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Bonnie 'Prince' Billy: Bonnie 'Prince' Billy

Will Oldham

Javier Pulido / Javier Pulido

Madrid —

Disco de la semana: Bonnie 'Prince' Billy -Bonnie 'Prince' Billy

Bonnie 'Prince' Billy

Will Oldham, de nuevo camuflado bajo su alter ego de Bonnie 'Prince' Billy, ha sacado uno de los mejores discos de 2013, pero casi nadie se ha enterado aún. La cosa tiene disculpa: en esta ocasión lo ha tocado, grabado, lanzado e incluso distribuido a tiendas de discos él mismo. Es la primera vez desde los lejanos tiempos de Days in the wake que graba casi a pelo, con el único acompañamiento de su acústica y la voz en primer plano.

De aquel disco también recupera una visión en apariencia pesimista en torno al amor y la muerte, sólo que ahora se ha vuelto lo suficientemente ambiguo como para que no sepamos si se ha vuelto a abrir las carnes en público o si su paso por el cine ha acabado contaminando a la escritura de canciones, como reconoce en su autobiografía, y ahora imagina ardores ajenos. Apenas 30 minutos de agridulce americana deshuesada y continuas referencias al yo, en lo que parece más un monólogo musicado que un disco al uso.

Y sin embargo, no es una obra particularmente difícil de escuchar, porque la calidez y sencillez de melodías e inflexiones vocales de Oldham en canciones tan emocionantes como I heard of a source o Make it not an evil mark lima la aridez de la propuesta. “Esta es la última canción de este tipo”, musita en el cierre, Royal quiet deluxe, antes de pisar el acelerador ligeramente, y uno espera que no esté hablando de sí mismo en esta ocasión.

Canción de la semana: Mogwai -Demurdered

DemurderedMogwai vuelven a contar con la producción de Paul Savage en Rave tapes, su nuevo disco anunciado para enero. Savage ya metió mano en su debut, Young Team, pero que no cunda el pánico: los escoceses le tienen alergia al autoplagio y a la nostalgia y hace ya tiempo que se despidieron de esa adictiva fórmula compuesta por remansos de paz eléctricos a los que seguían tormentas de decibelios.

Lo que no se esperaba de ninguna de las maneras es que el primer single, Remurdered, estuviera comandado por una siniestra línea de sintetizador que recuerda muchísimo a las bandas sonoras que Goblin compuso para clásicos de Dario Argento como Suspiria, pero también a los minimalistas melodías del John Carpenter de los años 80.

No hay que olvidar que vienen de componer la banda sonora para la serie francesa de zombis (o algo así), Les Revenants, lo que quizá explica el halo macabro del tema. La habitual maraña de guitarras en estado de ebullición se queda esta vez en segundo plano, pero la buena noticia es que su capacidad para facturar sugestivos mantras sónicos se mantiene intacta.

Clásico de la semana: Lou Reed -Berlin

Berlin

Rolling Stone fue la primera revista en soltar un scoop que nos mantuvo en vilo durante insufribles minutos. La decana revista ya se había despedido prematura y literalmente de Lou en su demoledora crítica de Berlin, con la que sentenciaban su carrera antes de tiempo. La crítica, aún embrujada por el hechizo sexual y yonki de Transformer, aún le pedía brillantina e historias sórdidas del Bowery, pero Lou Reed ya estaba en otra cosa. Quería crear el disco más triste de la historia, su propia versión de Hamlet que le ayudase a enterrar un personaje público que ya le aburría. Hay discos que se convierten en canon, y Berlin –con el permiso del Nebraska de Springsteen– es la vara de medir para todos los discos depresivos que se han editado en los últimos cuarenta años.

Lou Reed aún no había puesto un pie en Berlín cuando compuso el disco, pero su formación brechtiana le llevó a situarlo como escenario de la caída a los infiernos de Jim y Caroline, protagonistas de una ambiciosa historia poblada de drogas, burdeles, depresión, suicidio y una buena dosis de existencialismo. Para incrementar la sensación de desconcierto y desamparo que transmite el disco, en Berlin no hay ni rastro de las disonancias sonoras de los tiempos de la Velvet Underground, sino lánguida belleza, emocionantes crescendos de cuerdas y vientos y un toque de cabaret, como nos avisa el melancólico tema homónimo de apertura y ese resacoso piano que pone fin a todas las fiestas del mañana.

Caroline Says I y How do you think it feels aportan los riffs guitarreros y una engañosa sensación de euforia, justo antes de que el disco se (y nos) revuelque en el lodo. Kids, con esos llantos desgarradores de niños que fueron censurados en muchos países, es directamente pornografía emocional. The Bed es una oda al suicidio camuflada bajo los mimbres de una historia de amor y abre el camino para la dolorosamente majestuosa Sad song, magistral coda orquestal que deja emocionalmente exhausto. Gracias por el paseo, Lou.

Videoclip de la semana: Washed Out -All I Know

All I Know

Bellflower (Evan Glodell, 2011) es una de las más agradables y desconocidas sorpresas del cine indie de los últimos años. Con la amenaza del fin del mundo de fondo, esta atípica cinta narra las etílicas y erráticas aventuras de dos adolescentes que se niegan a aceptar la llegada de la edad adulta y las responsabilidades. All I Know, el vídeo que Daniel Kragh-Jacobsen ha dirigido para Washed Out, parte de un punto similar, aunque también se nota la influencia del noir playero de Spring Breakers (Harmony Korine, 2012).

Esta road-movie con estética de documental sigue las andanzas de un par de amigos en, se supone, desmelenada aventura a ninguna parte. Tras algunos minutos dignos de Jackass y varias borracheras, Daniel Kragh-Jacobsen acaba por ponerse serio: el viaje está motivado en realidad por una infidelidad, y el desenlace sólo podía resultar así de crudo y violento.

Festival de la semana: Live Sessions Day

Live Sessions Day trata de escapar del concepto de macrofestival con pantagruélicos escenarios. Aquí prima la conexión directa entre el público y las bandas y la cultura de club. Durante cinco días, 70 artistas nacionales tocarán en diez espacios de Lleida. Encabezan el cartel, junto a Iván Ferreiro y Maika Makowski, Standstill que presentarán Cénit, el espectáculo que han creado para llevar las canciones de Dentro de la luz a los escenarios.

Pero como la intención del festival es reivindicar a talentos emergentes, recomendamos a algunas bandas algo más desconocidas del cartel como El último vecino, que acaban de publicar un disco de debut que volverá locos a los fans de New Order, The Field Mice o Décima Víctima. L'hereu Escampa, mucho más que los Japandroids de Cataluña, también han publicado un debut fantástico que deberán defender sobre las tablas. Los fans de la electrónica aliñada con drones tampoco deberían perderse los conciertos de Edredón, con el segundo disco calentito, y The suicide of the western culture. Puedes consultar el cartel al completo y los precios aquí.

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