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La València de Ribó: de emblema del PP a bastión de los valencianistas

Los líderes del equipo de Gobierno de izquierdas: María Oliver (Unides-Podem-Esquerra Unida), Sandra Gómez (PSPV) y Joan Ribó (Compromís)

Carlos Navarro Castelló

Parece que fue ayer cuando los valencianos apostaron por el cambio en las pasadas elecciones municipales. Sin embargo han pasado ya cuatro años desde aquel 24 de mayo de 2015.

Tras 24 años con Rita Barberá al frente del Ayuntamiento de València, el PP, asediado por sonados casos de corrupción (Taula, Imelsa, Emarsa, etc...) perdió la mitad de sus concejales y cayó de 20 a 10 (la mayoría absoluta son 17 escaños).

Compromís, se convirtió en la segunda fuerza más votada subiendo de tres a nueve ediles, e inició así la legislatura del cambio con el alcalde Joan Ribó al frente, y con el apoyo del PSPV (cinco ediles) y de València en Comú, ahora Unides-Podem-Esquerra Unida (tres concejales). El PP pasó a la oposición junto a Ciudadanos, que logró seis escaños.

Los resultados de la elecciones autonómicas del 28 de abril han situado a Compromís como la primera fuerza en Valencia y la encuesta del CIS indica que la coalición puede ganar el 26 de mayo con un margen muy amplio sobre el segundo grupo, que serían los socialistas. El emblema de toda una época del PP se ha convertido en un bastión de los valencianistas.

Ribó, un político en las antípodas de Barberá, que abrió las puertas del Ayuntamiento para que fuese visitable incluso su famoso balcón y que tiene a gala ir en bicicleta o a pie a su despacho cada día, puede convertirse en uno de los alcaldes del cambio más consolidados.

En materia de gestión también se ha dado un vuelco importante al modelo de ciudad existente hasta ahora, pasando de una ciudad en la que el vehículo privado era el protagonista, a iniciar un proceso de cambio de concepto que va desde el inicio de las actuaciones encaminadas a peatonalizar el centro histórico y sus plazas más importantes (Reina, Brujas, Mercado, Ayuntamiento y San Agustín), al calmado del tráfico con la implantación de carriles bici y zonas 30 en toda la ciudad.

Además, se han desbloqueado proyectos emblemáticos para la ciudad paralizados en los años del PP al frente del Ayuntamiento y la Generalitat, como el aparcamiento subterráneo de la plaza de Brujas (abandonado desde 2011), la línea 10 de tranvía que une Russafa con Natzaret (paralizada desde 2011), reactivada por la Generalitat con la colaboración del Ayuntamiento.

En materia urbanística, se ha apostado por el soterramiento de las vías de Serreria en el ámbito del PAI del Grau. Pese a que el plan inicial preveía disimular las vías con un terraplén, hecho que suscitó polémica entre los socios de Gobierno, finalmente Ribó se reunió con el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, quien se comprometió a iniciar los trámites para realizar el estudio informativo de la prolongación del túnel de la Serreria que actualmente parte en dos el futuro desarrollo urbanístico de El Grau.

Políticas sociales, movilidad y reducción de deuda

Los principales logros del nuevo Gobierno municipal se han caracterizado por avances importantes en aspectos sociales, en movilidad sostenible y en gestión económica. Además, se han desbloqueado proyectos fundamentales para la ciudad paralizados en los años del PP al frente del Ayuntamiento y la Generalitat.

En el primero de los ámbitos, la lucha contra la pobreza energética que afecta al 26,3% de los ciudadanos ha sido uno de los caballos de batalla del Ayuntamiento. Dentro de las medidas que ya se han implantado están las subvenciones para hacer frente a los recibos de agua, luz y gas, las cuales se han incrementado casi un 50%. Solo en 2018 se destinó un total de 668.302 euros en 3.431 ayudas.

Estas medidas son posibles gracias a los acuerdos de colaboración de las entidades suministradoras como son Emivasa, Iberdrola y Castellar. Así como nuevos convenios que se han alcanzado con Endesa y Naturgy.

También se ha mediado desde los servicios sociales municipales para evitar desahucios por impago de hipotecas. Así, tan solo entre el año pasado y este, se han evitado 350 lanzamientos de familias que no podían pagarlas, si bien es cierto que sigue habiendo desalojos por impago de alquileres.

La movilidad ha sido sin duda una de las principales banderas del gobierno municipal. La red de carriles bici bidereccionales ha aumentado de 123 kilómetros en diciembre de 2013 a los actuales 156 kilómetros, con el anillo ciclista que rodea el centro histórico como gran apuesta. Esta infraestructura ha incrementado un 35% su uso en un año, mientras el tráfico de automóviles por donde circula ha bajado un 2,6%.

Además, la Empresa Municipal de Transporte (EMT) ha puesto en marcha el Bono Social 'Amb tú' de la EMT que permite viajes ilimitados a personas desocupadas con rentas bajas y a sus familias por 10 euros. También el bono infantil que permite viajar gratis a menores de 11 años.

La entidad ha acometido varias remodelaciones en las líneas y está inmersa en un proceso de renovación de la flota de autobuses con la incorporación de 176 nuevos autobuses y la compra de otros 200.

