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Entrevista
Alcalde de València

Joan Ribó: “Mi primer objetivo es que la izquierda siga gobernando València; el segundo, sacar los mejores resultados para Compromís”

Joan Ribó durante la entrevista.

Ignacio Escolar / Adolf Beltran

20 de septiembre de 2022 22:46 h

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Lleva dos mandatos como alcalde de València, primero al frente de un Gobierno tripartito que desalojó al PP después de dos décadas largas de hegemonía de la derecha y que estaba integrado por Compromís, el PSPV-PSOE y València en Comú, la marca de Podemos; después con un equipo bipartito de Valencianistas y socialistas. Partidario inicialmente de no estar más allá de dos etapas en el cargo, Joan Ribó, de 75 años, hace meses que mantenía la incógnita de si lideraría otra vez la candidatura al Ayuntamiento de València. La dimisión de Mónica Oltra en la vicepresidencia de la Generalitat valenciana por sus problemas judiciales le ha convertido en el cargo público de Compromís con más tirón electoral y en una referencia para que la izquierda pueda revalidar su mayoría en las elecciones del año que viene. Acaba de anunciar que volverá a presentarse.

Ha esperado bastante para hacer oficial su decisión de presentarse a un tercer mandato para la alcaldía de València. ¿Cuándo tomó la decisión y cuáles son los motivos?

El elemento fundamental a nivel personal era mi hernia discal, una crisis que me afectó mucho y que me ha durado aproximadamente seis meses. Eso suele durar, al menos eso me han dicho. El poder decir “hombre, creo que eso lo hemos superado”, pues ha sido este verano. En el momento en que he visto que me puedo ir a Pirineos y caminar un poquito, que puedo hacer el Camino de Santiago, entonces he visto que puedo plantearme esto con una disponibilidad física razonable. Ese ha sido el elemento para mí más importante, que me tenía bastante retenido, porque recuerdo que a principios de año debido a la hernia discal en un viaje a Málaga tuve que ir en silla de ruedas y luego por aquí iba con muletas, después un bastoncito y más tarde ya pude coger la bici… Pero me ha costado lo mío. Ahora sólo tengo que hacer de 20 a 25 minutos de ejercicios de fisio todas las mañanas y voy tirando. 

¿Qué expectativas ve de revalidar el pacto con los socialistas en el Ayuntamiento de València y el Pacto del Botánico, con los socialistas y Unides Podem, en la Generalitat valenciana?

Nosotros entramos con la voluntad de una izquierda plural. Siempre he querido trabajar en estas coordenadas. Lo que me importa y siempre me planteo como objetivo número uno es que la izquierda transformadora siga gobernando València. El objetivo número dos es sacar los mejores resultados para Compromís, evidentemente. Pero el objetivo número uno es este, no al revés. Quiero que quede claro este tema. A mí lo que me importa es que València continúe una vía de transformación. Y València es una parte muy importante del País Valènciano. De alguna forma sabemos que contribuimos decisivamente a que la comunidad gire en un sentido o en otro. Hemos estado trabajando cómodos con la Generalitat valenciana y con ese objetivo lo queremos seguir haciendo. 

¿Y las expectativas electorales cuáles son? 

Madre mía, una cosa que a mí me preocupa es la economía. Creo que la economía no está tan mal como dicen los periódicos. Tengo la sensación de que la percepción general es peor que la percepción personal y de que los datos de las empresas no son tan malos. Pero la preocupación está ahí. No sabemos exactamente cómo va a evolucionar. Pero de momento, si las cosas siguen como hasta ahora, yo tengo muchas esperanzas. Fíjense, solamente una encuesta en València le da la victoria al Partido Popular. Da la casualidad de que esa encuesta la había encargado el PP. O sea, todas las demás encuestas nos dan mayoría. Tengo una carpeta donde las voy almacenando, todas las de la ciudad. Entonces, hombre, puede cambiar, es evidente que puede cambiar, pero no tengo esa percepción. La percepción de la gente en la calle, y a mí me gusta andar en bici…, es buena. Hay quien te echa malas miradas, pero hay mucha gente que te saluda con afecto y te da ánimos para continuar. Por lo tanto, creo que las cosas van a ir bien. 

