dinero en elecciones porque quién debe tener responsabilidad de gestionar unos resultados electorales prefiere seguir jugando a la ruleta de las elecciones.

¿Unas terceras elecciones serían un triunfo para el independentismo?

Nosotros no creemos nunca que pueda ser un triunfo una situación negativa. Nosotros no pensamos en el “cuanto peor peor mejor”, siempre estamos en el 'fair play' democrático. Si hacemos un referéndum y lo perdemos, pues lo aceptaremos, aunque sigamos trabajando por la independencia.

¿Le molesta que le digan que su discurso se parece al de la CUP?

Yo celebro que la CUP haya descubierto que estamos en un momento de excepcionalidad. Bienvenidos al descubrimiento, nosotros ya lo descubrimos el 21 de diciembre, que eran unas elecciones excepcionales porque eran convocadas por quien había destituido al Govern. A partir de aquí el trabajo que hay que hacer no es en las trincheras de los partidos sino en las trincheras del país, porque nos lo están trinchando, el país. Por eso entiendo que las soluciones que reclamamos van más allá de las propuestas de los partidos. Y yo lo puedo decir seguramente con más fuerza porque yo no milito en ningún partido político.

¿A Junts per Catalunya le queda algo de la antigua Convergència?

Hablamos de Convergència, que es el pasado. Convergència no está en JxCat, que es un grupo parlamentario en el Congreso, en Europa…

Pero han ido en coalición hasta las pasadas elecciones, por una cuestión instrumental...

Ahora es el PDeCAT, que es un partido que recoge a gente que había tenido militancia en Convergència y otra gente que se afilió nueva en el partido. Pero fíjate que JxCat no es un partido político sino un espacio donde hay gente del PDeCAT, pero también gente que ha tenido otras militancias como Marina Geli o Ferran Mascarell, que venían del PSC, Toni Morral, alcalde de Iniciativa durante muchos años en Cerdanyola o Eugeni Camp de Pedrós que ha sido militante de ERC.

Parece que les estorba un poco este espacio de Convergència cuando precisamente ahora hay otra gente que lo reivindica.

Más que estorbo o no, yo recuerdo cuando gente del PP me llamaba la señora de Convergència y yo me giraba para ver si había alguien detrás mío. No es correcto que a mí me llamen señora de Convergència, no porque sea bueno o malo sino porque no he militado en ningún partido. Ni en Convergència ni en ninguno. Varios partidos me habían pedido que yo entrase en política, antes del 21 de diciembre, y siempre había dicho rotundamente que no. Se ve que me estaba reservando para ahora, porque ahora era el gran momento de entrar en política para recibir por todos lados...

¿Le parece bien que el otro día no se dejase entrar a los invitados a los premios de la Fundación Princesa de Girona?

A mí nunca me parece bien que no se deje hacer una cosa que la gente que quiere hacer, como principio. Pienso que en democracia todo el mundo tiene que poder hacer lo que quiera y hacerlo de una manera que no invada los derechos de los demás. Mi derecho acaba donde empieza el tuyo, esto es la gestión de la democracia. Por lo que yo tengo entendido, la organización había puesto a disposición de los invitados un servicio de autobuses que funcionó con absoluta normalidad porque se garantizó que el derecho a poder asistir a este evento se cubría mediante una red de autobuses que hacían un recorrido determinado que permitía el acceso.

Pero no se puede culpar a quién por desconocimiento o por voluntad decidió no coger el bus e ir allí.

Lo que yo he visto es algún asistente que intentaba entrar y metía bofetadas a los manifestantes. Si cualquier método de protesta implica una agresión de un tercero, a mi no me representa. No es mi manera de hacer. Pero también quiero decir que cuando dos derechos deben poderse respetar, sabiendo que habrá manifestantes contra la llegada del monarca si la organización facilita un acceso, no elegirlo es intentar entrar en conflicto con alguien que también está legítimamente manifestándose. Ahora, siempre todo dentro de los límites del pacifismo y sin justificar ningún tipo de violencia.

¿El conseller Buch debería dimitir?

Yo he formado parte del Govern durante nueve meses. Ahora hace siete meses que no estoy pero soy una persona de lealtades institucionales y estamos hablando de preservar las instituciones. Es evidente que el Govern hay que poder preservarlo y todos los que nos sentimos solidarios él debemos tener una actitud de lealtad. En mi caso aún la siento más porque he formado parte de ese Govern. Lo que yo he intentado siempre, como soy una voz independiente, es ser también una voz crítica. Entiendo que sin crítica no hay posibilidad de mejora, de autoanalizarse y de ser capaz de tirar adelante. Por lo tanto, desde el primer momento condené los abusos policiales que vi y estuve en contacto con el conseller Buch.