También se ha avanzado en la reducción de vehículos privados en el centro histórico con la semipeatonalización del entorno de la Lonja, de las Torres de Serranos o la apertura del nuevo parking de la plaza de Brujas.

En cuanto a la gestión económica, en estos cuatro años de gobierno del tripartito la deuda ha bajado de los 964’5 millones de euros del PP en 2012, hasta los 405 millones de euros, con lo que el cálculo para finales de 2019 sitúa la previsión de deuda en 370 millones.

El plazo de pago a proveedores ha bajado de los 60 días a los 1,12 días con los que cerró el año 2018 y el Ayuntamiento ha logrado salir del Plan de Ajuste impuesto por Hacienda a los consistorios más endeudados.

La corporación ha ahorrado más de 14 millones de euros en electricidad en tres años y medio gracias a las medidas de eficiencia energética impulsadas, lo que supone un 20,1% de ahorro económico para las arcas municipales.

Por otra parte, se han logrado otra serie de hitos como la inauguración de la primera fase del Parque Central, la declaración por parte de Naciones Unidas, a través de la FAO (Oganización para la Alimentación y la Agricultura), de València como Capital Mundial de la Alimentación para el año 2017, así como la declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, un proceso que arrancó en 2011 pero que se materializó en 2016.

Retrasos en las inversiones y atasco en El Cabanyal

La otra cara de la moneda de los cuatro años de gestión del Gobierno de izquierdas la representan principalmente los retrasos en la ejecución de proyectos debido, en parte, a la falta de personal en la gran mayoría de áreas para tramitarlos a causa de la pérdida progresiva en los años de la crisis propiciada por la tasa de reposición.

Así, solo durante el año pasado se ejecutaron el 47% de las inversiones previstas y se quedaron sin asignar casi 80 millones de euros.

Un claro ejemplo de este problema es la peatonalización de la plaza de la Reina, un proyecto aprobado en el verano de 2017 cuyas obras aún no se han iniciado. Quedan pendientes también la reurbanización de las plazas del Mercado y de Ciudad de Brujas, que cuentan ya con un proyecto seleccionado, así como la definitiva peatonalización de la plaza del Ayuntamiento.

Otra de las grandes banderas con las que el nuevo Ayuntamiento se comprometió y en la que se ha quedado a medio camino ha sido con la revitalización de El Cabanyal, barrio marinero amenazado por la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez proyectada por el PP y paralizada por la ministra socialista Ángeles González-Sinde.

Pese a las expectativas creadas, el equipo de Gobierno tan solo ha podido reurbanizar varias calles y aprobar in extremis el nuevo plan urbanístico que descarta definitivamente la prolongación de la avenida a través del barrio. Sin embargo, no ha sabido dar respuesta a los graves problemas de convivencia que arrastra derivados del tráfico de drogas y de la ocupación ilegal de viviendas.

En septiembre del pasado año, el equipo de Gobierno municipal tan solo había logrado ejecutar un 1% de un plan de infraestructuras dotado con 30 millones (15 de ellos procedentes de Europa) para rehabilitar el barrio.

Otras asignaturas pendientes han sido las prometidas municipalizaciones de servicios tales como la grúa o la ORA, la ausencia de medidas efectivas para frenar la expansión de terrazas, el botellón o los apartamentos turísticos (se ha anunciado una campaña de inspecciones poco antes de finalizar el mandato), el escaso incremento del parque público de viviendas o la nula oposición (salvo Podemos) que se ha planteado al puerto de València en sus diferentes proyectos expansivos, tales como la ZAL, la ampliación norte o el traslado de la terminal de cruceros.

Perspectivas electorales: Ribó y la izquierda ganarían

El último sondeo del CIS augura un claro triunfo de Joan Ribó y una reedición del Ayuntamiento de izquierdas en la ciudad de Valencia.

El sondeo –que se realizó del 21 de marzo al 23 de abril, antes de las elecciones generales– arroja unos resultados en los que la suma de Compromís, PSPV y Unides Podem-Esquerra Unida (antes València en Comú) suma 22 concejales, lo que les asegura superar la mayoría absoluta de 17.

La alianza entre el PP, Ciudadanos y Vox sumaría 16 concejales si se contempla el número más alto de la horquilla y 13 en el caso del más bajo.

Los resultados de las pasadas elecciones autonómicas (en la Comunitat Valenciana se celebraron junto a las generales del pasado 28 de abril) en la ciudad de València arrojaron unos resultados más ajustados, pero coincidentes con la encuesta del CIS, en que Compromís se ha convertido en la primera fuerza política en la ciudad acabando con la hegemonía del PP. La coalición valencianista aglutinó el 20,8% de los votos (94.352).

El PSPV se disparó del 13,2% al 19,6% de los sufragios con 88.923 y pasa de cuarta a segunda fuerza, mientras el PP se desplomó del 25,7% de apoyo al 18,3% con la irrupción de Vox, que logró un 10,6% (48.322 votos), lo que hizo que los populares pasaran de primera a cuarta fuerza, superados por Ciudadanos.

En la línea del aumento registrado en las autonómicas, los de Albert Rivera también subieron en la ciudad de València donde pasaron del 14,4% del año 2015 al 18,9% con 85.552 votos, 2.531 más que el PP.

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