“El trap es denunciar la ruina sin pelos en la lengua”
Jalid Rodríguez no es inmortal. Pero Khaled sí, el nombre que utiliza sobre el escenario y que en árabe significa precisamente eso, eterno. Nació en el granadino barrio del Albaicín hace 27 años y ya forma parte de la historia. No de esa Historia que se estudia en bibliotecas y universidades, sino de la otra, de la que se encuentra en la calle: junto a Yung Beef y Kaydy Cain formó en 2013 PXXR GVNG, el grupo que trajo el trap a nuestro país y alumbró a toda una prolífica hornada de músicos que vendrían detrás.
El pasado febrero, PXXR GVNG anunció que desaparecía para convertirse en Los Santos. Khaled compagina el grupo con su carrera en solitario: ya lleva tres mixtapes (El Patrón, Pureza y Lamento Boliviano) y cada vez le rodea más hype. A veces canta en castellano, otras lo hace en árabe. “Soy español, pero nunca me he sentido español”, dice sin tapujos casi al final de la entrevista.
Él no es un trapero. Su música se acerca más al rap que al otro género y en sus letras, la desolación ante el futuro, la angustia vital, el arrepentimiento, la pena, el “quejío” y alguna que otra influencia flamenca de Camarón o El Torta. El primero quizá habría estado orgulloso: La leyenda del tiempo, probablemente uno de los pocos discos indispensables de la música, contenía mezcla. Mucha mezcla. Y por eso Camarón sabía que el LP tardaría en ser aceptado por la crítica. Khaled también se anticipa a lo que viene, pero a su manera: “La mezcla de razas, de la cultura, eso es el futuro”. Actúa en Madrid el próximo viernes en Naves de Matadero.
¿Cómo empieza en el mundo de la música?
Empecé en Granada con un grupo que era Kefta Boyz. Lo formábamos los chavales del barrio, con unos 14 o 15 años. A raíz de ahí, 'p'alante' en el tema de la música. Era más un grupo de rap porque en esa época el trap no estaba todavía muy formado. No se sabía tanto. Había trap ya, pero era algo desconocido.
Nosotros hacíamos rap lento, muy mal montado y mal mezclado. Por aquel entonces tampoco teníamos un estudio para nosotros, así que grabábamos donde podíamos y donde pillábamos. Con el tiempo al final, con calma, sí que funcionó. Las canciones primero las subíamos al SoundCloud, que estaba ahí antes que YouTube.
Ahora cualquier artista puede subir su trabajo a YouTube, a diferencia de hace unos años. ¿Cómo ha cambiado la forma de distribuir música con este tipo de plataformas?
Hace 10 o 15 años, para nosotros por lo menos era bastante mas difícil si queríamos sonar, por decirlo de alguna manera. Antes, no te ayudaban ni te fichaba una discográfica. Era muy difícil sonar por ahí. Ahora con YouTube te puedes dar a conocer más fácilmente sin que nadie tenga que poner dinero, sin que tengas que sonar en la radio.
¿Qué escuchaba durante su etapa en los Kefta Boyz, en aquellos tiempos de SoundCloud?
Rap de Francia como Mafia K'1 Free. También Bubba Sparxxx y rap de EEUU: Wu-Tang Clan, Non Phixion, etcétera.
Nos plantamos en los años 2000. El boom del rap y la edad dorada del género. ¿Cómo vivió su grupo este éxtasis colectivo?
Supongo que bien. Tampoco hemos sido de seguir mucho el rap español, la verdad. Hemos estado siempre un poquillo más al margen de lo que es el rap y los cantantes que ha habido en España. Tampoco nunca nos ayudaron mucho ni 'nos echaron mucha vuelta' [no se preocuparon], así que ya está.
Aproximadamente en 2010, la escena de rap en España queda vacía. Entonces aparece el grupo PXXR GVNG con un nuevo sonido: el trap. ¿Cómo llegan hasta él?
Teníamos lo de Kefta Boyz y conocimos a Steve Lean por las redes. Nos gustaba el trap, pero no contábamos con buenas bases. Las cogíamos de Internet y no teníamos ni productor. Le conocimos a él y nos pasó unos beats. Nos moló bastante lo que hacía el chaval, así que nos vinimos a Barcelona, nos juntamos con él, nos pillamos una 'casilla' en El Carmel y empezamos a trabajar haciendo trap.
Al año de estar aquí conocimos al Bani, que nos llevó de conciertos por la ciudad. Entonces ya nos juntamos y decidimos hacer PXXR GVNG, que era más trap que otra cosa.
