'Nura': Menorca como vuelta a los orígenes del escritor

Nura es el nombre que los fenicios dieron a la isla de Menorca, derivada de 'nur', que evoca el fuego que desde los navíos veían en sus cumbres. Nura (Austrohongaresa, 2022) es también la segunda novela de Josep Lluís Barona, catedrático de Historia de la Ciencia en la Universitat de València, que ambienta en este rincón del Mediterráneo una historia sobre la infancia y la escritura.

La superficie de la novela, como lo calificó el autor en un coloquio en La Nau de la Universitat de València, es la historia de un escritor que, cuando regresa a la isla de su infancia, invitado para una serie de actos académicos tras vivir en Noruega vuelve a rememorar su infancia y reconstruye sus orígenes; se retira para realizar un proyecto literario. Concebido en dos partes, el escritor que regresa a la isla y a sí mismo; y el conflicto con la escritura de su novela en un faro, la obra habla del lenguaje y de su falta, de la conversación, del tiempo reposado, pero también de la muerte, la soledad o la decadencia.

“Cualquier autor que crea personajes tiene una parte de sí mismo”, apuntó Barona en la charla junto a Cristina García Pascual, responsable del aula de literatura de la Universitat de València y la periodista Magda Ruiz Brox, interpelado por el proceso de autoficción. El autor reconoce que una primera parte tiene un contenido autobiográfico ficcionado, y añade: “En la realidad de lo que somos como seres humanos hay mucho de ficción, de interpretación, de inventar (...) Es un realismo autobiográfico en el que los personajes son literarios”.

La obra se tejió durante cuatro años, en un proceso de lectura y relectura de la novela que arrancó en Florencia. Escrita en “prosa poética”, según el autor, bebe de Pasolini y Cappello, a quienes referencia directamente para tomar de ellos varias ideas: ver de qué manera los sentimientos, las pulsiones, se corporeizan en los personajes. El escritor protagonista relata todo lo que ve como lo vive, como lo percibe, un carácter que liga con el del autor: “Mi manera de escribir pasa por una manera subjetiva, no consiste en caricaturizar: es percibir, captar”, subrayó.

Barona desliza, en el libro y en el coloquio, cierta crítica a la universidad como institución, a sus tensiones, “por el sistema de mérito, competencia y ego, que dificulta la difusión de conocimiento”, que se materializa en uno de sus personajes, y hace un elogio de la quietud, de la pausa y de la reflexión como una suerte de salvación. En Nura, Menorca, se reivindica la relación con la naturaleza y la consciencia de esa relación.