¿Las discrepancias con los socialistas, por ejemplo, en temas como la tasa turística, el urbanismo en ámbitos como el barrio de Benimaclet, o la ampliación del Puerto de València, pueden lastrar las expectativas de un tercer mandato de la izquierda?

Es que somos dos partidos distintos. Nosotros somos un poquito más ecologistas, más valencianistas y más de izquierdas que el Partido Socialista. ¡Qué le vamos a hacer! Entonces, determinados aspectos no los vemos igual. Por ejemplo, a nosotros nos parece muy importante vincular el urbanismo a L’Horta. Acabo de estar con gente de la plataforma Per l’Horta y nos parecen muy importantes estos temas. Es lógico que aparezcan diferencias, pero son diferencias soportables. Cuando me dicen esto de las discrepancias, a continuación tengo que decir que en los siete años de gobierno siempre hemos votado juntos en el pleno, salvo en una votación en que una persona, un concejal del Partido Socialista, se fue porque no estaba de acuerdo. Concretamente, era en el tema de los toros. Pero es la única vez en siete años. El Gobierno está funcionando razonablemente bien, sin demasiados desajustes. Pondré otro ejemplo. Creo que somos la capital de España que cada año aprueba antes sus presupuestos. Lo cual es un indicador. El de los presupuestos es un asunto clave en un ayuntamiento. Por lo tanto, si hay diferencias, es normal. No somos el mismo partido, pero las negociamos, nos enfadamos, nos separamos, las digerimos…, como una pareja normal.

¿Y la relación con el Gobierno de la Generalitat y con el presidente Ximo Puig cómo va? 

En general, bien. Ahora tenemos algún elemento de diferenciación, por ejemplo, con el tema de la Marina, con las áreas metropolitanas y la ley de capitalidad. O sea, existen algunas diferencias que tengo que hablar en los próximos días. Hay una reunión esta semana porque tenemos que hablar. Pero, en general, las relaciones han funcionado bien. No ha habido problemas. Tampoco les hemos puesto problemas. Por racionalidad, hemos sido muy buenos chicos y hemos tenido claro que València no estaba para crearle problemas a la Generalitat ni ponerse a reivindicar de cualquier manera. La relación ha sido fluida.

¿La dimisión de Mónica Oltra lo convierte en el puntal político más importante, el cargo público con más tirón electoral, de Compromís en las próximas elecciones locales y autonómicas?

No, yo trabajo a nivel de municipio y a mí me conocen en la ciudad de València, a nivel de ayuntamiento. Joan Baldoví es una persona mucho más conocida que yo. 

¿En ausencia de Mónica Oltra, es usted de los que apuestan por el diputado en el Congreso Joan Baldoví como cabeza de cartel en las elecciones autonómicas?

Respondo con claridad. Si será Balodví o no, o si la lista será de este o de aquel, es una decisión de Compromís. No es una decisión del alcalde, no es una decisión de Joan Ribó. Yo soy un votante más y votaré la opción. Por supuesto, a mí me parece una buena opción. No sé si es la única, no se ha planteado todavía, pero evidentemente yo soy un votante más. 

¿Qué opina del proceso judicial contra Mónica Oltra? ¿Confía en su inocencia?

Hay una palabra que no sé pronunciar en inglés, el lawfare…  Cuando veo lo de Mónica Oltra, no puedo evitar recordar a un presidente de un gran país sudamericano que ahora se vuelve a presentar a las elecciones y con esperanzas de ganar. Efectivamente, el de Lula en Brasil fue, a mi modo de ver, el caso más descarado de ese tipo. Personalmente, creo que el de Mónica Oltra es un caso que se ha montado. Es clarísima la participación de la extrema derecha en sus comienzos y en su desarrollo, hasta las declaraciones de la persona implicada han evidenciado últimamente ciertas cosas…

En las que se queja porque le habían prometido una casa y…. 

Le habían prometido el oro y el moro para declarar, para que declarara en contra de Mónica Oltra y para que presentara todas las acusaciones en contra de Mónica. Yo creo que es un caso muy claro, pero también creo que a la Justicia la tienes que respetar. La Justicia es un poder del Estado con todas sus grandes imperfecciones, y la tienes que respetar. 

