Churros o cruasán: ¿qué es más sano como desayuno?

Foto: ConsumoClaro

Jordi Sabaté

María Eugenia, socia y lectora de eldiario.es que trabaja como alto cargo en un ministerio español -nos pide que no citemos cuál-, nos comenta la siguiente situación en el texto de un correo electrónico: “me tocó desayuno de trabajo, y resulta que mi ministerio ha empezado a ofrecer churros en estos desayunos. La encargada me aseguró, cuando le pregunté, que los churros -aparte de ser una opción tradicional española- son mucho más sanos que un cruasán u otro tipo de bollería. ¿Tenía razón?”

Qué es y cómo se hace un churro

Por lo pronto, María Eugenia, nos parece importante puntualizar qué es y cómo se hace un churro. La Fundación Española de Nutrición (FEN) define el churro como “característicos de nuestros hábitos alimentarios”, y explica que “se consumen preferiblemente como desayuno y merienda, más frecuentemente durante los meses fríos de invierno”.

Respecto a su origen, explica la fundación: “unos dicen que empezaron a consumirse en Cataluña a principios del siglo XIX, otros creen que fueron los árabes quienes los trajeron a la Península Ibérica. Algunos apuntan a los pastores como los autores, derivando su nombre del ganado churro. Los pastores, que conducían los rebaños en la trashumancia y pasaban largas temporadas en el campo, estaban acostumbrados a acompañar sus comidas con pan”. Ahora bien en el campo la elaboración de la masa no suponía un problema, pero sí lo era la de la cocción de ésta., así que surgió la opción de freírla.

Es decir que ya sabemos que un producto de origen poco claro pero de factura sencilla: en esencia es una masa de harina en forma tubular que en lugar de cocerse al horno se fríe con aceite de oliva o girasol, lo que forma una capa densa exterior de costra que deja en interior como una pasta entre esponjosa y cremosa en la que, además, no penetra el aceite. Adicionalmente se puede añadir a los churros azúcar por encima, de hecho es el formato más extendido.

¿Cuál es su composición nutricional?

Los churros nos aportan por cada 100 gramos 361 kcal, siempre según la FEN. Teniendo en cuenta que cada ración son unos 90 gramos, y podemos tomar entre uno y dos, estos esto serán unas 650 kcal, lo cual no define al producto como especialmente ligero. Por otro lado, aportan 36 hidratos de carbono por cada ración, que pueden convertirse en 72 gramos por desayuno medio, esto sin contar que estén espolvoreados con azúcar

Apenas aportan cuatro gramos de proteínas y 18 gramos de lípidos, si bien mayoritariamente mono y poliinsaturados, siempre según el tipo de aceite que se use, que preferiblemente debe ser de oliva. Pero el punto tal vez más crítico de los churros es tal vez que apenas aportan un gramo de fibra por ración, lo que provoca que el índice glucémico pueda dispararse al comer un churro, dado que son mayoritariamente carbohidratos, es decir almidón, que en contacto con la saliva se convierte parcialmente en glucosa. De nuevo esto sin sumar el azúcar espolvoreado.

Es decir que los churros, sanos como desayuno o merienda no son; los nutricionistas recomiendan que se consuman cereales pero en su vertiente integral, es decir con fibra alimentaria. En este caso -existen recetas para churros integrales- sí podríamos hablar de un producto de desayuno o merienda sano, siempre que se consuma con mesura.

¿Es más sano un cruasán?

Otra cosa es que comparemos los churros con los cruasán, los cereales de desayuno o las galletas, por ejemplo. Aquí el churro gana nutricionalmente porque el cruasán contiene una mayor proporción de carbohidratos: 40 gramos del churro frente a 52 del cruasán, 69 de la galleta y 85 de algunos cereales del desayuno. Además en el caso del churro, podemos quitar la capa de azúcar superficial, pero no en los otros tres, que los llevan añadidos. 

Por último, señalar que mientras que el churro solo contiene las grasas del aceite de oliva, en los otros suelen utilizarse grasas saturadas de origen animal -mantequilla- o bien grasas vegetales ultraprocesadas como el aceite palma procesado o la facción esteárica del aceite de girasol alto en oleico, de la cual hemos hablado en el artículo Aceite de girasol alto-oleico en alimentos: ¿un nuevo fraude al consumidor?.

Ninguna de estas grasas es sana frente al aceite de fritura de oliva y girasol, siempre y cuando se hayan utilizado los métodos de fritura saludables y marcados por la ley, tal como te explicamos en nuestro artículo ¿Cuántas veces puedo freír con el mismo aceite? 

Así que comparativamente, sin ser una opción sana en rigor, los churros son claramente más sanos que un cruasán, además de ser un producto tradicionalmente español. Lo ideal es que en los desayunos ministeriales de Maria Eugenia se añadiera fruta además de los churros para que se pudieran combinar ambas cosas y lograr un desayuno nutricionalmente equilibrado, pero en líneas generales la encargada tenía razón.

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