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Ermonela Jaho: El coronavirus está mostrando la vulnerabilidad del artista

Foto cedida de Ermonela Jaho.

EFE

Madrid —

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La soprano albanesa Ermonela Jaho, una de las mejores intérpretes de “La Traviata” del mundo, tenía que estrenar el día 18 en el Real “Iris”, pero la pandemia la mantiene confinada en Nueva York: “el coronavirus ha mostrado la gran vulnerabilidad de todos, en especial de los artistas”, dice en una entrevista con Efe.

La albanesa (1979), que ha cantado “La Traviata” cerca de 300 veces, fue aclamada en ese teatro en 2015 cuando se puso en la piel de Violeta, una producción que el Real ha decidido ofrecer gratuitamente hoy y mañana -además de “Madama Butterfly”- en su plataforma MyOperaPlayer, un guiño a lo que debería suceder en su escenario si no fuera por la pandemia.

Este sábado, el coliseo madrileño habría estrenado el montaje que firma Willy Decker de la que es la ópera más representada en el mundo, con Nadine Sierra y Lisette Oropesa alternándose en el papel principal.

La producción habría estado en escena hasta el 24 de mayo para regresar el 7 de julio, ahora con Ekaterina Bakanova y Lana Kos turnándose como Violeta.

“Creo que será un poco difícil poder hacer 'La Traviata' en julio porque cada día es una sorpresa con noticias distintas sobre ese enemigo invisible contra el que luchamos. Mi deseo profundo es que pueda hacerse porque tenemos necesidad de música, de arte, y esta ópera transmite tantos sentimientos humanos, sobre todo el de la necesidad de ser amados”, señala.

En cualquier caso, precisa, a diferencia de la producción que ella protagonizó en 2015, con dirección escénica de David McVicar, la de Decker es “minimalista”, “muy sencilla de movimientos, casi moderna”, y por eso cree que si todo marcha bien los cantantes y los músicos no necesitarían más que “unos diez días” de ensayos para ponerla en pie.

Una posibilidad, especula, es que se hicieran test a todos los cantantes, la orquesta y los técnicos para garantizar que no tienen la enfermedad y que el público se sitúe “a una cierta distancia”.

“Está muy bien lo del streaming y las emisiones virtuales pero los artistas necesitamos al público presente, aunque sea poco. Sin esa energía es muy difícil hacerlo”, recalca.

A pesar del miedo a lo que ocurre, Jaho, que abandonó con 18 años Albania para cumplir su sueño de cantar, es optimista y cree que si hay “una mínima posibilidad” de que se abra el confinamiento podrá verse “La Traviata” porque el elenco que ha elegido el intendente del Real, Joan Matabosch, es “excelente, muy conocedor del título y de una gran profesionalidad”.

“Todos conocemos sus arias y en esta producción no hay tanta necesidad de estar unos encima de otros... La energía que tiene hace que funcione en menos tiempo. Ruego que pueda hacerse porque la gente tiene mucha necesidad de ella. El alma tiene hambre de belleza en este tiempo tan difícil. Es bonito compartir los sentimientos”, asegura Jaho, para quien “La Traviata” supuso el comienzo de su carrera.

“Fue la primera ópera que vi y pensé que me moriría si no conseguía cantarla alguna vez”, rememora.

También “soñaba” con cantar “Iris”, de Mascagni, y lo iba a hacer en versión concierto entre el 18 y el 22 de mayo en Madrid: “tantos sacrificios, tantos estudios, tantos ensayos y 'a la fine, niente'. Iris nos muestra su alma y la COVID muestra, especialmente, la fragilidad de los artistas”.

“'Tutto andra bene' pero ¿y si no sale bien? Lo que nunca pensaste que iba a suceder, está pasando”, advierte la soprano, que se reconoce “una privilegiada” frente a muchos de sus compañeros, porque, a diferencia de ellos, ella se puede permitir “estar unos meses en casa sin trabajar”.

Asegura que una parte de su corazón está en Madrid porque desde la primera vez que cantó allí sintió una conexión única con el publico, “amor verdadero”.

“El publico se da cuenta cuando eres verdadera en el escenario y te lo devuelven dándote su amor. Volveré siempre a Madrid porque allí estoy en mi casa”, afirma.

En Nueva York, donde vive confinada desde marzo, la situación es “muy difícil” porque todo se ha hecho “con mucho retardo”: “yo tengo suerte porque tengo espacio pero mucha gente vive una situación muy difícil”.

Llora “casi por cualquier cosa” pero se emociona mucho al recordar cómo recibió la noticia en marzo de que no podría hacer su debut en Marsella en “Adriana Lecouveur”, de Francesco Cilea: “después de tanto estudio, con todo vendido, cuando nos dijeron que había que suspender porque la situación por el coronavirus era muy mala se me caían las lágrimas de pensar en lo que nos esperaba”.

Cuando los escenarios se reabran, ella volverá a pisar la escena como siempre lo ha hecho, es decir, “como si fuera la primera y la última vez” en su vida, pero en esta ocasión atravesada por el dolor y la emoción de saber que habremos “salido de esta mejores y más fuertes”.

Concha Barrigós

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