¿Incluso aunque tome una decisión injusta? 

Estoy convencido de los elementos de injusticia de este proceso, pero la Justicia es muy importante para un sistema democrático. Y es importante que de alguna manera sea respetada. 

¿Qué le parece el proyecto de Sumar que impulsa la vicepresidenta Yolanda Díaz? 

Estupendo. 

¿Y va a sumar Compromís si de usted depende? 

Si de mí depende, lo he dicho, lo he reiterado, Compromís va a sumar, debe sumar, es imprescindible que sume. Personalmente creo que hay dos aspectos en este proyecto. El primero es que no podemos ir a unas elecciones generales sin una referencia estatal. Nos perdemos en el bosque de las comunidades autónomas y desaparecemos. Es imprescindible una referencia estatal. En segundo lugar, me parece muy importante pensar en las capas trabajadoras. No voy a decir las capas medias trabajadoras porque eso se está usando demasiado últimamente. Pero evidentemente, cuando lees el ensayo La tiranía del mérito, cuando lees muchos análisis de lo que está pasando en el mundo, no sólo en España, ves que hay una desafección de las capas populares que previamente votaban a la izquierda. Socialistas y comunistas en Francia, en toda Europa, en estos momentos andan con la mayor de las desorientaciones. Es por un motivo muy claro, porque los políticos no nos preocupamos demasiado de sus problemas, o al menos no lo estamos dejando claro. Creo que Yolanda Díaz personifica perfectamente la voluntad de preocuparse de estas mayorías de población que están saliendo muy perjudicadas de todo el sistema neoliberal que invade Europa occidental.

No podemos ir a unas elecciones generales sin una referencia estatal. Es imprescindible

¿Y va a llegar a un acuerdo también aquí en València con Podemos o Podemos tendrá una lista distinta? ¿Lo va a intentar?

Voy a intentarlo. Ya lo he comentado: para mí es importante intentar llegar a un acuerdo en València y en la comunidad autónoma. Eso depende poco de mí, también lo reconozco. Pero a nivel estatal me parece imprescindible. 

València aspira a ser nombrada capital verde europea en 2024. ¿Qué significaría?

Eso significaría mucho. En 2012, cuando salí sorpresivamente elegido concejal, el primer viaje que hice fue a Vitoria. Aquel año, Vitoria era capital verde europea y a mí me llamó muchísimo la atención el hecho de que una ciudad pudiera asumir un planteamiento de futuro, hacerlo con el acuerdo básico de los principales partidos y proponer una ciudad con unos cambios fundamentales. Es un poco lo que hemos planteado aquí, un acuerdo básico entre todos los partidos, menos dos concejales, quiero decir, los de Vox. Un acuerdo para cambiar la ciudad con un proyecto de lucha contra el cambio climático, de zonas verdes, etcétera. A mí me parece muy importante. Es uno de los grandes ejes de transformación para nosotros y estamos muy ilusionados. El día 27 de octubre me voy a Grenoble con la gran esperanza de poder volver con la capitalidad del 2024. 

Uno de los aspectos fundamentales de la sostenibilidad es la energía. ¿Su fórmula es la combinación de placas solares, ahorro y comunidades energéticas vecinales?

Empezamos con las oficinas de Energía hará cuatro años aproximadamente, al final de la legislatura pasada. Y empezamos haciendo una cosa muy sencilla: viendo cómo podíamos rebajar el recibo de la luz, tanto a pequeñas empresas como a pequeños comercios y a familias. Conseguíamos unas rebajas sustanciales porque les habían puesto un factor de potencia elevadísimo que no hacía falta por muchos motivos. El paso siguiente fue cuando cambió el Gobierno, porque antes teníamos el impuesto al sol, no había política contra el cambio climático y todo eso. El paso siguiente fue empezar a plantearse seriamente cómo introducir las energías renovables en València. Hemos cambiado la normativa, de manera que hay una reducción del IBI. Estamos dando facilidades en el servicio para la instalación de placas solares. Estamos cambiando todo este tema, potenciando las comunidades energéticas. Realmente, se han montado ya dos. Una en Castellar-Oliveral y otra en Aiora. Y vamos por ahí, iba a decir predicando, pero prácticamente es eso, con las asambleas de vecinos. Vale la pena. El otro día tuvimos un acto en un barrio y les dije que en sus azoteas pueden poner placas. En estos momentos es totalmente rentable y solamente hay un problema, no tenemos instaladores porque está saturado el tema, pero… 

