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En busca de los migrantes que no lograron vacunarse cuando les tocaba

Un hombre bangladesí se vacuna en uno de los centros de salud comunitarios de Madrid.

Gabriela Sánchez

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Una mañana cualquiera en la pequeña y destartalada sede de la Asociación Valiente Bangla, en el barrio madrileño de Lavapiés, decenas de personas se asoman y preguntan por Elahi. Unos piden consejos sobre sus trámites de empadronamiento, otros preguntan por clases de español o piden apoyo en su proceso de regularización. Pero, desde hace unos meses, por aquí también llegan decenas de vecinos en busca de una vacuna. 

Después de haber ayudado a inmunizar a casi 1.400 personas -según sus cifras-, se ha corrido la voz. A media mañana de este martes ya eran once las personas que pasaron por el local de la Calle Provisiones para preguntar por la manera en la que poder conseguir la dosis que deberían haber recibido hace meses. 

Son quienes se toparon con la negativa de sus centros de salud y creyeron no tener derecho; aquellos que no sabían cómo conseguir una cita de manera electrónica o carecen de acceso a internet; o esas otras que aún temen acercarse a un hospital por no tener papeles.

“Los obstáculos para las personas sin tarjeta sanitaria siguen produciéndose, pero algunas comunidades han establecido puntos de vacunación sin tarjeta sanitaria y han flexibilizado los requisitos administrativos exigidos para permitir el acceso”, dice Pedro Campuzano, técnico de proyectos de Médicos del Mundo. Para asegurar la vacunación de la población migrante en situación de vulnerabilidad, sin embargo, hacen falta más medidas que acabar con las trabas burocráticas, según las guías elaboradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. 

En España, no existe un plan coordinado a nivel nacional, aunque sí se han desarrollado algunas iniciativas concretas a nivel autonómico o municipal, apuntan desde Médicos del Mundo. Una de las recomendaciones internacionales pasa por contar con la participación de las propias comunidades migrantes en la elaboración de los planes de vacunación que buscan llegar a ellas, como puede ser el contacto con líderes comunitarios. 

Sentado en la parte trasera del local, Mohammad Fazle Elahi muestra la pantalla de su móvil. Los chats de su Whatsapp parecen ahora un gestor de citas de vacunación: “Hola. Necesito ayuda para vacunarme, pero no tengo tarjeta sanitaria. Me han dicho que tú consigues citas”, le escribe un hombre bangladesí. “Buenos días. ¿Usted sabe cómo puedo vacunarse sin cita? Me han comentado que le escriba”, le dice una mujer latinoamericana“. El presidente de Valiente Bangla responde rápido y les da la solución. 

Hasta hace unas semanas, Elahi conseguiría una cita en uno de los centros municipales que el Ayuntamiento de Madrid ha destinado, en colaboración con la Comunidad, para vacunar a personas vulnerables. Ahora es aún más fácil. Solo envía a los pacientes una serie de direcciones y les indica el horario en el que deben acercarse. Varios centros municipales de salud comunitaria están abiertos en Madrid para personas vulnerables sin necesidad de cita previa. 

Cómo llegar a ellos

Después de enfrentarse con numerosos obstáculos burocráticos para inmunizarse, ahora son las instituciones las que intentan encontrarles a través de diferentes iniciativas. La Comunidad de Madrid en coordinación con el Ayuntamiento de la capital han abierto varios centros de salud municipales para vacunar a colectivos vulnerables sin cita previa. La campaña es publicitada a través de carteles informativos, escritos en distintos idiomas: “Si vives en la Comunidad de Madrid y tienes alguna dificultad para vacunarte, acude alguno de estos centros sin cita previa”, sostienen los letreros. 

El reto es conseguir que estos carteles lleguen a la mayor cantidad de gente mientras dure la campaña. Para ello, el Ayuntamiento de Madrid ha acudido a la intermediación de líderes comunitarios, como recomienda la Organización Mundial de la Salud en su guía de acceso de población migrante a la vacunación. Son esos referentes a los que sus vecinos escuchan. Esos de los que la gente se fía. Esos como Elahi, el presidente de la Asociación Valiente Bangla. 

Es una persona clave para las personas en situación irregular o en situación vulnerable de Lavapiés. Y el Ayuntamiento de Madrid lo sabe. 

Por eso Elahi entra como Pedro por su casa por el Centro Municipal de Salud comunitaria (CMSc) Centro - Moncloa Aravaca. Acompaña a una familia de bangladesíes que no habían podido vacunarse por haber pasado unos meses en su país. La enfermera Concha Morales y el doctor Mario Nacarino-Brabo saludan al líder comunitario como uno más de su equipo. 

“A la hora de esta vacunación, Elahi nos ha facilitado listados interminables, no solo de migrantes bangladesíes, sino también latinoamericanos o subsaharianos”, dice Nacarino-Brabo. Tan largas eran esas listas que, en ocasiones, superaban el número de dosis disponibles: “Yo siempre añadía algunos más, por si fallaba alguien, no quería que se desperdiciase ni una vacuna”, añade el presidente de Valiente Bangla entre risas. Lo consiguió: “Podemos presumir de que no hemos tirado ni una dosis”, apunta el doctor. 

“Un día, en mayo, estaba en un locutorio y me di cuenta de que había algunos vecinos que pagaban 10 euros para conseguir una cita. Eso no podía ser, así que empezamos a preguntar a la gente del barrio y conocidos si se habían vacunado. Así empezó todo... y ya llevamos 1.400 vacunados”, relata el fundador de la organización.

