Tengo dos perros, ¿me quieren por igual?

Foto: Jsmuns

Eva San Martín

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Mimamos a nuestros perros (y gatos). Los queremos sin tapujos. Pero nos preguntamos si esta relación amorosa es recíproca. O más bien, qué pasa, o qué cambia, cuando vivimos con dos perros distintos: si es posible que uno nos quiera más que el otro. Las dudas pueden asaltarte cuando notas, por ejemplo, que Lucas ha dejado de dormir en la cama contigo, mientras que tu otra amiga perruna, Tula, no se separa de ti ni cuando entras al baño. O cuando te preguntas si Truman te querrá tanto como Lulú, porque él nunca “te obedece” cuando lo llamas.

Hemos consultado estas cuestiones de amor perruno con la etóloga veterinaria Rosana Álvarez, experta en comportamiento perruno. Y lo primero que hace es lanzar una advertencia. “Estas preguntas pueden tener trampa, están humanizadas; corremos el riesgo de comparar los sentimientos de los perros con los que experimentamos nosotros; y no son iguales”, explica Álvarez. [En este artículo ya te contamos acerca de los riesgos, y beneficios, de humanizar a gatos y perros].

Que los perros (y los gatos) nos adoran es incuestionable: nadie duda de su sociabilidad ni de sus increíbles dotes para establecer vínculos. Si le quieres, le cuidas y le dedicas tiempo de calidad, no lo dudes; tu camarada peluda te devuelve ese amor por duplicado. Y no hace falta realizar un escáner de su actividad cerebral (como hizo este estudio) para saberlo: tu amigo perruno no lo esconde, y lo muestra sin complejos. Duerme contigo, o muy cerca de ti. Te despierta con la lengua fuera y una muy feliz sacudida de cola; se echa la siesta casi a tus pies; y lo pasa fatal cuando estás fuera.

En palabras de Carl Safina, reconocido experto en la relación entre humanos y animales, “el hecho de que los perros busquen estar siempre cerca de nosotros prueba de manera incontestable su amor”. Porque, ¿cuál es la muestra de amor más fundamental?, se pregunta el autor de 'Mentes Maravillosas' (Galaxia Gutenberg, 2017), un ensayo que indaga en la inteligencia animal. Sin duda, “el deseo de estar cerca de los seres queridos”, responde en una entrevista reciente en The New York Times. Claro: “No hay duda de que los perros quieren a sus humanos”, zanja Safina.

Amores perrunos, para todos

Pero su habilidad para comprender y comunicarse con los demás no solo la practica contigo. Si tu perrete crece con una cabra, la querrá y forjará un fuerte vínculo emocional con ella (como demuestran vídeos como este). Si crece con un gato, establecerá un vínculo emocional fuerte con el minino. Lo mismo con una zarigüeya o con otro amigo perruno (más aún, si están emparentados genéticamente). O contigo: siempre que tú respondas y te portes bien con él o ella, tu perrete te adorará y se desvivirá por ti.

Por eso, en 'El perro es amor: por qué y cómo te quiere tu perro' (Dog Is Love: Why and How Your Dog Loves You, 2019), uno de los últimos libros en sondear estos amores peludos, el psicólogo Clive Wynne ha acuñado el término “amor interespecie” para referirse a esta capacidad, en principio, sin límites de los perros para entablar afectos. De hecho, apunta Álvarez, “los perros son animales tremendamente sociales, que forman grupos y establecen relaciones afiliativas o vínculos con quienes conviven, sean otros perros, humanos u otros animales, lo que sería equiparable a lo que nosotros llamamos amor”.

En cualquier caso, constituye un error confundir “obediencia con amor”, señala la etóloga. Y, como ocurre entre humanos, tampoco hay dos amores perrunos iguales, “porque aquí también funciona la química, o lo bien que, por ejemplo, tu perro y tú os caigáis de forma natural”. Por eso, es posible que Lulú te quiera de forma algo más intensa que Truman. Pero a lo mejor Truman aprecia más a tu pareja que a ti. Esto no significa que no os quieran mucho los dos, pero sí puede ser que quieran de forma distinta.

Quiéreme mucho y muy peludo

Pero como en todos los asuntos amorosos, entre humanos, entre perros y humanos o entre zarigüeyas, hay que practicar el pico y pala. Toca trabajárselo: es muy probable que estemos dedicando más atenciones a uno que a otro, sin ser del todo conscientes. La etóloga resume las claves para ganarte el amor de Truman: dedícale tiempo de calidad; piensa en paseos, juegos divertidos, practicar algún truco nuevo (como enseñarle a buscar un juguete oloroso), sin olvidarte de darle sus chuches preferidas.

Y repítelo a diario. “Si lo haces de forma rutinaria, tu amigo estará más contento; y si tú también te lo pasas bien, tendrás un vínculo fuerte con tu perro y, sin duda, te querrá más”, anota Álvarez. Y no te enfades, ni dejes que te coman los celos: no hay dos amores perrunos iguales. Pero, ¿acaso no es eso lo que los hace tan peludamente únicos y especiales?

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