¿Ha hablado entonces con el conseller Buch?

Claro que he hablado con él.

¿Y cuál fue su mensaje?

Que estoy preocupada por los casos de abusos policiales que he visto. La diferencia de estándares policiales que hemos visto es que a mi me preocupan los casos puntuales de agentes de la BRIMO [antidisturbios de los Mossos], que no los quiero para ninguna policía pero naturalmente no los quiero para el cuerpo de Mossos. Que algunos agentes manchen el buen nombre del cuerpo de Mossos me preocupa extraordinariamente y se lo dije a Buch: tenemos que investigar estos elementos y apartarlos del servicio porque estas imágenes no se repitan.

La diferencia es que nosotros, y el conseller Buch lo ha hecho, hemos abierto la mayor investigación de asuntos internos en la conselleria porque el problema es de fondo, el problema está en la BRIMO y es un problema endémico del cuerpo de los Mossos. La diferencia es que la violencia policial aquí la investigamos, se llevará a sede parlamentaria y se depurarán responsabilidades, mientras el ministro Marlaska ya ha felicitado a los agentes y probablemente los vaya a condecorar. Esta es la diferencia en los estándares democráticos de las policías.

¿Considera que la investigación interna que se ha abierto y la comparecencia de Buch en el Parlament es suficiente?

Esto lo veremos cuando se depuren estas responsabilidades. De momento hemos puesto en marcha los mecanismos para hacerlo. Me parece importante que veamos una cosa que no nos guste y que la investiguemos para que haya consecuencias. Me parece que es la manera como deben actuar las democracias de acuerdo a los estándares que marca la propia policía. Hablamos de que la policía sea profesional, responda a sus propios protocolos. Lo que hemos visto son casos en que no se respetan los protocolos. En el caso de la Policía Nacional, incluso contraviniendo una normativa del Parlament que impide a los Mossos utilizar pelotas de goma.

Unas declaraciones que han generado bastante revuelo durante esta campaña son las de la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, cuando decía que faltó empatía con los no independentistas.

Siempre que hablo de Carme Forcadell menciono la relación personal de amistad que tengo con ella, el profundo cariño que le tengo, la tristeza máxima de ver una presidenta de un parlamento condenada a años de cárcel y por lo tanto el máximo respeto por sus declaraciones. Pero no olvidemos que es una persona represaliada, que está en la cárcel, y que además es una persona extraordinariamente empática. Lo que es dramático es que sean quienes no hacen autocrítica se aprovechen de las declaraciones de Forcadell para reafirmar sus argumentos. Me parece directamente perverso, e incluso diría miserable desde un punto de vista moral porque es una persona víctima de la represión.

¿Pero está de acuerdo con lo que dice? ¿Cree que al independentismo le pudo faltar empatía?

No sé qué proceso le lleva a hacer a ella este análisis. El 6 y el 7 de septiembre de 2017, si es que estamos hablando de esto, yo no estaba en política activa, era una ciudadana y yo no sentía ni que el Estado ni el Govern tuviese más o menos empatía conmigo por ser o no ser independentista. Por eso no se cuál es el conjunto del razonamiento que le lleva a ella a esta conclusión. Sí que sé que la conclusión la emite desde una situación de represión y que encima de todo esto lo que me parece más triste es que siendo una persona empática que todavía está haciendo este ejercicio de autocrítica, lo que ella dice sea usado por gente que tiene argumentos contrarios para decir “veis cómo teníamos razón”. Me parece perverso.

Su nombre aparece en bastantes quinielas para ser candidata a presidenta de la Generalitat. ¿Lo descarta?

Esto está bien porque cuando aparecen nombres significa que se queman y así hay candidatos tapados que lo podrán ser y lo harán muy bien. Nuestro candidato a la presidencia de la Generalitat en este momento es quién lo está ejerciendo, que es el president Torra y si no el presidente que fue destituido, que es Carles Puigdemont.

¿Se descarta completamente?

Yo no descarto nada porque no estaba en la política activa y mira donde me encuentro. Yo misma era consellera de cultura y me parecía que era el mejor espacio desde el que yo podía prestar un servicio al país en esta situación excepcional y mírame dónde estoy, en Madrid. Por lo tanto cuando estamos en una situación excepcional también hay respuestas excepcionales. Yo sé que una cosa es la que eres y la otra lo que haces. Si vuelve la normalidad a este país yo soy profesora y volveré a mis clases.

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