En la puerta del centro de salud, el presidente de Valiente Bangla se encuentra con una cara conocida. Es Isdan, un hombre bangladesí de 39 años. Cuando empezó la vacunación para su tramo de edad en la Comunidad de Madrid, preguntó en su centro de salud si podía vacunarse sin papeles, pero no consiguió su cita, aunque no sabe explicar del todo la razón (aunque no tenga papeles, debería tener acceso a la sanidad en base a la normativa).

En mayo, encontró una oportunidad para trabajar en el campo en Valencia, donde ha pasado los últimos cuatro meses. Allí tampoco sabía cómo lograr su inmunización. “Primero pensé que era imposible vacunarme al no tener papeles, pero ahora ha sido muy fácil”, dice el hombre, quien vive desde hace cuatro años y medio en España y aún no ha logrado regularizarse. 

Un día después de preguntar a Elahi en el local de la asociación, Isdan ya ha salido del centro de salud municipal con un apósito en su brazo derecho. Ha recibido una única dosis de Janssen, la vacuna escogida en la Comunidad de Madrid para vacunar a colectivos considerados vulnerables.

Según explica un comunicado del Ayuntamiento de Madrid, Madrid Salud inició el 19 de mayo una proceso de vacunación de las personas acogidas en situación de emergencia social y en la red municipal de personas sin hogar residentes en albergues, en pisos y centros de acogida, en pensiones, en situación de calle o atendidos por ONG u órdenes religiosas. Madrid Salud busca “captar y promover” la vacunación de colectivos al llegar a sus barrios y tejido asociativo“. El Consistorio sostiene que este sistemaha permitido llegar a personas que por sus características o condiciones (falta de documentación, desconocimiento del idioma, precariedad personal, sinhogarismo y falta de red de apoyo social y familiar) no hubieran accedido a la vacunación)“. Desde el 19 de mayo hasta inicio de mes, esta campaña ha inmunizado a 8.000 personas, según sus cifras.

Las guías publicadas por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades sostienen que las barreras a las que se enfrenta la población migrante para acceder a la vacunación pueden variar desde las ligadas a los propios trámites exigidos (como el tipo de documento acreditativo), como la necesidad de interpretación y mediadores culturales; o las dificultades geográficas y de transporte“. Los migrantes también pueden encontrarse con obstáculos ligados al ”aislamiento social, la falta de apoyo, la discriminación y la estigmatización“. 

El jornalero que convence a su barrio para que se vacune

Para sortear parte de esas barreras, la Junta de Andalucía, a través de Médicos del Mundo, se ha apoyado en Khalifs Toure. El voluntario de la ONG y presidente de la Asociación de Inmigrantes Senegaleses de Níjar es toda una referencia en el barrio de El Viso (Níjar, Almería), localidad con un alto porcentaje de población extranjera.

“Era importante que la gente supiese que se iba a hacer una campaña de vacunación en la localidad. Así que empecé a informar a la gente. La gente me conoce y corre la voz muy rápido”, detalla el líder comunitario a elDiario.es en los escasos minutos que logra sacar libres durante una larga jornada de trabajo en el campo almeriense.

En verano, Toure montó una reunión en el barrio para responder a todas las dudas que sus vecinos guardaban sobre la vacunación. “Al vivir en zonas alejadas, no les llega mucha información. Al principio, la gente tenía miedo. Pero, con información, la gente estaba motivada. Yo les expliqué que iba a ser el primero en vacunarme y así, poco a poco, se deciden a hacerlo”.

La información confusa

En un pueblo de Pontevedra, Alba (nombre ficticio) no sabía cómo vacunarse. La mujer, de nacionalidad hondureña y en situación irregular, trabaja como interna en Galicia de forma temporal. Creía que no tenía derecho a inmunizarse en esta comunidad pues no está empadronada allí, sino en un pueblo de Castilla y León.

La persona para la que trabaja preguntó hace meses sobre su caso en el centro de salud, explica, pero le pedían un documento que acreditase su residencia en la comunidad. En el teléfono de información difundido por la Xunta para personas sin tarjeta sanitaria, tampoco les daban la solución, por lo que decidieron esperar.

A mediados de septiembre, volvieron a intentarlo. Las trabas ya no existen. Presentar un documento identificativo es ahora suficiente para obtener una cita, les explican, antes de citarla para esa misma semana.

Iria Gippini, portavoz de Médicos del Mundo en Galicia, identifica la razón del cambio en la respuesta obtenida por Alba. “Aunque la Xunta había habilitado una vía para que la población sin tarjeta sanitaria que de forma proactiva solicitase la vacunación pudiese hacerlo, no funcionaba. Había muchas trabas burocráticas. Cada caso nos costaba mucho tiempo, muchas llamadas y correos electrónicos”, reconoce la trabajadora de la organización. 

Tras una campaña de incidencia de Médicos del Mundo y otras organizaciones, la Xunta de Galicia escuchó sus denuncias. Varias organizaciones han impulsado ahora puntos de vacunación para población vulnerable, en coordinación con el Sistema de Salud Público en Galicia (Sergas). “Más allá de estas iniciativas, notamos que ahora mismo todo el sistema de vacunación de Galicia está abierto y muy receptivo a estas situaciones”, añade. 

Para contactar con aquella población sin tarjeta sanitaria que en algún momento no pudo vacunarse debido a las trabas iniciales, las asociaciones de inmigrantes son, de nuevo, actores clave en el proceso.

En Galicia, una de las comunidades de migrantes más destacada es la venezolana. Por ello, cuando conoció los nuevos puntos de vacunación habilitados por Médicos del Mundo para personas vulnerables, Ana María Fernández, portavoz de la Asociación Venezolanos del Delta, se movilizó. Sus miembros impulsaron una campaña en redes sociales y llamaron a todos los asociados que habían trasladado sus problemas para recibir su dosis. “La respuesta fue impresionante. Había mucha gente que estaba desesperada porque no conseguía vacunarse”, dice. 

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