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Torra desconcierta a JxCat y ERC mientras el 1-O sigue marcado en rojo como fecha preferida para las elecciones

El president de la Generalitat acude a la reunión semanal de su ejecutivo portando una mascarilla

Neus Tomàs / Arturo Puente

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El Tribunal Supremo ha marcado en el calendario una fecha que condiciona desde ya los próximos pasos del independentismo. El 17 de septiembre se celebrará la vista por el recurso que ha presentado el president, Quim Torra, contra la inhabilitación que le impuso el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya por no haber obedecido la orden de la Junta Electoral que le reclamaba retirar el lazo amarillo del Palau de la Generalitat. La probable inhabilitación en firme del president llegaría pocas semanas después de esta vista del Supremo, así que la cuenta atrás que el propio Torra ha intentado retrasar tanto como ha podido se acelera.

Torra no ha anunciado públicamente cuáles serán sus propios pasos ni tampoco ha dado pistas a los dirigentes de JxCat. Fuentes próximas a esta formación señalan que lo que sí ha descartado es hacer una remodelación del Ejecutivo y tampoco tiene previsto que se elija a un presidente sustituto de manera provisional, dos opciones que meses atrás se discutieron, pero que a día de hoy no están encima de la mesa. A la vez añaden que el president ha señalado en algunas reuniones que no quiere que acabe siendo el Supremo quien condicione la fecha en función de cuando se haga firme su inhabilitación.

En JxCat apuntan que el 1 de octubre sigue siendo el día favorito en las apuestas internas para celebrar las elecciones. El simbolismo de la fecha no se le escapa a nadie. Al caer en jueves no se descarta que se opte por el domingo 4. En todo caso, el único que tiene la potestad para convocarlas antes de que el Supremo fije posición es el propio Torra. Si se acaba optando por este calendario, el president debería firmar el decreto 54 días antes, es decir, a mediados de agosto. No sería la primera vez que en Catalunya se hace algo parecido. En 1999, Jordi Pujol fijó las elecciones un 24 de agosto y además lo anunció desde la cima del Aneto.

De momento, Torra no ha comunicado a nadie sus intenciones porque elude este debate mientras esté centrado en la gestión de la pandemia. “Él tiene claro qué quiere hacer pero ahora no quiere entrar en este debate”, afirman fuentes próximas al president. Torra aún no ha hablado de fechas con los dirigentes de JxCat aunque sí que ha repetido en varias ocasiones que “hay que preservar la dignidad de la presidencia”. Ello se interpreta en su entorno como un interés por convocar las elecciones antes de que eso se convierta en una obligación fijada por una sentencia adversa del Supremo.

Las proyecciones con las que trabaja el Govern sobre la evolución de la pandemia apuntan a un posible rebrote a partir de octubre, con un pico que podría situarse en Navidad. De ahí que algunas voces señalen que lo mejor es poder celebrar las elecciones antes y no encontrarse inmersos en una campaña mientras se intenta hacer frente a una emergencia sanitaria, aunque fuese de menor intensidad que la de esta primavera.

Otro de los interrogantes aún sin resolver es el nombre del candidato o candidata de JxCat. Torra no ha escondido sus preferencias por Laura Borràs, aunque en el entorno del president aseguran que él no quiere hacer batalla de los nombres en liza y que al final será la dirección de JxCat quien deberá acordar el cabeza de lista. Borràs está imputada por el Supremo por presuntos delitos de falsedad documental, fraude, prevaricación y malversación de caudales públicos a raíz de unos contratos que adjudicó en su etapa al frente de la Institución de las Letras Catalanas (ILC).

Borràs está pendiente de que el Congreso decida si concede el suplicatorio para investigarla. La causa se inició en Barcelona y la única manera de que regresase a un juzgado de la capital catalana sería que ella renunciase al escaño y por lo tanto dejase de ser aforada. Los partidarios de Borràs subrayan que es una política que gusta en sectores del independentismo descontentos con la estrategia de ERC, más conciliadora con el PSOE como se ha demostrado en el Congreso. En su contra juega que, más pronto o más tarde, es posible que sea inhabilitada.

Hay otros tres nombres en las quinielas de JxCat. Uno es el conseller de Políticas Digitales y Administración Pública, Jordi Puigneró, uno de los dirigentes del sector más duro del secesionismo. Otro nombre que sigue ahí es el del titular de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, de quien se destacan sus buenas dotes como gestor. El alcalde de Igualada, Marc Castells, bien visto por los sectores del PDeCAT sigue también en la lista de favoritos mientras que el consejero de Interior, Miquel Buch, ha perdido fuerza a raíz de los incidentes del pasado mes de octubre en la plaza Urquinaona.

Todos ellos están también pendientes de que Carles Puigdemont diga qué quiere y quién es su favorito. Fuentes próximas al expresident insisten en que él no quiere ser el cabeza de lista, aunque tiene asumido que deberá estar en la candidatura. Podría ser el número uno o también el dos en función de quien ocupe el primer puesto. La opinión del expresident es fundamental en la elección del candidato y su silencio desconcierta a los aspirantes. Pero al mismo tiempo pretende evitar la sensación de que es solo él quien lo decide y en JxCat no se descarta que se acaben celebrando algún tipo de primarias. Uno de los interesados es Damià Calvet, que las ha reclamado en público y ha anunciado que de haberlas él se presentará.

El silencio de Torra sobre el calendario electoral no solo ha generado desconcierto en su formación sino también en sus socios de ERC. El paso dado por el Supremo al fijar la fecha para la vista del president ha puesto en bandeja a los republicanos reclamar un plan compartido a JxCat. Esta semana lo han hecho tanto en público como mediante canal interno y a través de su máximo dirigente, Pere Aragonès, quien ha propuesto una reunión al conjunto del independentismo, incluyendo a la CUP, sobre cómo encarar la inhabilitación definitiva del president.

“Cada vez que el Estado hace un embate consigue división interna en el independentismo. La forma de evitar eso es pactar nuestra posición y ahora tenemos la ventaja de que sabemos la fecha”, afirman en Esquerra. Sin embargo, en este partido lamentan que nadie les comunique qué previsión tiene Torra. “Volvemos a estar sin información, no sabemos qué quieren hacer porque no hasta ahora no han querido ni hablar del tema”, explican fuentes de la formación.

Pese a la falta de concreción que aducen, en ERC sí tienen algunas intuiciones y hacen planes sobre algunos escenarios. Por ejemplo, la opción de que Torra acabe convocando elecciones en pleno verano. Una posibilidad que, según afirman, no les pillaría desprevenidos, ya que aseguran, “desde que en enero el president dio por agotada la legislatura todos los partidos comenzaron a hacer planes electorales”. Otro escenario es que Torra acabe inhabilitado antes de convocar y que, por tanto, Aragonès deba asumir su sustitución. Una posibilidad que los republicanos creen que JxCat no permitiría y que además tampoco creen que les beneficiara a ellos como partido ni al vicepresident como candidato.

Por último, otro de los escenarios para los que ERC se prepara es que JxCat acabe aceptando la salida de Torra pero quiera evitar las elecciones y presione para investir a otro de sus actuales diputados. Los republicanos no se cierran, a priori, a una salida así, pero recuerdan que cualquier candidato necesitaría convencer, al menos, a una tercera formación. Por la trayectoria que ha tenido la CUP durante esta legislatura, que se ha alineado claramente con la oposición, los votos anticapitalistas se dan por imposibles y tampoco los ‘comuns’ participarían en una suma con JxCat. Una aritmética que, sea antes o después, precipita con toda probabilidad unas elecciones antes de 2021.

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