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El tribunal reprocha a un mosso acusado por el desalojo del 15-M en Barcelona que acuda al juicio de uniforme y con pistola

El subinspector Jordi A., sentado a la izquierda de su abogado y vestido de uniforme.

Oriol Solé Altimira

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Casi nueve años después del desalojo del 15-M de la plaza Catalunya por parte de los Mossos d'Esquadra el inspector Jordi Arasa se ha sentado por segunda vez en el banquillo de los acusados. Su primera cita judicial se saldó hace seis años con una condena por faltas por golpear al exdiputado de la CUP David Fernández, mientras que este lunes se le ha empezado a juzgar por lesionar a otros cinco concentrados en la plaza, en una de las actuaciones más criticadas de la policía catalana. Las imágenes de excesos policiales de los Mossos contra indignados pacíficamente sentados en el suelo de la plaza dieran la vuelta al mundo.

La Fiscalía pide dos años de prisión para Arasa –en 2011 era subinspector–, pena rebajada al considerar que el mando actuaba bajo el cumplimiento de órdenes para desalojar la plaza. Las acusaciones particulares de los heridos elevan la solicitud de condena a seis años de prisión por los golpes que Arasa habría propinado con la porra en la cabeza, brazos, piernas, manos y espalda de los denunciantes. El inspector, un viejo conocido de los movimientos sociales catalanes por su contundencia a la hora de desalojar protestas, ha optado por declarar al final de la vista oral, por lo que no ha sido interrogado este lunes.

La sesión de este lunes ha arrancado con un inusual reproche del tribunal de la sección 3a de la Audiencia de Barcelona a Arasa. La magistrada que preside el juicio, Myriam Linage, ha afeado en nombre de todo el tribunal al inspector de los Mossos que acudiera a la sala de vistas vestido con su uniforme y con su arma reglamentaria. Las magistradas han obligado a Arasa a depositar el arma fuera de la sala de vistas, en la armería de los Mossos del Palacio de Justicia de Barcelona, y le han requerido para que en las próximas sesiones del juicio vista de paisano.

“En una sala de justicia no debe entrarse de uniforme cuando se va como acusado y las armas están absolutamente prohibidas”, ha recordado la magistrada Linaje ante la estupefacción de los abogados de los heridos por el comportamiento de Arasa. El inspector se ha mantenido durante todo el juicio sentado en estrados junto al lado del letrado de la Generalitat que le defiende en vez de en el banquillo de los acusados.

Tras dejar Arasa fuera de la sala su arma, se ha procedido al inicio del juicio con las declaraciones como testigos de los cinco heridos, que se han ratificado en sus acusaciones contra el inspector de los Mossos. Arasa no ha dudado en mirar fíjamente y a veces de forma desafiante a los heridos en varios tramos de sus declaraciones.

Este lunes han declarado como testigos cuatro de los cinco heridos. Todos ellos han coincidido en que ni Arasa ni ningún otro mosso d'esquadra avisó de que iba a desalojarles, al contrario de lo que marcan los protocolos policiales. La actuación de los Mossos de plaza Catalunya contra el 15-M en 2011 supuso un descrédito del cuerpo pese a que el Govern de Artur Mas cerró filas con la policía. Las intervenciones desproporcionadas de los Mossos no terminaron con el 15-M y la mala imagen del cuerpo entre la sociedad fue aumentando con otros excesos en orden público hasta que el major Trapero implantó varios cambios en 2014.

Este lunes, todos los heridos han reconocido a Arasa como el mosso que les agredió. “De repente vino este señor y me golpeó en la pierna derecha, me cogió de los pelos y me gritaba que me levantara mientras otro agente le decía 'ahora, ahora, que no hay periodistas”, ha relatado la primera testigo. “Todo estaba pacífico hasta que él vino y me golpeó en la mano. Me quedé atrapado”, ha abundado el segundo testigo.

“El mosso –ha dicho el tercer herido en referencia a Arasa– tenía una actitud totalmente desafiante, pensaba que era para atemorizar a la gente. De repente vino y nos golpeó con la porra a todos, a mí me dio en la espalda, el pie, la muñeca, el brazo y la mano”. El último herido ha explicado que el subsinspector le aporreó en la cabeza y la rodilla, por lo que requirió cuatro puntos de sutura en la frente, dos en el labio y dos en la rodilla. “Me tapé la cabeza con las manos por supervivencia pura”, ha apostillado.

También han declarado otros dos testigos, David Fernández y el abogado Àlex Solà, conocido por formar parte de la defensa de Jordi Cuixart en el Supremo pero que en 2011 formó parte del equipo legal que asesoró al 15-M en Barcelona ante su desalojo debido a la final de la Champions del 29 de mayo de 2011. Ambos han coincidido en que los Mossos no advirtieron de ninguna manera a los concentrados para que desalojaran la plaza, y Solà ha detallado que los agentes propinaron los porrazos “de forma desorganizada”. El juicio continuará este martes.

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