Recientemente, PXXR GVNG ha cambiado su nombre a Los Santos. ¿Por qué?ha cambiado su nombre a Los Santos
Nosotros somos así, hemos tenido 1.000 nombres. Empezamos siendo Kefta Boyz, luego también tenemos La mafia del amor por otro lado, que es de reggaeton... También por temas relacionados con Steve, que no podía estar al 100% con nosotros, no daba a basto. Sacamos temas todos los días y tenemos un trabajo que no veas. No podía estar al pie del cañón con nosotros.
Ha sido algo sin malos rollos. Estamos todos los días con él, seguimos trabajando juntos, pero ya sin la responsabilidad de estar dentro del grupo y producir. Y también por marketing, por cambiar la cosa. Nos aburrimos si nos quedamos así. También para que la gente se quede más loca, que diga: “¿Qué ha pasado?”, que se informe y siga todos nuestros movimientos.
PXXR GVNG ya está en la historia musical de este país.
Por eso. Con PXXR GVNG ya no tenemos nada más que ofrecer. PXXR GVNG ya ha aparcado la historia. Ahora somos Los Santos, la gente nos reza, ¿sabes? [Ríe].
El rapero Toteking explicaba a este periódico que Yung Beef, de PXXR GVNG, era un verdadero poeta, alguien “desgarrador”. ¿Qué es más puro, el trap o el rap?explicaba a este periódico
Reales y puros son los dos. Simplemente, el trap es algo concreto. Con el trap solo puedes reivindicar una cosa, solo hay un tema. Si tu haces rap, a lo mejor puedes cantar de muchos temas y puedes ser real a tu manera porque puedes cantar de tu vida, de historias que te han pasado, te puedes quejar... Pero con el trap no es así. El trap es una idea clara de lo que hay, que es la ruina, la calle. Se puede interpretar de muchas maneras también. El trap es decir lo que hay en la calle. Es denunciar la ruina, todo lo malo que hay en el barrio sin pelos en la lengua.
¿Sería algo así como el vómito de toda una generación?
Claro. Es eso. Ahora hay cantantes diciendo: “Voy a hacer un disco de trap” o “este tema lo voy a hacer a modo trap” y no entienden lo que es. Que me parece muy bien, pero tú te vas a un concierto de su trap y no ves que sea un concierto de trap, ya solo por la gente que va, por la idea que ellos cogen.
El trap es el trap y no hay más que hablar. Y hay gente que quiere hacer trap y no puede hacer trap. Al fin y al cabo no es solo música. Tú puedes conocer los ritmos, puedes saber como hacerlo... pero si tú no eres trap, no puedes hacer ese tipo de música. No puedes elegir.
Si tú cantas reggaeton u otro género que no tenga nada que ver con trap, tu vida personal me da igual. No me voy a meter para nada. Pero si me dices: “Oye, mira, hago trap”, primero me fijo en tu vida personal o en lo que has vivido antes que escuchar tu música. Es como un hándicap, es un requisito que tiene que existir.
¿Cree que el trap es un género con fecha de caducidad?
No creo que tenga fecha de muerte. El trap va a seguir. Hasta que no seamos todos ricos... [Ríe]. Hasta que el mundo no vaya bien y no haya problemas en los barrios, no haya miseria y ese tipo de cosas, creo que el trap seguirá existiendo. Si de repente cambia esto y todos vivimos bien y todo el mundo tiene trabajo y no existen ese tipo de cosas, pues se acabará el trap. Es así, es matemática.
En su música podemos encontrar influencias árabes y españolas. Mucho orgullo de clase, la certeza de no olvidar de dónde viene, pero también pena y arrepentimiento. ¿Cómo es ese proceso creativo?
Mi padre es de Huelva y mi madre es de Tánger (Marruecos). Siempre que me hago un tema intento poner unas palabras o un estribillo en árabe y así recordar. También tengo mucha gente que me escucha que son árabes o mestizos. También por mantenerlos a ellos en la causa. La mezcla de razas, la cultura, eso es el futuro.
Sin embargo, sus letras apenas incluyen referencias políticas. ¿Le interesa este aspecto de la sociedad?
La verdad, poco. Siempre estoy al tanto de lo que pasa pero no es algo que me interese ni tampoco de lo que sepa mucho. Me intento mantener un poco al margen y más yo, que soy español pero nunca me he sentido español. Soy de Granada, estoy 'sembrao' y todo lo que tú quieras, pero mi facha es de marroquí. Igual que cuando voy a Marruecos soy “el español” para ellos. Nunca me he sentido con una patria, así que tampoco me ha interesado luego lo que podía pasar en mi país a nivel político, ya fuera España o Marruecos.