Hay un problema de falta de personal

Con los instaladores. Creo que es un tema fundamental. También hemos planteado otro tema que a mí me hace mucha gracia. Lo hicimos la pasada legislatura y continúa el proyecto 50 / 50 para los colegios. Va un técnico nuestro, revisa toda la instalación de energía eléctrica y les propone una serie de medidas de ahorro y de mejora de la eficiencia. Ponen las luces LED y aplican una serie de cosas más para la bajada de la energía. El 50% de lo que se ahorra se lo queda el Ayuntamiento para potenciar, digamos, nuevas instalaciones el año que viene y el otro 50% se pasa al colegio para que de alguna manera puedan crear huertos urbanos y puedan hacer propuestas de ese tipo. Está dando un resultado excelente, entre otras cosas porque van los niños a casa y dan la matraca a sus padres de que apaguen la luz, de que tal y cual. Es un proceso educativo potentísimo. O sea que muy bien.

Una de las principales asignaturas pendientes en València corresponde al Gobierno central, es el soterramiento del canal de acceso ferroviario, cuya licitación está suspendida por un recurso de las empresas. ¿Otro aplazamiento más?

Creo que no. A ver, nosotros en principio ya tenemos habilitados los fondos, porque ese proyecto nos cuesta dinero al Ayuntamiento, más de 130 millones de euros en cinco años. Nos parece un asunto fundamental para la ciudad el canal de acceso. Esperamos que esto se pueda resolver y que las empresas presenten sus propuestas, que lo podamos resolver porque creo que hay un cierto pique entre Adif y las empresas. Para València es estratégico este proyecto. Une dos grandes barrios mediante un jardín, pero además, posibilita que todo el tema de cercanías y de ser un nodo del corredor Mediterráneo se pueda hacer efectivo. 

El cambio de concepción en la movilidad desde que es alcalde es una seña de identidad de su gestión. ¿Cómo resumiría lo que se ha hecho? 

Lo resumiría con una frase de la OCU. Según la Organización de Consumidores y Usuarios, València es la ciudad española que mejor gestiona la movilidad. Por ejemplo, en todos los trayectos en bici somos los que mejor resueltos los tenemos. No solo hay muchos carriles bici, sino que están bien gestionados y bien resueltos. Aparte de la bici, estamos trabajando mucho el caminar. No porque lo digan los médicos a las personas mayores, que también, sino porque pensamos que la calle es de todos, no solo de los coches, sino también de los peatones, y por eso las plazas las hacemos peatonales, por eso estamos ampliando aceras, etcétera Y luego está el asunto de potenciar el transporte. 

Según la Organización de Consumidores y Usuarios, Valencia es la ciudad española que mejor gestiona la movilidad

Han hecho peatonales varias plazas céntricas. ¿Se trata de peatonalizar todo el centro histórico?

Sí. Vamos a ver. Se trata de peatonalizar el centro histórico. Pero quiero que quede claro que es una parte de peatonalizar la ciudad. Lo cual no quiere decir que todo sea peatonalizar, ¿no? Buscamos que València sea una ciudad amable, una ciudad paseable, donde los padres y las madres puedan ir con el carrito del niño sin chocar con otro que venga en sentido contrario, donde las personas mayores se puedan mover. Ese tema es importante. El centro es un sitio donde va todo el mundo, pero también actuamos en los barrios. Estamos peatonalizando, estamos haciendo ampliación de aceras, haciendo cosas de este tipo porque me parece muy importante. No es solo centro. El centro es lo más llamativo, lo que más se ve, lo que más ven los turistas. Pero en los distintos barrios también estamos trabajando mucho este tema. 

¿Se puede hacer frente a la inflación desde los presupuestos municipales? 

Eso me tiene preocupado: la inflación repercute en todo el coste energético, que va a suponer muchos millones al año. La inflación nos va a suponer tener que subir los salarios, evidentemente. Vamos a intentar trabajar en esto. Es un tema serio. El de los alimentos, por ejemplo, es un tema en el que nosotros estamos intentando actuar en los canales de comercialización. Hacerlos lo más directos posibles. Ahora estamos introduciendo cuatro mercados locales de venta directa y nos parece imprescindible potenciar esto. Pero no se acaba con eso.

En València hay un centro internacional dedicado a la alimentación sostenible.

Sí. Es un centro creado entre la FAO y nosotros. Lo que pasa es que es un centro de datos, de información a nivel global que se concreta efectivamente en temas a nivel local. Pero el problema es que en estos momentos todo va muy rápido. Toda la problemática del aumento de precios en la alimentación empieza con la crisis de la energía, sigue con la de los cereales en Ucrania, Rusia y claro, ahí tienes una cadena que te repercute en ganadería, te repercute en todo. No podemos abordarlo seriamente solo desde el Ayuntamiento.

Las relaciones con el València CF para que acabe el nuevo estadio están resultando complejas. ¿Se retomarán las obras para concluirlo? 

Espero y deseo que se retomen. Y voy a trabajar para ello. Pero al mismo tiempo le quiero decir al club que se han de retomar cumpliendo las condiciones básicas de la Actuación Territorial Estratégica (ATE). O sea, hemos de tener un estadio con una cabida que permita grandes eventos futbolísticos y eso no se puede hacer solo con 40.000 espectadores. Deben cumplir con el compromiso de construir el Polideportivo de Benicalap. Hay que hablar, concretamente de la movilidad, de aparcamientos, y hay otra serie de cuestiones que hay que ver. Y dicho eso, vamos a esforzarnos para empezar lo antes posible. El campo de fútbol abandonado a medio construir es la peor imagen de València en estos momentos. 

El campo de fútbol abandonado a medio construir es la peor imagen de Valencia en estos momentos

Para un lector que no sea de València. ¿Cómo le explicaría lo que pasa aquí, que en un feudo del PP, donde la derecha gobernaba durante años y años y años, haya podido gobernar y consolidarse la izquierda? 

En primer lugar, en un fenómeno general. Nosotros ganamos cuando en Madrid ganó Manuela Carmena, cuando ganó la izquierda en Zaragoza, en A Coruña. Fue un fenómeno. 

Fueron los alcaldes del cambio.

Hubo cambio en Cádiz y en muchos sitios permaneció el PSOE, por ejemplo, en Sevilla. El caso de Barcelona es el mismo, con Ada Colau. Por tanto, hay un elemento general, yo creo, de transformación, de cansancio del bipartidismo. Por eso para nosotros es muy importante plantearnos una solución plural. Creo que una solución plural es mejor. En 2019, la cosa se estropeó pero nosotros conseguimos mantenerla con dificultad, mantuvimos la mayoría a pesar de que Podemos desapareció del Ayuntamiento, pero tanto el Partido Socialista como Compromís aumentamos el número de concejales y compensamos la pérdida. Por otra parte, hay que recordar la historia. València, a comienzos del siglo XX era la ciudad díscola, porque los valencianos eran republicanos hasta la muerte. 

No como en Madrid.  

No ocurre en Madrid. València fue capital de la República en tiempos de la guerra. Hay que recordarlo. València tuvo al final del franquismo un periodo de gobierno del Partido Socialista con el Partido Comunista que luego capitalizó solo el Partido Socialista. Es cierto que hubo unos cuantos años con doña Rita Barberá. Pero si miramos toda la historia, València no es una ciudad de derechas. 

¿Rita Barberá, del PP, fue la excepción? 

Efectivamente fue así. Yo creo que ahí se acumularon una serie de problemas. Pero València es una ciudad muy inquieta, una ciudad muy abierta, muy plural y, por tanto, una ciudad que no tiene por qué identificarse con planteamientos de derechas.

Ada Colau es una de las alcaldesas del cambio que ha podido aguantar en 2019 como usted. Dentro de poco tendrá una conversación con ella en el festival de elDiario.es. ¿En qué se parece y en qué se diferencia su experiencia, aquí en València, de la que ha tenido Colau en Barcelona? 

Debe reconocerse que hay elementos que a Ada Colau le generan profunda incomodidad, como es todo el proceso independentista, que la marea todos los días. Ese problema no lo tenemos aquí. Hecha esta puntualización, porque las nuestras son dos comunidades muy diferentes políticamente, hay otros elementos que compartimos totalmente, como el trabajo orientado a las capas populares. Ella ha trabajado más el problema de la vivienda social. Nosotros en eso tenemos que mejorar, tenemos que que seguir los pasos. Es algo que tengo muy claro. Quizá nosotros hemos trabajado más otros temas como, por ejemplo, el que comentábamos antes, la movilidad. Pero, en definitiva, vamos en la misma dirección. Hace pocos días estuve en Barcelona en un proyecto de cultura que vamos a llevar conjuntamente Palma de Mallorca, Barcelona y València. De alguna manera, también hay que plasmar con mucha claridad el hecho de que pertenecemos a una misma lengua común, de base común, y de que ciertos elementos culturales son comunes. 

¿Después de dos mandatos como alcalde, qué cree que está bien o que está mal en la construcción institucional española, es decir, en las competencias que tienen los ayuntamientos, las que tienen las autonomías, las que tiene el Estado? ¿Cree que está bien diseñado ese modelo? ¿A usted le gustaría como alcalde poder tomar decisiones sobre cosas en las que no tiene competencias? 

Tenemos un gran lío con las competencias, sobre todo, de tipo educativo. Hay mezcladas competencias. En Gran Bretaña y en muchos países son competencias fundamentalmente municipales, al menos en los niveles básicos. Creo que eso habría que aclararlo. 

¿Para que las guarderías dependan de ustedes?

Las guarderías e incluso la enseñanza general, la parte básica. Evidentemente los niveles superiores no, pero de alguna manera, en la parte básica nosotros controlamos el mantenimiento, pero no controlamos la gestión. El modelo inglés o el modelo nórdico, a mi modo de entender, sería mejor. El segundo aspecto que está pendiente, me parece claro, es el de la financiación. Es imprescindible arreglarlo. 

No está bien definido.

Es una financiación muy por debajo de las posibilidades. Y el tercer elemento que habría que plantearse de una vez por todas es que un municipio no funciona como un Estado. La gente no es consciente de que pasa de un municipio a otro. Por tanto… 

Hay una continuidad entre municipios...

Efectivamente, los planteamientos de área metropolitana se deberían potenciar. De alguna manera, deberían ser obligatorios. No podemos decidir la movilidad de València si no planteamos una movilidad supramunicipal, porque todas las mañanas sale la gente a trabajar, otros van a la escuela fuera de su municipio, por las tardes vienen a comprar y claro, gran parte de la movilidad no es de la ciudad como tal. Es un problema clave. Hay otros asuntos, como los residuos, como el agua, como la gestión del territorio, que deberían abordarse a un nivel superior al municipal. El de las áreas metropolitanas, o como se las quiera llamar, es un problema que debería abordarse porque la situación actual encorseta muchísimo y no te permite un trabajo serio. 

¿Cómo convencer a un ciudadano de que tiene que renunciar a su coche particular o convencerle de que le viene bien dejarlo incluso a él? ¿Cómo vencer las resistencias ante los planes de cambio de movilidad? 

Cuando vas a un barrio y planteas, por ejemplo, que vas a ampliar aceras para que la gente pueda pasear, enseguida, como muchos son gente de clases populares y no tienen aparcamientos, preguntan: “Sí, pero ¿dónde aparco?”. Son problemas que hay que tratar con cuidado. Me parecen importantes. Hay que convencer a la gente, pero a la vez hay que darle posibilidades. Un señor me escribió en un periódico que no recuerdo recriminándome porque había conseguido que tuviera que ir a comprar el periódico a pie. Ese no es un problema serio. ¿Iba con su coche, o su cochazo, a menos de un kilómetro a comprarlo? El problema surge para una persona que se tiene que desplazar 30 kilómetros para acudir al trabajo en un polígono industrial. 

Gente de clase trabajadora tiene que ir en coche porque no le queda más remedio. 

Macron tuvo en Francia problemas con los chalecos amarillos que en parte venían derivados de ahí. Cuando nos planteamos los temas de movilidad, hay que tener en cuenta una componente social importante que no puede evadirse. Es fundamental. Si no ofrecemos unos buenos trenes de cercanías, -y lo digo porque he leído un informe que dice que a València solo le llega al 5% de las inversiones en cercanías del Estado mientras Madrid se queda el 48%, algo escandaloso-, si no planteamos unas buenas cercanías, digo, no podemos abordar otros problemas. Si no planteamos una movilidad metropolitana a nivel de autobuses, no nos podemos plantear otros objetivos. Es complejo. Se trata de un asunto que no se puede desarrollar solo diciendo que a partir de ahora todos los coches serán híbridos y eléctricos. 

Más Madrid ha planteado hace poco en el Ayuntamiento una iniciativa para dar ayudas a las familias que no tengan coche. ¿Qué le parece esa idea? 

Pues me parece interesante. Fíjese, hay un dato sobre el que creo que en estos momentos debemos reflexionar. Cuando yo me saqué el carnet la gente se lo sacaba con poco más de 18 años. Ahora, muchos jóvenes ya no ven la necesidad de sacarse el carnet porque van en bicicleta o porque van en patinete o porque sencillamente cogen el transporte público. Estimular esa tendencia es importante, mediante bonos gratuitos de movilidad en el transporte. Me parece una buena idea porque creo que en esa dirección podríamos avanzar. Pero hay que avanzar con cautela. A las personas que recogen en los contenedores de basura para reciclaje las he visto con sus furgonetas. No hay ninguna que tenga una matrícula reciente. Son matrículas de hace 20 años y eso no podemos olvidarlo porque el día que digamos que los coches viejos ya no pueden circular habrá un problema. 

Excede con mucho de sus competencias, pero le preocupa la emergencia climática en València. Todas las ciudades van a verse afectadas, pero València es una ciudad que puede tener una afectación muy fuerte en las próximas décadas por la emergencia climática, por el nivel del mar, por las temperaturas. ¿Qué cree que puede hacer o qué cree que puede hacer en su pequeña escala? ¿Evidentemente no es la cumbre de París, pero qué puede hacer un alcalde? 

Nosotros, fíjense, nos hemos marcado un objetivo duro, muy duro, y es ser una ciudad climática neutra en emisiones para el año 2030. 

¿Todos los servicios del Ayuntamiento?

He dicho la ciudad.  Es un objetivo muy duro que nos estamos planteando a todos los niveles. Evidentemente, a nivel de ayuntamiento estamos comprando coches eléctricos, autobuses eléctricos, etc. Estamos potenciando todo lo que va en ese sentido, estamos potenciando las energías alternativas, la energía fotovoltaica, pero hay mucho camino. Es un compromiso, una misión fundamental que nos hemos planteado. Este verano hemos tenido cerca de 100 noches con temperaturas tropicales. 

Y alguna con temperaturas ecuatoriales.

Sí, alguna. Para mí, es desesperante. Me fui una semana a Asturias. Estaba lleno de valencianos.

El aumento del calor puede tener una incidencia directa en la ciudad. 

En el sector turístico. Sí, puede tener un efecto, pero no en diez años, sino en tres. 

De gente que huye hacia el norte. 

Estoy convencido de que València dentro de poco va a ser como Marrakech, o como El Cairo, con temperaturas que solo invitarán a salir antes del amanecer. En las épocas de verano va a tener una incidencia muy importante. Atención, la está teniendo ya en la agricultura. Hay una serie de cultivos que se están viendo amenazados, entre ellos el famoso viñedo español, que ya se cultiva en Canadá o en Gran Bretaña. 

O en Escandinavia. 

Claro, pero dejará de cultivarse aquí. Por otra parte, vamos a tener y estamos teniendo ya una incidencia fuerte en las costas, que es otro problema grave. Y por último, están los efectos evidentes de los incendios. Los hemos sufrido este verano de una manera clara y espero que no suframos inundaciones, porque la temperatura del mar es muy alta y favorece las condiciones de una gota fría con la evaporación, ya que tenemos casi 30 grados de temperatura del mar.

¿Después de dos mandatos al frente del Ayuntamiento, en qué ha cambiado más la ciudad? 

Hay una serie de aspectos en los que ha cambiado. Evidentemente ya hemos hablado de movilidad. Ha cambiado, yo creo que de una manera muy importante, en servicios sociales. Los servicios sociales antes estaban concebidos un poco como limosna, ahora están concebidos como un derecho. 

De la caridad al derecho. 

Para que ese derecho sea el cuarto pilar del Estado del bienestar. En servicios sociales estamos trabajando en esa dirección, aunque no hemos llegado a lo que hay que lograr, lo reconozco. No hace mucho, una compañera del equipo de gobierno me decía que le falta dinero para acabar el año en una serie de prestaciones. De todas maneras, estamos avanzando seriamente en esta dirección, poniendo más personas, más centros de servicios sociales en los distintos barrios, y lo estamos haciendo con la ayuda de la Generalitat valenciana que, hay que decirlo porque si no sería profundamente injusto, apoya mucho. La conselleria que antes llevaba Mónica Oltra y que ahora lleva Aitana Más está ayudando mucho a ese nivel. También hemos avanzado mucho en jardines y parques, así como en el hecho de ser una ciudad más receptiva, más abierta, también abierta para las personas inmigrantes. Tuvimos la llegada de un barco y acogimos a los inmigrantes rescatados. Estoy muy enfadado, por cierto, porque aún no les han dado papeles, algo que no depende de nosotros. Me refiero al Aquarius, claro. Ahora estamos ayudando mucho a todos los refugiados ucranianos. Por la Junta de Gobierno pasan gastos de más de 100.000 euros semanales. O sea que es una participación importante. Quiero insistir. Nosotros queremos ser solidarios con los que son rubios y con los que vienen de África. Nos parece muy importante. Que no solo unos tengan los papeles enseguida. 

¿Ha habido una asimetría en eso, que ha promovido esta guerra, entre inmigrantes blancos, rubios y europeos y los otros?

No solo eso, sino el hecho de que, de alguna manera, hay algunas órdenes, y eso no depende de nosotros, por las que consiguen con suma facilidad los papeles los refugiados ucranianos, lo que me parece muy bien, pero el resto tiene grandes dificultades. En el caso del Aquarius me parece fatal. Por lo tanto, sí, hay una profunda asimetría. 

¿Qué falta por hacer en la ciudad para el siguiente mandato? 

Creo que faltan cosas, muchas cosas. Empezaría por el problema de la vivienda. Cuando pienso en Viena, que tiene un porcentaje de vivienda pública... 

¿Y la vivienda pública en alquiler o en propiedad? 

En este momento pienso mucho en alquiler, propiedad del ayuntamiento, vivienda alquilada a personas. En este momento es una carencia muy importante, o sea que es un tema fundamental. Tenemos que avanzar en alimentación. Estamos trabajando ya mucho en ello, desde los colegios, para reducir los alimentos elaborados, y que haya más verdura, más producto ecológico, de proximidad. Queremos potenciar eso a todas las escalas, para las personas mayores, a todos los niveles. Estamos trabajando en eso pero no hemos llegado al final. Creo que tenemos que avanzar también en mejorar y ampliar las infraestructuras escolares, que no dependen solo de nosotros, y continuar trabajando en los temas culturales y de innovación. En innovación avanzamos bastante rápido, pero tenemos que convertirnos en un polo de innovación a nivel español importante. 

¿Y a 25 años, a largo plazo, cómo le gustaría que fuera València o qué le gustaría que fuera València? 

Una ciudad mediterránea del tamaño aproximado que tenemos. 

¿No más grande, no más pequeña?

En parte, para no que tengamos que tardar más tiempo en ir y venir. València, con sus 800.000 habitantes, tiene todo lo que tiene que tener, tiene cubiertas todas las necesidades y carece de los problemas que se dan en Madrid de pérdida de tiempo en los desplazamientos. Por supuesto, también desearía una València muy vinculada a su huerta. Creo que tiene que volver a vincularse mucho más a su huerta, que es su despensa. Y efectivamente, València ha de acabar teniendo mucha mayor potencia tecnológica y en innovación. Aspiro a una València con un nivel cultural potente. Eso es lo que me gustaría. 

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